Cortoplacismo y cortoplacista, derivados de la locución a corto plazo, son términos adecuados en español, tal como indica la Nueva gramática de la lengua española, por lo que se escriben en redonda, sin cursiva ni ningún otro resalte.
Según recuerda la Fundación del Español Urgente (Fundéu), cortoplacismo alude al ‘hábito o práctica de actuar a corto plazo’ («En todas partes el cortoplacismo —pan para hoy, hambre para mañana— es intrínsecamente perverso») y cortoplacista hace referencia a lo ‘perteneciente o relativo al corto plazo’ (uso adjetival), así como a aquel o aquello partidario del cortoplacismo (uso como sustantivo).
Cortoplacista también se emplea como adjetivo en frases como «La construcción de los planes de desarrollo exigidos por la Constitución se inspiró en una visión cortoplacista» o «Si el análisis se realiza desde una perspectiva cortoplacista, el ahorro fue palpable», y como sustantivo en «El banco encabeza la lista de los cortoplacistas» o «El futuro no existe para el cortoplacista, solo el presente».