Un transexual, recuerda Fundéu a proposito de Conchita Wurst, ganadora del último Festival de Eurovisión, es una persona que se siente del sexo opuesto a aquel con el que ha nacido, mientras que un travesti es alguien que se viste con ropas del sexo contrario.
En las noticias sobre Conchita Wurst se han empleado con frecuencia indistintamente esos dos términos, cuyos significados conviene no confundir.
El Diccionario del estudiante, de la Real Academia Española, define transexual como una ‘persona que se siente del sexo opuesto, viste y se comporta en consecuencia y aspira a adquirir o ha adquirido los caracteres físicos correspondientes mediante tratamiento hormonal o intervención quirúrgica’.
Un travesti, de acuerdo con el mismo diccionario, es una ‘persona que, por inclinación natural o como parte de un espectáculo, se viste con ropas del sexo contrario’. El Diccionario del sexo y el erotismo, de Félix Rodríguez, precisa que se trata generalmente de hombres que se disfrazan y adoptan los ademanes del sexo contrario.
Ese mismo diccionario define transformista como el artista ‘que cambia de atuendo y adopta ademanes del sexo contrario en un espectáculo’ de modo que ‘se transforma’ en otra persona: ‘en un personaje al que imita o bien en otro de creación propia’.
El Diccionario panhispánico de dudas señala que son válidas tanto la forma aguda travestí, acorde con la pronunciación original en francés, como la llana travesti, que es la mayoritaria actualmente, y señala que, aunque menos, también se usa el término travestido. Añade que, aunque se emplea generalmente referida a hombres, es común en cuanto al género (un/una travesti).
La palabra transexual es, desde el punto de vista lingüístico, común en cuanto al género (el/la transexual). Las organizaciones defensoras de ese colectivo consideran que lo adecuado es referirse a los transexuales con el género correspondiente al sexo con el que se identifican. Así, para referirse a una persona nacida con sexo biológico masculino, pero que se siente mujer (haya pasado o no por un proceso de reasignación de género), lo apropiado es emplear el femenino, y viceversa.
Ese criterio es el que establece un documento de consejos sobre disforia de género que recomienda la Federación de Asociaciones de la Prensa de España.
Como siempre, un aporte valioso a considerar para escribir bien, y ojalá sin connotaciones indeseadas, asunto que me interesa. En Chile desde las organizaciones defensoras o representativas al efecto, e oído el término «transgénero», pero en verdad no lo entiendo y felizmente hasta ahora no me ha correspondido aplicarlo.