Caminamos por la Cité de la Musique en París, mi guía es nada menos que el joven compositor Esteban Benzecry, quien me muestra la Philarmonic de París, diseñada por el arquitecto Jean Nouvel, con una excelente acústica y 2400 plazas, los pabellones entre jardines y el Conservatorio. Benzecry vive a pocas cuadras de este gran centro artístico internacional, donde se reúne la cumbre musical, se gestan las vanguardias y llegan las mejores orquestas y solistas del mundo.
Aunque Benzecry nació en Lisboa, de familia Argentina, se crió en Buenos Aires y actualmente vive en París, y su música es expresión de lo mejor de las dos culturas: la latinoamericana y la europea.
Su obra tiene una paleta musical amplia y diversa, desde las composiciones orquestales hasta las piezas para solistas. Entre ellas se destacan las obras sinfónicas “El Compendio de la vida” Sinfonia No.1-1993; Sinfonia No.2 en dos movimientos-1996, “Inti Raymi” “La Fiesta del sol de los Incas”- 2001, “Colores de la Cruz del Sur”-2002, “Rituales Amerindios”-2008, “De otros cielos, otros mares..” para coro y orquesta,-2011.
Igualmente relevantes son sus composiciones para ensambles: “La Lumiere de Pacha Camac, para 8 violonchelos- 2000, “Huenu Leufu” (Rio de Cielo) para 8 instrumentos-2006 y “Pillan Quitral-El fuego sagrado” para 15 instrumentos-2006, entre las mas conocidas.
Sus obras han participado en varios festivales musicales internacionales, han sido interpretadas por grandes orquestas y solistas de Europa y América como: Royal Concertgebouw Orchestra, Los Angeles Philarmonic, Sydney Symphony Orchestra, Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, Orchestra National de France, Carnegie Hall de New York, Orquesta Sinfónica de Argentina, Orquesta Filarmónica de Bogotá, Camerata Bariloche, London’s Schubert Chamber Orchestra, por sólo mencionar algunas de estas instituciones que encargan y difunden su obra.
Ha obtenido numerosos premios y distinciones en su ascendente carrera musical: La Asociación de Críticos Musicales de la Argentina lo destacó como “Joven revelación” en 1992; la Académie de Beaux-Arts de l’Institute de France le ha otorgado varios premios: el Premio Delmas (1992), Premio Tronchet (2002), Premio Goerges Wildenstein (2006). En el 2008 recibe el importante premio-beca John Simon Guggenheim Memorial Foundation de New York.
Conversamos durante nuestro paseo por la Cité de la Musique de París y en su estudio de la Porte de Pantin, donde escribe, durante las noches, sus composiciones.
Esteban Benzecry: Yo pertenezco a una familia de músicos. Mi padre, es director de orquesta, Mario Benzecry, reconocido en Argentina y Latinoamérica, Viví siempre en contacto con el ambiente musical y estudié piano aunque yo estaba más interesado en las artes plásticas. Impulsado por una famosa pintora, Raquel Forner, estudié Bellas Artes en la Escuela Prilidiano Pueyrredón, en Buenos Aires. Paralelamente iba al teatro Lavarden donde seguía talleres de teatro, pintura y música. A los 15 años tocaba la guitarra y quería escribir la música que improvisaba, mi profesora me alentó a que estudiara composición, junto a mis estudios de Artes plásticas.
Adriana Bianco: Tu mundo era el arte y en el arte todas las disciplinas se enlazan y se complementan.
EB: Es verdad. En el año 90 sucedió algo importante, yo estaba en contacto con Alberto Lysy. Lysy era director de la Académie Internationale de Musique Yehudi Menuhin, y anualmente iba a Argentina a organizar ciclos de música de cámara y apoyaba a becarios instrumentalistas, me dijo que compusiera algo y si le gustaba, lo interpretaría. Mi sorpresa fue que cuando leyó la obra para violín le gustó mucho y la incluyó en un programa del teatro Colón de Buenos Aires.
AB: Ese fue tu debut oficial como compositor, de la mano de Lysy y en el famoso teatro Colón de Argentina.
EB: La obra fue muy bien recibida por el público y la crítica. Éso me definió y me dediqué de entero a la música y empezaron a surgir proyectos y encargos.
AB: Tu lenguaje, tu manera de expresarte era más musical que plástica, aunque hay una fuerte influencia pictórica en tus composiciones.
EB: Mi música, es cierto, es muy visual, en ella aparece la influencia de la pintura.
AB: También reconozco que hay una fuerte referencia a la temática americana, mitos, leyendas, cosmogonía prehispánica y folclore.
EB: Mi pretensión no es hacer musicología. Tomo como fuente de inspiración ciertas raíces del folclore, de la mitología latinoamericana pero trato de elaborar una expresión personal, busco una fusión entre la tradición musical y la música orquestal contemporánea europea. Podría definir mi música dentro de un folclore imaginario.
AB: Un folclore mágico que se entronca con los grandes maestros y compositores latinoamericanos como Ginastera, Revueltas, Chávez, Villalobos…
EB: Exacto. Con esos autores tengo en común las mismas raíces culturales pero como soy un compositor actual, mi estética es diferente.
AB: Como compositor de la contemporaneidad estarías dentro de las vanguardias musicales ….
EB: Soy muy intuitivo y me cuesta definir lo que hago, ésa es tarea de los musicólogos o historiadores de la música. Empecé a componer para orquesta antes de haber estudiado orquestación. Pienso que en mi infancia y adolescencia absorbí el mundo musical de mi padre como algo natural. Veía las partituras, oía hablar de música y escuchaba música, ese mundo me envolvía y me gustaba. Descubrí de una manera natural e intuitiva, mi vocación de compositor.
AB: Por qué te mudas a vivir a París?
EB: En el año 1995, Alberto Lysy me invita como compositor residente a la Academia Menuhin de Suiza, durante un verano. La Camerata Lysy interpretó varias obras mías en Suiza y en Europa. Yo quedé fascinado con el movimiento musical europeo y quise volver. Al año siguiente, el Mozarteum argentino me invita a su atelier en la Cité de las Artes y aproveché para visitar Conservatorios y profesores. Conocí a Jacques Charpentier del Conservatorio Nacional de París, y me propone estudiar con él. Volvi en el 97 a París, con una beca, pasé el concurso de admisión y comencé a estudiar con él, hasta el 99. Luego con Paul Mefano y también seguí cursos de música electroacústica, en el Conservatorio Nacional Superior de París.
AB: Tu obra es muy variada, tienes piezas de cámara, instrumental, para orquesta sinfónica. Qué es lo que más te atrae componer?
EB: Lo que más me gusta componer es para orquesta sinfónica, se me considera un compositor sinfonista. Pero han surgido proyectos de música de cámara, obras para coro y orquesta, para violín, para clarinete. La música sinfónica me permite volar con imágenes que puedo desarrollar en un lenguaje pictoral, es como un muralismo sinfónico.
AB: “Rituales Amerindios”, me hizo evocar las Cataratas del Iguazú, sentir los pájaros y sonidos del Amazonas donde viví un tiempo, en Brasil. Tu música es muy descriptiva y visual, eres como un Debussy Americano.
EB: Claro, mi música tiene influencia de la paleta orquestal francesa. Mi llegada a Francia marca un antes y un después en mi estética. Influyen compositores como Ravel, Debussy, y otros autores más contemporáneos. He tomado ciertos colores de la música orquestal francesa pero con una fuerza rítmica sudamericana.
AB: Creo que eso fascinó al director venezolano Gustavo Dudamel, quien presentó tu obra en Holanda, en una velada donde asistieron, en ese entonces, el príncipe de Holanda y la princesa Máxima, de origen argentino.
Benzecry con Dudamel, director de la orquesta Simón Bolivar de VenezuelaEB: Si, fue una noche muy especial y hablé con ella, muy interesada por la cultura; de hecho, ellos son grandes auspiciantes culturales.
Por otra parte, tuve la gran fortuna que Dudamel, quien dirige la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, la Orquesta Filarmónica de los Angeles y la Orquesta Sinfónica de Gotenburgo de Suecia, para la que me encargó “Rituales Amerindios”, difundiera mi obra, también la presentó en el Festival de Islas Canarias, en Los Angeles, San Francisco y en gira por Europa.
AB: Cuál es el mayor desafío que tiene un compositor contemporáneo ante tantos cambios y en un mundo globalizado?
EB: Ser compositor es ya un gran desafío. Es un arte de creación como la pintura o la literatura. No hay fórmulas, es un riesgo cada nota. Y cada compositor es diferente porque trae una voz diferente. La creación musical es un riesgo permanente. Los creadores tenemos como enemigo a nuestro ego, queremos agradar, en vez de ser fieles a lo que sentimos. A veces tendemos a hacer música para músicos, muy académica. Hay que tener coraje para ser uno mismo. Ése es el máximo desafío: ser fiel con tu expresión interior.
AB: Cómo definirías la música?
EB: Para mi la música es mi vida, es la expresión de lo mas profundo de mi, mi cultura, mis tradiciones, mis raíces, mi entorno.
AB: Cuál fue la inspiración que te llevo a crear “Colores de la Cruz del Sur”, y que otros proyectos tienes?
EB: “Colores de la Cruz del Sur” nació de un encargo de Radio France, que estrenó la Orquesta Nacional de Francia. Tenía que ser una composición estructurada en cinco movimientos, porque iba a ser grabada para radio y cada día se iba a pasar un movimiento y el fin de semana, la obra completa. Yo quise elegir algo que representase América del Sur, y hacer referencia a la constelación de estrellas de la Cruz del Sur, que solo puede verse en el hemisferio sur. Cada movimiento tiene un nombre y se refiere a un tema, el primero tiene como tema la piedra donde amarraban al sol, en Machu Pichu, el Segundo movimiento se llama Estrellas de la Patagonia, porque el cielo austral me inspiró después de un viaje a la Patagonia y traté de reflejar ese esplendor. El Cuarto movimiento se llama Amazonas y el Quinto: Malambo, en homenaje al músico Alberto Ginastera porque la pieza la escribí cuando era el 25 aniversario del compositor argentino, por eso tomé ese ritmo que le gustaba y que yo he escuchado desde niño. Yo sé zapatear Malambo y me gusta, son mis auténticas experiencias, vividas en Argentina.
En cuanto a proyectos, hay varios, algunos encargos y la idea de otra obra sinfónica. Durante la temporada 2015-2016, ocho obras sinfónicas seran interpretadas en París por distintas orquestas y la Orchestre Pasdeloup tendrá como uno de sus temas principales la exploración de mi obra. Durante todo el año hay alguna obra mía en las salas musicales de Europa. Es una gran satisfacción.
Yo compongo música de civilizaciones poco conocidas, las precolombinas, pero son del continente donde crecí, como los europeos que se inspiran en la mitología greco-romana. También, en mis obras busco un camino diferente, con un lenguaje musical propio, donde refleje esas imágenes de mi vida y de mi continente, con mi estilo y mi estética.