Nadar, retratista de altos vuelos 

Gaspard-Félix Tournachon, quien desde 1838 firmaba sus obras con el seudónimo Nadar, era escritor, crítico teatral, editor de revistas literarias y, junto a Honoré Daumier, el más famoso dibujante de caricaturas de Francia, que publicaba en diarios y en revistas satíricas. 

Nadar nació en París el 6 de abril de 1820, hace hoy 205 años. De vida bohemia y amante de la bebida, fundó el Club de los Bebedores de Agua, que obligaba a sus miembros a abstenerse de beber alcohol un día de cada quince para eliminar los efectos acumulados. 

Cuando era caricaturista quiso publicar una lámina de grandes dimensiones en la que había dibujado a todos los grandes personajes de la bohemia de París. La censura prohibió la publicación de la lámina: «incita a la disipación». Fue entonces cuando con la dote que había recibido de su novia Ernestine al casarse, compró un equipo de fotografía a precio de saldo.

Aficionado a la aerostática, Nadar fue uno de los fundadores de la Sociedad Aeronáutica Francesa, cuyos padrinos eran Víctor Hugo, George Sand y Julio Verne, y entre sus socios estaban Baudelaire y Gérard de Nerval

Hizo también las primeras fotografías de vistas aéreas (hasta la llegada de la fotografía aérea con Nadar, la visión desde el cielo solo representaba la mirada de Dios). En 1870 lo nombraron comandante de una compañía de globos para que tomase fotografías aéreas de las tropas prusianas que cercaban París durante los acontecimientos de la Comuna. Lo hacía desde un globo de su propiedad, de grandes dimensiones, al que bautizó El Gigante, que tenía una casilla de mimbre de dos pisos en la que entraban cómodamente veinte personas (o cuarenta y cinco soldados, decía Nadar). Napoleón III quiso financiar el proyecto pero Nadar se opuso a recibir cualquier ayuda que tuviese su origen en una monarquía. 

Intentó llegar hasta Rusia con el Gigante, pero en Hannover, en un descenso imprevisto del aerostático, una locomotora que se cruzó en su camino cortó las cuerdas, desgarró la seda y destrozó la casilla de mimbre. Fue milagroso que no muriera ninguno de sus ocupantes, aunque Nadar se rompió un brazo y su esposa Ernestine la clavícula y las dos piernas. 

El episodio del accidente fue inmortalizado por Daumier en un célebre dibujo caricaturesco en el que se ve a Nadar tripulando un globo. Después de esta tragedia de la que salió prácticamente ileso, decidió dedicarse a la fotografía más en serio.

En su casa de París instaló un estudio fotográfico al frente del cual puso a su hermano y comenzó a recibir a sus amigos (decía tener más de cinco mil). Los iba retratando sin decorados ni poses a medida que llegaban de visita a su casa, y el resultado interesó cada vez a más gente. La fachada del estudio era de cristal transparente, para dejar pasar la luz natural, y en ella puso su nombre en letras rojas que por la noche se alumbraban con gas. 

En 1874 prestó este estudio a los pintores impresionistas franceses para que colgasen allí los cuadros de su legendaria primera exposición, cuando eran rechazados por todos los salones oficiales. 

En un momento dado todo París quería posar delante de la cámara de Nadar para inmortalizar su imagen. Así que Nadar fue uno de los primeros en descubrir las posibilidades comerciales que ofrecía el nuevo invento de la fotografía y se hizo rico con ella. Su obra más conocida fue «Panthéon de Nadar», uno de los primeros fotolibros de la historia, obra de retratos sicológicos de sus contemporáneos, que inició en 1851 y del que solo pudo publicar un número. 

En esos retratos Nadar trata ya de captar la sicología de sus modelos, para lo que tuvo que alejarse de las convenciones académicas. Cultivó la amistad de grandes personajes de la época, a los que también retrató: Baudelaire, Delacroix, Víctor Hugo, Berlioz, Doré, Bakunin, Monet, Turguénev, Rossini, Liszt… Y también a muchas mujeres, escritoras como George Sand, actrices como Mademoiselle Delna, Mademoiselle Bonnefoy, Jeanne Harding y sobre todo a Sarah Bernhardt, muchas veces. 

Utilizando la técnica de reproducción de Disdéri, comercializó los retratos de las personas que visitaban su estudio. En 1861 tomó unas impresionantes instantáneas de las catacumbas de París con luz artificial (fue el primero en utilizar esta iluminación). 

En 1890 Nadar cedió el estudio a su hijo Paul para que continuase su labor. A su muerte en 1910 dejó 450.000 placas fotográficas. 

Escribió sus memorias con el título de «El Gigante», después de advertir que se habían muerto todos sus amigos y todos sus enemigos, de los que conservaba las fotografías. Sobre el dorso de cada una de ellas escribió sus nombres y en su último viaje en globo las fue tirando una a una por la borda.

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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