¿Fin de la radio FM en Noruega? ¡No es cierto, amiguitos!

Noruega apaga el transistor”. “Noruega apaga su radio FM”. “Noruega apaga la radio FM en 2017”. Esos titulares no responden totalmente a la verdad, como dirían algunos. Pero los hemos leído recientemente. Sobre todo hoy, Día Mundial de la Radio. Si los reviso y recupero es para decir algo muy sencillo: no es cierto. Estamos ante otra «verdad exagerada».

Las emisoras locales noruegas podrán seguir funcionando en FM, a pesar de la presión política y “los incentivos” para que desaparezcan. En un mensaje que recibo de un colega noruego, leo textualmente: “… no hay una decisión tomada para eliminar toda la red de FM“. Lo que se eliminan son las frecuencias nacionales noruegas. Así que no, no se apagan sin más los transistores noruegos.

Seguirá habiendo transistores en Noruega en 2018. Y seguramente más tarde. Para empezar la retirada de la señal de FM y su reconversión en digital tiene lugar según un calendario preciso. La FM noruega se divide en seis zonas territoriales y cada una tiene un calendario distinto. Puede pinchar aquí para ver la cuenta atrás de cada zona https://radio.no/countdown/ El primer apagado de los seis previstos tuvo lugar el día 11 de enero a las 11 de la mañana, en la región de Norland.

Al parecer, todo obedece a una decisión política tomada hace algunos años (en plena euforia tecnófila, 2011) por conservadores y socialdemócratas. Y teniendo en cuenta la respuesta social contraria, ambos partidos pueden pagar parte de esa factura en las próximas citas con las urnas.

Como podemos comprobar, a la última zona geográfica le quedan unos diez meses para ese apagado de la FM (no completo, repetimos). Por el momento, dos de cada tres noruegos son contrarios a esa decisión propia de la tecnofilia globalizante (y con frecuencia irreflexiva) que domina nuestras rutinas.

Noruega es un país rico y con una población de menos de 5,5 millones de habitantes. El supuesto apagado total sería más difícil (o imposible) en países más extensos, mucho más poblados y mucho menos ricos. En su distinta complejidad, Noruega –desde luego- no es comparable a Bangla Desh o a la República Democrática del Congo, pero quizá tampoco a España o a los Estados Unidos. Aunque fuera cierto por completo, ¿es extrapolable el ejemplo de Noruega?

En cualquier caso, el enfado de muchísimos ciudadanos noruegos tiene que ver con que muchos de ellos no ven las ventajas del cambio por ningún lado. Leo que la ministra Thornhild Widvey habló de un ahorro de 23 millones de euros anuales. No parece mucho en aquel contexto. El discurso de la señora Widvey predicó “un acceso a contenidos más diversos y plurales, una radio de mayor calidad y funcionalidades nuevas”. Suena a discurso de venta del paraíso: tanto como lo que añaden las autoridades sobre una “oferta mayor» de emisoras de radio nacionales; si hay 22, esa cifra “podría ser casi el doble”, repiten. Los vendedores de afrodisíacos digitales, siempre nos anuncian un inminente orgasmo galáctico.

Gastos, riesgos y previsible pérdida de audiencia

Por el momento, incluso en Noruega, únicamente un tercio de los automóviles está provisto de aparatos de radio con señal digital. Los adaptadores existen, pero pueden llegar a costar más de 200 euros.

Noruega, además, es un país de orografía difícil. ¿Es suficiente el período de transición para que una alerta al país llegue correctamente a la inmensa mayoría de sus habitantes? ¿Qué pasa con el período de transición?

Además, y como es natural, las pequeñas emisoras locales pueden carecer de medios para lanzarse en paracaídas a la nueva situación. “El coste de la reconversión podría ser inasumible”, advertía hace poco Thor Magnar Thorsen, de la Asociación de Emisoras de Radio Locales de Noruega. El temor es que un sector de la audiencia radiofónica emigre hacia plataformas musicales u otras o se disperse en la galaxia de internet, donde despistarse es lo común. ¿Cuántos no optarán por marcharse directamente a Spotify, por ejemplo?images-37 ¿Fin de la radio FM en Noruega? ¡No es cierto, amiguitos!

Otros países exploraron la pista del fusilamiento de la FM… y la descartaron.  En el Reino Unido, trataron el asunto sin tomar una decisión definitiva. Esperan que disminuya sustancialmente el número de oyentes en la FM estándar. Y los vecinos de Noruega, los suecos, parecen haberlo descartado.

Soy de los que siguen creyendo en la (difícilmente superable) facilidad técnica de encendido del transistor. Y mi experiencia me sugiere que cuando desaparecieron formas de transmisión -tipos de frecuencias- que seguía antes, luego no busqué el camino que me indicaron los políticos y sus ingenieros proféticos. Dejé de ser oyente en las situaciones en que lo era antes. Tengo ejemplos recientes con emisoras francesas (las perdí en OM y OL). Desaparecieron de mis hábitos durante los viajes y por las noches. Ya sé que puedo hacerlo con mi listoteléfono, pero no quiero acostarme con él. Sería lo último, colegas.

Porque los tecnófilos persisten con sus bromas sobre “si queremos seguir escuchando interferencias por gusto, mientras le damos a la ruedecita del dial”. Bla-bla-blá. Espero que tengan sentido del humor. Desde aquí les digo que -otra vez- nos predican el Walhalla (o Valhalla), tanto cuando nos dan lecciones de tecnología como cuando nos gastan sus bromitas. En el remoto pasado también nos vendieron la FM como «la radio sin interferencias». Si Odín no se acuerda, nosotros sí.

De momento, las autoridades tecnófilas reconocen que las emisoras locales tendrán que seguir transmitiendo –al menos- hasta 2022. ¿Y después? Pues las mismas autoridades sugieren que podría haber una prórroga obligada (de varios años más) para las FM locales. De modo que otra vez quizá se nos vende fascinación tecnológica políticamente barata y con un precio social que no hemos calculado bien.

Paco Audije
Periodista. Fue colaborador del diario Hoy (Extremadura, España) en 1975/76. Trabajó en el Departamento Extranjero del Banco Hispano Americano (1972-1980). Hasta 1984, colaboró en varias publicaciones de información general. En Televisión Española (1984-2008), siete años como corresponsal en Francia. Cubrió la actualidad en diversos países europeos, así como varios conflictos internacionales (Argelia, Albania, Kosovo, India e Irlanda del Norte, sobre todo). En la Federación Internacional de Periodistas ha sido miembro del Presidium del Congreso de la FIP/IFJ (Moscú, 2007); Secretario General Adjunto (Bruselas, 2008-2010); consejero del Comité Director de la Federación Europea de Periodistas FEP/EFJ (2013-2016); y del Comité Ejecutivo de la FIP/IFJ (2010-2013 y 2016-2022). Doce años corresponsal del diario francófono belga "La Libre Belgique" (2010-2022).

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