La ciguatera es una intoxicación alimentaria por el consumo de peces contaminados de ciguatoxinas. Esta toxina no es posible eliminarla al congelar el pescado, ni tampoco al cocinarlo y, a simple vista, no podemos detectarla, salvo que hagamos un análisis de laboratorio.
«La intoxicación es similar a la de una gastroenteritis, por lo que puede que muchos casos de ciguatoxina no se reconocozcan. El diagnóstico se asocia «con un síntoma neurológico, como una sensación de frío o calor, y la pérdida de sensibilidad en las extremidades, así como diarrea, vómitos e hipotensión», tras ingerir el pescado intoxicado, aunque se han descrito algunos casos de transmisión «de persona a persona» a través de leche materna. Así lo explica Rodríguez , director del Proyecto Cican del Instituto Español de Oceanografía (IEO)
«Apenas cuenta con un 0,1 % de posibilidades de producir la muerte a una persona», los estudios muestran que «no existe una terapia eficaz basada en medicamentos de distribución comercial o vacunas», convirtiendo la ciguatera en una amenaza para la salud, la pesca e incluso la imagen del sector turístico.
Actualmente se extiende por las islas Canarias y posiblemente en el mar mediterráneo. La intoxicación que es típicamente tropical, lo tienen unos peces contaminados por tóxicos generados por dinoflagelados bentónicos; un tipo de algas del género Gambierdiscus que crece sobre macroalgas y sedimentos y es característico de las zonas de arrecife.
El servicio canario de salud registró unos 110 casos de intoxicación en los últimos 8 años y la mayoría se han producido por las compras de mescado en mercados locales y pesca deportiva. Europa investiga la expansión de una toxina en el mar Mediterráneo y el océano Atlántico, típica del Caribe, que causa intoxicaciones alimentarias, ya que hace años la ciguatera era un problema de poblaciones muy localizadas o de destinos remotos; hoy en cambio es la intoxicación provocada por el consumo de pescado más común en el planeta. Alrededor de 50.000 personas sufren sus síntomas y muchos de los europeos vienen con ellos después de haber pasado unas vacaciones en el Caribe.
El proyecto de investigación que intenta descubrir lo arraigada que está la ciguatera en toda Europa se llama EuroCigua y cuenta con la participación de Aecosan, del Ministerio de Sanidad español y colaboran Alemania, Portugal, Chipre y Grecia.