Dentro de poco, un dron se va encargar en Japón de patrullar por las oficinas e incitar a los currantes que hacen horas extras a que abandonen el trabajo y se vayan a casa. A pesar de que son parte integrante de la cultura empresarial japonesa, las horas extraordinarias –lo que en jerga laboral se conoce como “presentismo”- están causando muchos problemas sociales y de salud pública en el país del sol naciente, escribe el periodista Marc Zaffagni en el digital Futura Sciences.
En Japón, el “presentismo” se viene entendiendo como una señal de lealtad para con el patrón; acumular cantidades ingentes de horas extra es casi una tradición de la que presumen muchos asalariados nipones, “que así consideran dar muestras de su devoción a la empresa. No es un nada raro que un trabajador llegue a acumular hasta cien horas suplementarias en un mes”.
Un comportamiento que, según portavoces del cuerpo médico, puede llegar a tener consecuencias dramáticas que van desde el burn out, o Síndrome de agotamiento profesional, hasta los accidentes vasculares cerebrales (AVC), la crisis cardiaca y, en casos realmente extremos, el suicidio.; un asunto éste en el que Japón también ha desarrollado una larga y meticulosa tradición.
Según el artículo de Futura Sciences, en octubre de 2017 se supo que una periodista de 31 años, del canal televisivo NHK, murió de una crisis cardiaca en 2013 tras haber hecho 159 horas extras en un mes, con solamente dos días de reposo en medio.
Según el gobierno japonés, el «presentismo» causó 191 muertos por agotamiento –karoshi en japonés- en 2016. Ante la magnitud del problema, algunas empresas tienen vigilantes contratados que se encargan de que echar a los trabajadores, pasada una determinada hora.
La novedad es que ahora la empresa BTP Taisei, dedicada a la ingeniería civil y muy especialmente la construcción y promoción de rascacielos, y el fabricante de drones Blue Innovation han creado un “cuadricóptero”, bautizado como T-Frend, capaz de patrullar en las oficinas y animar a los trabajadores a marcharse.
¿Cómo? Haciendo sonar una música tradicional llamada Hotaru no Hikari, que es realidad una adaptación de la canción escocesa “Auld Lang Syne”, conocida en otras lenguas como “Es solo hasta la vista” (más o menos), y que habitualmente suena en los grandes almacenes japoneses cuando llega la hora del cierre.
El dron T-Frend puede navegar de manera autónoma, sin necesidad de GPS, haciendo un recorrido programado previamente. Sus creadores piensan que la música, añadida al zumbido del aparato, molestará a los trabajadores, y que así se marcharán. Las empresas podrán alquilar los servicios de un T-Frend a partir de abril de 2018 por un precio aproximado de 400 euros al mes.