Una exposición muestra en Madrid obras de arte e instrumentos relacionados con la música de las civilizaciones mesopotámica, egipcia y greco-romana
La idea que Occidente tiene de la música de la antigüedad se ha conformado sobre todo a través de reproducciones de sonidos e instrumentos divulgados en las películas de Hollywood, como “Quo vadis?” y “Ben-Hur”, falsos estereotipos de liras, flautas y fanfarrias que sonaban en la corte de Cleopatra, en los banquetes de los emperadores y en los espectáculos del circo romano.
En una exposición que puede verse estos días en la sede de CaixaForum de Madrid (“Músicas en la antigüedad”, hasta el 16 de septiembre de 2018) se propone un acercamiento a la realidad de lo que fue la música en las civilizaciones más antiguas a través de elementos relacionados con Oriente, Egipto, Grecia y Roma, en un recorrido por la historia en el que además de contemplar las piezas también se pueden escuchar los sonidos de algunos instrumentos de aquellas primeras culturas y la reproducción de la que se considera la pieza más antigua del mundo, el canto sumerio de Ugarit, datado entre el 1400 y el 1200 a. C.
Música, historia, religión y mitología
Tres mil años de historia de la música contemplan a los visitantes de esta exposición que reúne 373 piezas, entre instrumentos y obras de arte, relacionadas con el universo musical de la antigüedad. Proceden en su mayor parte del Museo del Louvre, pero hay también piezas del Metropolitano de Nueva York y de otras veinte instituciones españolas e internacionales.
Junto a los últimos hallazgos de la arqueomusicología, la exposición pone el énfasis en demostrar la importancia transversal que la música tuvo en las sociedades antiguas y en destacar su presencia en los acontecimientos de la vida pública y privada como un lenguaje universal utilizado para superar enfrentamientos y conflictos y para acercar culturas.
Además de su relación con el erotismo y la procreación, ejemplarmente representada en la estatua de “Eros con cítara”, también se manifiesta el contexto eminentemente religioso de la música en la antigüedad y su consideración de origen divino. Muchos de los dioses de la mitología egipcia y romana estaban ligados a instrumentos musicales: Hathor es la diosa egipcia de la música, Hermes fabrica la lira, Pan la siringa, Atenea el aulós. Personajes como Ulises y Orfeo se relacionan con los cantos de las sirenas y los sonidos de la naturaleza.
La música se utilizaba para atraer la atención de los dioses y obtener su benevolencia a través de oraciones, cantos, himnos y murmullos rituales. Junto a las celebraciones religiosas, la música acompañaba en las ceremonias del poder a reyes y soberanos y también estaba presente tanto en los acontecimientos festivos como en las guerras. La columna que Trajano erigió en Roma permite documentar ya la presencia de músicos militares. También hay noticias sobre certámenes como el de Delfos, que proporcionaban fama y riqueza a los músicos ganadores.
La música era con frecuencia parte de los espectáculos de danza y de teatro, animaba fiestas y celebraciones y acompañaba en el dolor a los familiares y amigos de los muertos. En los banquetes funerarios los músicos honraban la memoria de los difuntos, reforzaban con sus instrumentos los gritos y lamentaciones de amigos y familiares y facilitaban el acceso de las almas al más allá.
En muchas de las obras de arte que aquí se exponen se ve cómo la música estuvo desde siempre ligada a todas las etapas de la vida de los hombres y las mujeres de la historia, desde la infancia y la juventud a la madurez y la muerte. Alrededor del hecho musical florecieron oficios y actividades, desde los intérpretes de los instrumentos a los lutieres que los construían, y se desarrolló una industria y un comercio cuyos beneficios eran considerables.
Entre las piezas de arte hay tablillas mesopotámicas, estelas egipcias, cerámicas griegas, relieves romanos, féretros… a partir de los cuales los especialistas han recompuesto los entornos sonoros de cada cultura y las técnicas de interpretación de los músicos.
Pero lo más destacado de la exposición es la colección de instrumentos antiguos (cítaras, laúdes, flautas, arpas angulares, timbales), algunos milagrosamente conservados gracias al clima seco del valle del Nilo, rescatados de tumbas, casas y santuarios. Otros han sido reconstruidos a partir de los hallazgos de vestigios localizados por toda la región mediterránea, desde Irán a las Galias: trompetas de Tutankamon en Tebas, címbalos en Susa, liras en Atenas, sistros en Nimes.