Carta de Mucus al macho.
A todos aquellos hinchas de fútbol, expertos en violencias de todo tipo incluida la de género, que se burlan de mujeres mendigas o bien se orinan en ellas, que para insultar a un jugador dicen que su mujer es propiedad de todos, (el insulto favorito del machismo), que para solidarizarse con un jugador maltratador de la pareja, la llaman puta a la víctima…
O a aquellos hombres puteros que van en grupo de falo-fiesta, para afirmarse en su poderío macho, creyendo y/o justificando que como pagan por sexo, las mujeres tienen que hacer lo que ellos quieran, ya que al parecer es un trabajo más, liberal o neoliberal… y como vale todo, todo tiene un precio y se puede comprar y vender… de esta forma, y adaptándose a los tiempos modernos de los internetes, seguimos conformando la macho vida normal de los roles y estereotipos de género ¡vamos, la de toda la vida! “Salvo alguna moderna cosilla…”
A esos hombres, que desde los púlpitos arengan para que todo siga igual como el “dios macho” manda, ¡vaya, qué casualidad que no haya diosa hembra! Hace años recuerdo a una amiga, que se casó por la iglesia y asistió a un cursillo que les daba el cura que les iba a casar. Me comentó que a las mujeres les dijo que ellas tenían que servir a su marido y darle todo lo que solicitase, porque si él se iba con otras o de putas, era porque ellas no le daban lo que necesitaba. Está claro que las necesidades de ellas cuentan poco, o son de segunda…
A los listillos que desde posiciones de poder de cualquier ámbito cultural, político, económico… (por tanto con permiso del machismo, claro) haciéndose pasar por hombres que defienden la igualdad, pretenden en el fondo debilitar la misma, y a las mujeres y hombres que la defienden desde la autenticidad, creando y perpetuando la confusión como “el dios macho manda”.
En general, a todos estos maltratadores, impotentes afectivos, educados en una sociedad y cultura de machos, que creen que para vivir necesitan imponerse a las mujeres y no sentir empatía por ellas, y mucho menos, demostrarlo en su macho grupo, parece que “piensan” que a más empatía con las mujeres se les puede reducir el tamaño cerebral… cuando es al contrario.
Así las cosas, sobre el macho poder, Mucus concluye: Si confundes, vencerás más y mejor que si solo divides, y ya, si recurres a la violencia física en la que eres experto ¡ni te cuento! Pero no nos engañas, ni tú, ni tus secuaces y seguiremos defendiendo la igualdad en la práctica entre mujeres y hombres, ya que sin la cual no hay democracia de verdad, ni justicia tampoco.
Mucus esputa:
- La impotencia afectiva del machismo, es directamente proporcional al crédito de su tamaño cerebral.
- El machismo e inteligencia es una pareja de desecho, puesto que el primero censura toda afectividad que considera una debilidad.
- La única afectividad que entiende el machismo es la violencia y el miedo, y por sexos la violencia para ellos y el miedo y la tristeza para ellas.
