La Copa Africana de Naciones (CAN) de fútbol que se celebra desde el 21 de diciembre al 18 de enero de 2026, y que acoge Marruecos, motiva que la rivalidad con su vecino Argelia sea más intensa que nunca, no solo a nivel deportivo sino especialmente por las fuertes diferencias políticas entre ambos países.
Así, cada gesto entre Rabat y Argel es examinado. La ruptura diplomática, los ataques mediáticos mutuos, la polémica en camisetas con el mapa del Sahara y la recepción de los aficionados argelinos hacen de esta edición futbolística una prueba geopolítica y deportiva.
Desde 2021, Argelia rompìó relaciones diplomáticas con Marruecos y la frontera sigue cerrada desde hace más de tres décadas, ambas naciones se acusan de acciones hostiles para desestabilizar territorialmente el país (el apoyo al Frente Polisario en el ‘Sáhara marroquí’, según Marruecos y el apoyo marroquí a los movimientos independentistas de la Cabilia, para Argelia).
Hay que recordar que en el Sáhara, en el pasado se ha salido a la calle para festejar las victorias de la selección argelina, lo que ha motivado graves incidentes e incluso muertes.
Del mismo modo, las camisetas del equipo marroquí RS Berkane, que iba a enfrentarse en semifinales de la CAF al USM Argel, fueron confiscadas por los funcionarios argelinos, por incluir en las mismas un mapa de Marruecos, incluido el Sáhara Occidental. El partido fue suspendido.
El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) tras los pertinentes recursos, finalmente falló a favor de la federación argelina, considerando que la imagen ″de un mapa territorial de Marruecos que integra el Sáhara Occidental en las camisetas en disputa transmite un mensaje, una manifestación o una propaganda de carácter político», algo prohibido.
En conclusión, y como ya dictaminó en otro ámbito el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) y reitera el Derecho Internacional, una cosa es Marruecos y otra el Sáhara.
Por tanto, la CAN 2025 se celebra en medio de episodios de politización deportiva. Basten unos ejemplos. La recepción de los aficionados argelinos será particularmente observada, aunque los costes exhorbitantes y las excesivas formalidades ponen muchas dificultades a los desplazamientos. Marruecos tiene que demostrar que puede recibir a países ″hostiles” por su defensa del Sahara con los que sus relaciones son complicadas.
Para viajar a Marruecos, los argelinos deberán optar por un vuelo con escala, vía Túnez (563 euros), Francia o Turquía (entre 650 y 1460 euros). Al celebrarse sus partidos de grupo en Rabat, y no en Tánger (sede de Senegal y Congo, entre otras) no pueden utilizar otras vías, como la férrea o la vía marítima, ir a España y luego desplazarse al norte de Marruecos.
No obstante, hay un intenso movimiento estos días en los puertos españoles que tienen conexión con Marruecos, en especial, desde Algeciras, apuntando que contribuye la sede de Tánger y los seis partidos que se disputarán en su remodelado estadio, por cierto, el que más aforo tiene en esta competición, casi 75.000 espectadores.
Las autoridades marroquíes han introducido una autorización electrónica de viaje (AEV), que se obtiene mediante un proceso digital y además dicha solicitud debe realizarse a través de una aplicación (Yalla), al menos 96 horas (cuatro días) antes de la salida. Aunque es gratuita en algunos lugares han cobrado por la misma.

Otro incidente producido: la aparente ausencia de la bandera argelina entre los emblemas nacionales visibles en la presentación del evento. Una secuencia particular atrajo la atención argelina: su bandera se habría colocado detrás del trofeo, en una posición considerada inusual y nada visible, lo que alimenta sospechas de animadversión.
Para Argelia, esta puesta en escena no es insignificante. Algunos usuarios de Internet y comentaristas creen que es una elección deliberada, interpretada como un gesto simbólico y político de falta de respeto.
Además critican la supuesta opinión y hermandad de seguidores argelinos con marroquíes, elogiando la organización de la CAN y la reapertura de fronteras, muchos detectan que son ″falsos” por el acento que muestran, impropio de un argelino.
Esta controversia se produce en un delicado contexto diplomático entre Argelia y Marruecos, marcado en los últimos años por las persistentes tensiones políticas. En este clima, el detalle más pequeño relacionado con los símbolos nacionales -banderas, himnos, representaciones oficiales- adquiere una dimensión particular y a menudo va más allá del marco estrictamente deportivo.
Por su parte, Marruecos no se queda atrás, después de la difusión de fotos que muestran un retrato del rey Mohamed VI detrás de una cortina en el Hotel Marriott donde se aloja la selección argelina.
La información disponible no confirma causa/efecto, entre la presencia de Argelia y la desaparición del retrato oficial, ya que la imagen en cuestión no estaba fijada en una pared, sino que se colocó en un trípode, lo que sugiere una instalación temporal. En todo caso, este incidente ha causado revuelo en medios del Majzén marroquí.
Por si había poco, el periodista argelino, corresponsal del canal Ennahar TV, Kamel Mahoui fue expulsado por las autoridades marroquíes por ″falta de acreditación necesaria para la cobertura de la Copa Africana de Naciones”.
La justificación es que durante un control de rutina se comprobó que había violado ″las disposiciones vigentes sobre el procedimiento obligatorio para la prensa en los estadios e instalaciones oficiales”.
Marruecos quiere desplegar una imagen de modernidad y prosperidad acogiendo la CAN y pretende hacer olvidar graves sucesos sociales como el derrumbe de dos edificios en Fez o las graves inundaciones producidas en Safi. No obstante, las entradas son con precios muy altos para la población.
Situación deportiva
En lo estrictamente deportivo, ambas selecciones forman parte del grupo de favoritas para ganar el título junto con Senegal, Egipto y la actual campeona, Costa de Marfil.
Los Leones del Atlas han ganado el primer partido, el inaugural, 2-0 ante las islas Comoras. Hay que recordar que llegaron a las semifinales de la Copa del Mundo 2022 y que participarán en el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá el año que viene.

Por su parte, Argelia, tras ganar la CAN 2019, fue eliminada en la primera ronda de grupos de las dos últimas y no se clasificó para la Copa del Mundo de 2022, aunque sí para la del próximo año 2026.
El primer partido de Argelia será frente a Sudán este miércoles 24 de diciembre en el estadio Moulay Hassan en Rabat (con críticas argelinas a la designación arbitral) y tendrá los 22.000 asientos completos. De hecho, los otros dos partidos de los Fennecs también tendrán las gradas repletas.
Esta rivalidad entre las dos países vecinos se verá exacerbada este año si el reino jerifiano se enfrenta en el terreno de juego a sus vecinos, cuestión que no sucedería hasta semifinales o la final.
Marruecos quiere ganar en casa su segunda CAN después de la de 1976, la victoria es exigida desde sus medios y es casi imprescindible para un país que juega su reputación en la prueba previa la Copa del Mundo 2030 que Marruecos coorganiza con España y Portugal.
A la sombra de su vecino, Argelia quisiera tener el gran placer de ganar su tercer trofeo africano en tierra hostil. De momento, su capitán Riyad Mahrez, cuya madre es marroquí-argelina, declaró que fueron bien recibidos en el ″país hermano”.



