En el Estado de Colima, en la región noreste de México, entre Jalisco y el sur de Michoacán, han desenterrado recientemente a 69 personas en 49 fosas clandestinas.
El 5 de febrero de 2019, la Fiscalía del Estado de Colima informaba de la aparición de once fosas clandestinas ubicadas en la localidad de Santa Rosa, un municipio de Tecomán. Días después, ha confirmado que, hasta la fecha, ya han dado con 49 fosas en donde han ubicado 69 cuerpos.
Un comunicado de esta entidad era claro: “La Fiscalía General del Estado concluyó las diligencias en dos predios de la comunidad de Santa Rosa, en el municipio de Tecomán; se realizaron dos cateos, localizándose 49 fosas con 69 cuerpos; ya se avanza en la identificación de los mismos”.
Parece que no hay menores (la denuncia de ellos es constante en todo el país, ya que se cree que tres de cada diez a quienes no se vuelve a ver, son niños), todas son personas adultas y que llevan más de cinco años enterrados.
Los desaparecidos en México cuentan por demasiados miles. La guerra contra el narcotráfico iniciada por el presidente Felipe Calderón en 2008 fue la hecatombe: desde 30 000 hasta 100 000, según fuentes, no han aparecido nunca. La ONU lleva años teniendo en su punto de mira lo que sucede en este país, que parece que no avanza en la localización de desaparecidos debido a la inoperancia y la desidia de los organismos que deberían hacerlo.
El nuevo gobierno presidido por Andrés M. López Obrador se ha comprometido a dar solución, en la medida que sea posible, a mitigar la angustia de los familiares de la gente que, casi con certeza, ubican en fosas clandestinas diseminadas por varios Estados. En ese sentido, el Gobierno Federal (central) anunciò hace unas semanas un Plan de Búsqueda y Localización de personas desaparecidas.
Las personas desaparecidas en México no son solo nacionales. Hay miles de ellos que llegaron persiguiendo el sueño de llegar a Estados Unidos procedentes de países limítrofes, como Ecuador, El Salvador y Nicaragua, principalmente. Desde hace más de tres años el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México, una plataforma de víctimas agrupa actualmente 59 colectivos de familiares de personas desaparecidas de veinte entidades del país y tres naciones Centroamericanas, así como organismos nacionales e internacionales de derechos humanos, ha trabajado intensamente para establecer condiciones de verdad y justicia que permitan la localización de sus familiares y a la erradicación de la desaparición en México.
Cifras oficiales apuntan a que son más de 37 000 personas, pero se sabe que son miles más y que “el Estado también lo sabe, pues finalmente muchas de las desapariciones han sido cometidas por las propias fuerzas del Estado, las policías, el ejército, la marina. Arrastramos una historia de impunidad que viene desde la década de los años 60, desde la “Guerra Sucia” en los 70 y que hasta el día de hoy, los crímenes del pasado cometidos por el Estado permanecen impunes y en las sombras del olvido de las instituciones”.
A pocos meses de terminar el sexenio anterior, el de Enrique Peña Nieto, denunciaban que la situación era aún peor: “las personas desaparecidas son más, las personas asesinadas son más y la impunidad es transversal, perpetua y perversa”.
Sus palabras no dejan duda a que van a utilizar toda su fuerza por acabar con la inoperancia y desidia de los gobiernos anteriores: «Más allá de la justicia divina a la que no temen pero que seguramente los alcanzará, las familias de personas desaparecidas nos encargaremos de que la historia recuerde que Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto dejaron el país lleno de sangre y muerte, de dolor e impunidad, nos encargamos de grabar en la memoria de los mexicanos y mexicanas, que estos crímenes atroces fueron cometidos y perpetuados por ellos, sus partidos y sus colaboradores. Haremos que no olviden la indolencia con la que trataron a los miles de familias y que jamás tomaron la responsabilidad de construir seguridad y justicia”.
