El periodista sirio Mazen Darwish fue el protagonista en la presentación del Informe Anual de Reporteros sin Fronteras (RSF), en un acto celebrado el 3 de febrero de 2016 en el Centro Internacional de la Prensa de Madrid.
Darwish, fundador del Centro Sirio de Medios y Libertad de Expresión en 2004, detenido en 2012, pasó más de tres años en la cárcel, de ellos uno incomunicado sufriendo torturas en unas instalaciones del Ejército del Aire. Finalmente tras pasar por Líbano se refugió en Alemania, en concreto en Berlín, donde se reencontró con su mujer, Yara Bader, quien luchó por su libertad y que también estuvo presente en el acto.
El periodista sirio Mazen Darwish con su padrino, Pedro Piqueras.Darwish estuvo apadrinado en España por Pedro Piqueras –quien dijo sentirse emocionado de conocerlo personalmente después de años viendo su fotografía- y Gorka Landáburu, con los que se reencontró en la presentación y a los que agradeció su labor: “Hemos luchado y ganado, estoy vivo gracias a Reporteros sin Fronteras”, dijo al tiempo que espera que algún día los millones de refugiados sirios «puedan volver, eso significaría que podremos vivir en nuestro país, en paz y con dignidad».
Según la presidenta de la sección española de RSF, Malén Aznárez, su liberación es un ejemplo de éxito de la campaña de apadrinamiento de periodistas encarcelados, torturados u obligados al silencio en cualquier país del mundo.
El periodista calificó a Dáesh de «vil barbarie» que se ve igualada con los «crímenes de Al Asad» por lo que sostuvo que los periodistas están entre «la espada de El Asad y la pared de los grupos terroristas». Lamentó que la Unión Europea no se haya preocupado “hasta que no hubo miles de refugiados en sus puertas” desde el año pasado añadiendo que Europa ha elegido «socios equivocados» en este largo conflicto.
Reconoció la complejidad del conflicto sirio ya que se trata de una «lucha política, étnica, religiosa y económica» a lo que hay que añadir las connotaciones de «informaciones tergiversadas» incluido el mundo árabe, poniendo como ejemplo la versión de la BBC en inglés y en árabe. Como contrapunto citó su mujer, Yara Bader, el caso de Irlanda donde se informa “bien documentados”.
Mencionó Darwish que entre los refugiados se encuentran el 80 % de la élite intelectual y educativa, lo que supone “una calamidad” para la cultura y otros sectores y que el extremismo religioso se produce «cuando no hay otros valores éticos y morales» sosteniendo que es necesario ideólogos y pensadores moderados para “poder liberarse del oscurantismo”.
En el acto estuvo presente la periodista Pepa Bueno, quien también aprovechó la ocasión para no olvidar lo que sucede en España y reivindicar un “sueldo digno” para los periodistas españoles así como la denuncia de la “precariedad laboral”.
Malén Aznarez también citó a los tres periodistas españoles Antonio Pampliega, Ángel Sastre y José Manuel López, secuestrados por el frente Al-Nusra en Alepo desde hace más de medio año: “No vayan a Siria” recomendó Darwish resaltando las dificultades de los informadores sobre el terreno.
Malén Aznárez había iniciado el acto recordado que 2015 ha sido un año marcado por la barbarie y el yihadismo, citando el atentado en París a la revista satírica francesa Charlie Hebdo, en el que fueron asesinados ocho periodistas y dibujantes. Por primera vez, ese año hubo más informadores muertos en los países considerados “en paz” que en aquellos inmersos en conflictos bélicos.
Citó las especiales dificultades en Siria (17 asesinatos), Iraq (11), Yemen y México donde se han producido el mayor número de muertes de periodistas en 2015, recordando que las mayores víctimas son los reporteros locales, siempre las primeras víctimas.
RSF tiene contabilizada la muerte de 128 informadores, de ellos 88 que se ha comprobado fehacientemente que su muerte está relacionada con su labor profesional.
Aznárez mencionó la grave situación en Turquía así como en el mundo árabe las dificultades en Egipto, con 25 periodistas encarcelados, Bahrein y Arabia Saudí, citando también el caso de Ali Anouzla en Marruecos, que la próxima semana se enfrenta a los tribunales de su país.
