Geert Cappelaere, director de UNICEF para Medio Oriente, ha asegurado que la situación de Yemen, además de insostenible, es una guerra contra los niños, que sufren las consecuencias y mueren sin solución de continuidad, según un informe realizado como consecuencia de la guerra en el país.
Cerca de dos millones de niños padecen los problemas de salud derivados de la malnutrición desde hace tres años, y casi 500 000 padecen enfermedades agudas que amenazan sus vidas. Las enfermedades infecciosas, la falta de recursos, los problemas asociados por su sistema inmunológico debilitado y la propagación de enfermedades severas como el cólera se está llevando por delante a la población infantil que lucha por sobrevivir.
Para ello ha realizado un llamamiento a las personas que lideran el país y a las partes implicadas en el conflicto para que asuman de una vez por todas su responsabilidad y antepongan el interés de millones de niños por encima de sus propios intereses, de forma que paren esta guerra contra los niños, añadió.
El secretario general de la ONU, Antonio Gutérres emitió un comunicado coincidiendo con la muerte de la niña que era el símbolo del hambre en Yemen el pasado día 2, en donde de nuevo expuso que Yemen se enfrenta a la peor hambruna jamás vista en el mundo. La urgencia de la crisis humanitaria no deja margen para la complacencia, advirtió a los periodistas, e instó a las partes en conflicto a detener de inmediato la violencia. Ni el gobierno yemení ni las autoridades rebeldes cooperan para que los esfuerzos de UNICEF eviten que aumente esta situación, de por sí, insostenible.
Asimismo, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia dice que las partes del conflicto están bloqueando la entrega y distribución de la ayuda humanitaria con el bloqueo del puerto de Hodeida y del aeropuerto. Mientras eso sucede, Yemen sigue en guerra desde 2015 cuando los hutíes ocuparon las regiones del norte y obligaron al gobierno a exiliarse.