Jose Luis Cuevas: la mirada de un niño travieso y transgresor

Homenaje al artista mexicano Jose Luis Cuevas (1934-2017)

Conocí a José Luis Cuevas en Argentina y luego nos vimos en México. Su trayectoria es reflejo de vocación y creatividad. Sus múltiples exposiciones en Europa, América y México lo ubican en un plano internacional. Su actividad cultural, sus conferencias y libros lo reconocen emblemático de una época y uno de los grandes del arte latinoamericano. Formó parte y fue líder de la Generación de la Ruptura. Un maestro que conservaba la mirada de un niño travieso y transgresor. Nuestro homenaje en su muerte acaecida el 3 de julio de 2017 .

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José Luis Cuevas

Cuevas llegaba a Buenos Aires para exponer en la Galeria Bonino, y me pidieron que fuera a llevarle unos medicamentos porque estaba engripado y la exposición se inauguraba pronto. Corrí al hotel y lo vi en cama super tapado, sufriendo el frío y el miedo de presentarse ante un público diferente. Mientras le daba los remedios, le dije que todos lo admirábamos y que no tuviera miedo, que su exposición iba a ser un éxito. Así fue.

Luego, cuando fui a vivir a México, volví a verlo y nos reímos acordándonos de aquel episodio. En varias ocasiones me invitó a su bella casa de Coyoacán, un barrio muy tradicional de la Ciudad de México. En su taller tenía una cama, objetos, cerámicas, libros, y me confesó que se volvía loco cuando le hacían una mala crítica a sus trabajos. Le comentaba que lo mismo pasaba con los actores. Hablamos mucho de cine, le encantaba y conocía muy bien el cine argentino y mexicano de la época de oro. Otra vez  fui con mi primo, profesor de estética y crítico de arte, Guillermo Whitelow, y entonces se habló de arte, de los cambios, de la significación de las bienales, de las modas, de que el artista debía seguir su propio camino y también de su ilusión de tener un museo, ya había iniciado las gestiones y le preguntaba a Billy, varios asuntos de curaduría, museografía y cuidado de obras.

Su sueño se hizo realidad: el Museo Cuevas se inauguró el 8 de julio de 1992 en el centro histórico de la ciudad (calle Academia, 13). Cuando regresé a México, en 2002, lo visité, y Cuevas me recibió en aquel exconvento de Santa Inés donde quedó instalado.

Recorrimos el museo juntos y me contó que el edificio, de 1595, había pasado por muchas vicisitudes. Durante la Reforma dejó de ser convento. En el siglo XVIII estuvo por derrumbarse, y el famoso arquitecto Manuel Tolsa lo reconstruyó. En el siglo XIX, fue vendido y se convirtió en vivienda, bodega, comercio. Incluso había una cantina a la que solía venir Rivera.

En 1983 se cursó la petición oficial para convertir el convento en museo. En 1987 se llevaron a cabo trabajos de restauración para finalmente inaugurarlo el 8 de julio de 1992. Había nacido un nuevo centro para la cultura, la divulgación del arte y la conservación del patrimonio artístico moderno.

Jose Luis Cuevas es precursor del movimiento que reacciona al muralismo de Orozco, Rivera y Siqueiros. Impulsa la Generación de la Ruptura.

Jose Luis es el teórico de este periodo intermedio de los 50, y revitaliza la importancia del dibujo, alienta las nuevas tendencias plásticas, se aventura en una estética de la fealdad y desarrolla una gran actividad cultural que abre los caminos de la plástica vanguardista mexicana.

Su obra ha pasado por varios periodos, una etapa contestataria, otra de introspección, siempre ceñido a la línea, al dibujo, a una especial figuración. Para llegar en sus últimos años a un gran desarrollo expresivo, abarcando todas las técnicas: grabado, cerámica, acrílicos de gran tamaño y una vasta producción escultórica, que engalana el Paseo de la Reforma de la capital y varios Estados mexicanos.

Siempre amable y seductor, me comenta la división de las salas, la Colección Erótica, la sala de los artistas de la Generación de la Ruptura y las salas con los cuadros por él donados. En esa ocasión, pude hacerle esta entrevista.

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José Luis Cuevas ante uno de su dibujos de la serie Erótica

Jose Luis Cuevas: Me parece mentira que ya el Museo cumpla diez años de existencia, aún recuerdo la inauguración, con la presencia de personalidades, el presidente Salinas de Gortari, Colosio, escritores, artistas, periodistas, amigos, mi esposa Bertha, quien fue la directora hasta su muerte. La cantidad de exposiciones afirmando los valores de la Generación de la Ruptura, generación a la que pertenezco y de la que fui precursor, tal vez por ser el mas peleonero. Cambiamos de alguna manera, el rumbo de la pintura mexicana. Por eso el Museo representa esa nueva visión y se abre a la presencia de artistas extranjeros. Divulgamos pintores latinoamericanos, argentinos, colombianos, en fin, nos abrimos al mundo.

Adriana Bianco: Ya que estamos recordando, cómo ves tu pasado artístico, cuáles fueron tus experiencias más importantes?

JLC: Son muchos años de trabajo y actividad, pero recuerdo cuando conocí a Picasso y adquirió un trabajo mio. Yo tenia 21 años y era mi primera exposición, en París. Aquellos años en Europa me dieron una nueva visión. Creo que mi generación fue importante porque inició una nueva etapa a mediados de los 50. Rompimos con una tradición, con la fuerte influencia del muralismo, una pintura de contenido histórico y social y nosotros significábamos la reacción. Expusimos en las salas de la Organización de los Estados Americanos-OEA, fue un trampolín para nuestra propuesta. Del grupo, yo era el teórico, el que escribía. Dejando la modestia a un lado, (ya sabes que no lo soy), podría decirte que fui el padre de la Ruptura, por mis manifiestos y artículos. Viajé por América dando conferencias y exposiciones. Y sentí la apertura a una pluralidad de expresiones. Había dos vertientes muy activas: los abstraccionistas y los figurativos. Yo siempre fui figurativo, pero busqué una renovación del lenguaje plástico de la figuración. No seguíamos modas, investigábamos y trabajábamos en nuestro estilo.

AB: Hablas de modas, ¿acaso te parece que actualmente hay más modas que arte?

JLC: Las generaciones actuales son seguidores de modas europeas o americanas. No hay una distinción y los artistas tratan de complacer a las galerías, no de hacer su propio camino. Yo rescato a los jóvenes que hacen su camino. Mi hija Ximena, hace trabajos, instalaciones y videos y lo hace desde su talento y originalidad.

AB: ¿Qué significa este museo que lleva tu nombre y alberga tu colección? Se habla mucho de tu egocentrismo pero no de tu generosidad donando parte de tu colección.

JLC: Debo decirte que inaugurado el museo perdí autoridad sobre él, para eso está el director y su equipo. Por supuesto, hay consultas, pero el museo tiene su programación. En cuanto a mi obra, he donado mi obra y no es “mi museo”, sino el museo del pueblo mexicano. La colección contiene trabajos de cada una de las etapas de mi producción, algunas me pertenecen y otras están donadas. A ésto se une la colección de pintores contemporáneos, de pintores que realizaron cuadros de Bertha, de mi y que se encuentran en una sala especial. Luego están los artistas de la Generación de la Ruptura y las exposiciones temporarias.

AB: En los 50 hubo un gran movimiento del arte en América Latina, auge de artistas y se crearon los Museos de Buenos Aires, Caracas, Bogotá, México y se marcaron pautas para las décadas siguientes donde el arte latinoamericano alcanzó nivel internacional.

JLC: Fue un fenómeno extraordinario impulsado por dos críticos que ya murieron: Martha Traba y José Gómez Sicre. Pensaron que el Arte Latinoamericano debía estar a nivel internacional. Lucharon por imponerlo. Gómez Sicre a través de la Dirección de Artes Visuales de la OEA, creando el Museo de Arte Latinoamericano de la Organización de los Estados Americanos. Por eso, las salas de nuestro museo tienen los nombres de estos precursores. Es cierto que hubo una verdadera atracción por el arte latinoamericano en aquella época y, actualmente esta en el plano internacional y hay una penetración en el Mercado de arte.

AB: ¿Crees que las subastas, las ferias de arte ayudan a promover a los artistas latinoamericanos?

JLC: Yo creo que representan un peligro muy grande. En las discusiones de arte se ha perdido el sentido “estético” o la importancia que la obra de arte debe tener. Se habla de los artistas en función comercial, de sus precios en el mercado y no de su condición de artistas y su aporte al movimiento cultural. En la década de los 90 y actualmente, los artistas que despiertan interés son los que conservan sus raíces y no los que siguen modas o el “dernier cri”.

AB: ¿En qué medida te sientes mexicano en tu arte?

JLC: Me considero mexicano al referirme a esas raíces profundas, pero también me considero un mexicano universal. Lo universal siempre conserva sus raíces, no eres universal porque copias o sigues tendencias sino cuando buscas tu propio lenguaje, tu propio estilo. El hecho que yo sea mexicano no impide que pueda interpretar autores internacionales como lo hice con Kafka o el marqués de Sade.

AB: Tu eres un artista con fuerte relación con la literatura, es un fenómeno particular de interacción plástica y literaria, debido a tu cultura y tus intereses intelectuales.

JLC: Hay un libro “Cuevario” donde recojo mis artículos mas polémicos. He escrito artículos autobiográficos, que he recogido en otros tres libros. Como artista he llevado un diario constante, (te lo recomiendo a ti también), con un espíritu casi de notario, con una preocupación de escribir en primera persona, únicamente sobre aquellas cosas que me han sucedido, como testigo. Si hablo de Ezra Pound, es mi experiencia directa con él, como lo que escribí de Borges, en tu libro “Borges y los otros” o lo que escribí de Juan Rulfo.

Lo digo todo como artista, con respecto a mis contemporáneos, como testigo de mi época.

Es cierto esa relación con la literatura porque ella nutre mi obra. La mayor influencia la recibí de los escritores: Vasconcelos, Martín Luis Guzmán, los escritores rusos. Todo eso nutre mis obsesiones.

Creo que soy un referente para entender nuestra realidad mexicana por eso me preguntan sobre lo que acontece, como cuando murió María Felix que fue una gran figura de la época de Oro del Cine Mexicano, fue una gran presencia más que una gran actriz. Me convocan frente a los hechos actuales....

AB: Eres referente y testigo de tu época, eres artista y expresión y eres un obsesionado y sigues tus obsesiones…

JLC: Me angustia verme en el pasado, hay ciertos rasgos que continúan, mi capacidad creativa y mi agresividad. Soy dibujante y me ostento como tal porque he sido un gran defensor del dibujo como una expresión autónoma. El hombre empieza expresándose a través de la línea, basta remontarse al arte prehistórico. Lo que tienen de color las primeras manifestaciones del lenguaje plástico es lo que les da el paso del tiempo. A lo mejor mis dibujos, con el tiempo van a tener color… “el color del tiempo”.

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José Luis Cuevas en el museo delante de La giganta

AB: Pero tu has incursionado en muchas técnicas, no te limitas.

JLC: En Erótica, hice óleos, grabados, acuarelas. Ultimamente he trabajado grandes acrílicos. En el patio del Museo esta la “Giganta”, una gran escultura. Me he interesado por la escultura y he realizado toda una serie, también tengo cerámicas. Mis obsesiones siguen y van desarrollándose a través de distintos medios de expresión, es algo que no cesa…es mi vida crear.

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