El líder del movimiento popular ‘Hirak Chaabi’ de la región del Rif, en Marruecos, Nasser Zafzafi, ha pedido que se le retire la nacionalidad marroquí, gesto secundado por otros cinco activistas presos, anunció su padre, Ahmed.
Los seis presos enviaron su demanda al ministro de Justicia y al fiscal general del Rey ante la corte de casación, denunciando «la instrumentalización de la justicia» que, según ellos, ha «rechazado las pruebas de su inocencia», afirman en un comunicado público.
Los detenidos insisten en haber sufrido «torturas» durante los interrogatorios de su proceso, hechos mencionados en un informe oficial «enterrado» por las autoridades marroquíes.
Nasser Zafzafi se encuentra junto con los otros firmantes del comunicado: Nabil Ahamjiq, Ouassim al Boustati, Samir Ighid, Mohamed el Haki y Zakaria Adechour; en la prisión de Ras el Maa, en Fez, donde fueron trasladados desde Casablanca después de que la justicia hiciera pública la sentencia definitiva tras los recursos.
La petición de retirada de nacionalidad es simbólica, ya que no está contemplada en la legislación marroquí, pero sirve para reivindicar la extinta República del Rif entre 1921 y 1926 del caudillo Abd el-Krim (1882-1963), quien murió en el exilio sin volver al Marruecos independiente. Como curiosidad, en su juicio les preguntaron por qué no había banderas marroquíes en las manifestaciones y sí de la República del Rif y amazigh o bereberes.
La región del Rif siempre se ha considerado marginada por Rabat. De hecho vivió una histórica represión, más que documentada, de las manos del entonces príncipe y luego rey Hasán II (1929-1999) –quien llamó “escoria” a los rifeños- con bombardeos masivos y donde actuó el llamado ‘carnicero del Rif’, el general Mohamed Ufqir (1920-1972). Algunas fuentes cifran las víctimas en más de 6000.
Nasser Zafzafi, cara visible del movimiento popular, de 39 años, está condenado a veinte años de prisión por «complot para atentar contra la seguridad del Estado» tras la confirmación de la sentencia el pasado 5 de abril de 2019.
El líder del Hirak boicoteó junto a los otros acusados lo que consideraba un «juicio político». Los abogados de la defensa se negaron a litigar, tanto en apelación como en primera instancia, reclamando un proceso «imparcial».
Zafzafi fue elegido entre la terna que optó al premio Sajarov 2018 que otorga anualmente, y desde 1988 el Parlamento Europeo y fue propuesto al premio Vaclav Havel de Derechos Humanos en 2019.
La Delegación General Penitenciaria para la Administración y Reinserción (Dgapr) publicó un desmentido «categórico» tras las «acusaciones de maltrato» y las «alegaciones de tortura» lanzadas en redes sociales.
A finales del pasado mes de julio, un comité de apoyo al movimiento del Rif afirmó que «todas las formas pacíficas de reunión y manifestación siguen prohibidas» en la región y que se habían abierto nuevos procesos judiciales contra «ciudadanos que ejercían libremente su derecho constitucional a manifestarse pacíficamente».
En abril se produjo una manifestación en Rabat así como un manifiesto público solicitando la libertad de los detenidos, y una huelga de hambre de varios activistas presos.
En la actualidad, unos sesenta activistas siguen en prisión, entre ellos veintinueve de los impulsores, según las familias de los detenidos del Hirak agrupados en la asociación ‘Paz por la lealtad y solidaridad’ (en árabe, Thafra lil wafae wa attadamoun)
El Hirak Chaabi, movimiento popular del Rif, se desató a raíz de la muerte en octubre de 2016 de un vendedor de pescado, aplastado en un camión de basura cuando intentaba oponerse a la confiscación de su mercancía.
Pocas personas renuncian a su credo y menos aun a su nacionalidad. Nasser debe tener sobradas razones para tomar una decisión, grave y que le puede complicar más aun si cabe, su vida. El Reino sirve al Rey y el Rey se sirve del pueblo, y esto no se puede denunciar en Marruecos y menos comentarlo públicamente. Sus razones, de peso obviamente, tendrá.