Las palabras son células de significado y, si se acerca el verbo jugar a un microscopio, enseguida se aprecia que este organismo riquísimo que es la lengua española está bien vivo y va experimentando mutaciones.
Esta reflexión se hace la Fundación del Español Urgente a propósito del creciente uso en la jerga deportiva del ‘palabro’ jugón.
Sin duda, recuerda Fundéu, jugar da mucho juego y podríamos hablar extensamente de sus múltiples usos y acepciones, pero en esta ocasión nos centraremos en el sustantivo derivado jugón, joya lingüística habitual en los medios informativos: «El Atlético puso en el terreno de juego a los jugones» o «Incomprensible mansedumbre para una alineación repleta de jugones».
La intención del periodista en estos casos era destacar la categoría de estos jugadores, pero ¿realmente lo ha conseguido?, ¿o podría estar descalificándolos sin pretenderlo?
Conviene saber que, si bien es cierto que el sufijo –ón añadido a un sustantivo lo mismo puede ensalzar que desprestigiar (notición y memorión, pero barrigón y patadón), cuando se combina con verbos, según señala la Gramática, aporta siempre un sentido peyorativo: de chupar, chupón; de preguntar, preguntón; de mirar, mirón…
Así pues, con arreglo a la norma gramatical, jugón no sería quien juega estupendamente, sino más bien quien lo hace de manera mediocre. Como puede verse, la lengua es sensible a los matices y, queriendo alabar sobre el papel, basta descuidarse un poco para hacer un papelón.