Cambio climático hace rebrotar el ántrax en el Ártico

El responsable de Energía de Greenpeace Rusia, Vladimir Chuprov ha declarado que «el aumento de los brotes de enfermedades infecciosas es uno de los efectos terribles del cambio climático», en referencia al caso reciente del brote de ántrax en Siberia.

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Greenpeace: Un hombre Nenet indígena con sus renos. La gente de Nenets se mueven cada 3 o 4 días para que sus vacas no pastan sobre el suelo. Toda la región y sus habitantes están bajo una fuerte amenaza del calentamiento global a medida que aumentan las temperaturas y se derrite el permafrost antiguas de Rusia.

La congelación perpetua (permafrost) tenía enterrados los cadáveres de animales que habían muerto por brotes sucedidos decenas de años atrás. Pero a causa del calentamiento global, la congelación perpetua se ha derretido y los cadáveres han emergido, por lo que la infección se está extendiendo otra vez».

Los Nénets han pastoreado en la península de Yamal, donde se ha dado el suceso, desde hace 1000 años. Y ahora se han convertido en una comunidad indígena víctima directa del cambio climático.  El Gobierno de la región de Yamalo-Nenets reconoce que el incidente ha tenido lugar debido al calor extremo: la temperatura media durante casi todo julio ha estado por encima de los 35 ºC. 2015 ha sido declarado oficialmente el año más caluroso en los últimos 136 años. Y este año parece que también romperá récords de calor. Por ello, Greenpeace recuerda la urgencia de tomar medidas contra el cambio climático antes de que los daños sean irreparables.

Las regiones árticas y subárticas con tierras congeladas (permafrost) suponen alrededor del 25 % de la Tierra. En conjunto estas extensas áreas alberga no solo una enorme cantidad de agua (entre los mantos de hielo y los glaciares almacenan alrededor del 70 % del agua dulce del planeta), sino también grandes cantidades de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano.

Según la Agencia Federal de la Salud, la última epidemia de ántrax en Yamal tuvo lugar en 1941, cuando quedaron enterrados miles de cadáveres en la tundra. El ántrax puede sobrevivir en el suelo hasta cien años o más. Los científicos advierten que si continúa el calentamiento global puede activar una multitud de otros virus peligrosos. Además, si se derrite la congelación perpetua se abre una nueva vía para que la minería acceda a zonas que anteriormente eran inaccesibles y la retirada de superficies de suelos antiguos que han estado inmóviles, para construir minas, también puede conducir a la extensión de infecciones.

En España la responsable de la campaña de Ártico de Greenpeace, Pilar Marcos, ha comentado: «Creo que una gran representación de nuestros políticos no acaban de entender la urgencia que debe suponer la lucha contra el cambio climático. Los pactos reales de Gobierno deberían considerar como prioritario garantizar que reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero a cero y que las temperaturas no aumentarán nunca más de 1,5 ºC. Ese fue el Acuerdo que celebramos en París el pasado diciembre y la solución para frenar efectos como la reaparición del ántrax».

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