Doble premio para el iraní Asghar Farhadi y más discutible el resto del Palmarés
El jurado internacional de la 69 edición del festival de Cannes, presidido por el cineasta australiano George Miller, ha otorgado la Palma de Oro al cineasta británico Ken Loach por su película “Yo, Daniel Blake”, una merecida recompensa para este genial director británico, que entra en el círculo de directores que han obtenido dos Palmas en Cannes, la anterior fue en 2006 con “El viento que agita la cebada”, gran saga sobre la historia política de Irlanda.
Ken Loach, quien obtuvo también otros tres premios del jurado en Cannes en el pasado, persiste y firma con coherencia y gran calidad artística en la realización de un cine al mismo tiempo lúdico, emocionante y necesario. “Yo, Daniel Blake” es una de esas crónicas sociales que Loach sabe bordar con mucha sobriedad junto a su cómplice, el guionista Paul Laverty.
Si figuraba entre mis tres películas preferidas de Cannes, debo confesar que no pensaba que el jurado internacional se atrevería a dar una segunda palma a Loach por esta excelente película. No puedo sino celebrar y aplaudir esa decisión que va en la buena dirección de promover y premiar el mejor cine de autor, objetivo primordial de todo festival de cine internacional. No obstante persisto y firmo que “Aquarius” tenía todo también para merecer una palma de Oro, o un premio de interpretación femenina.
Al recibir el premio de manos de George Miller, Ken Loach ha agradecido al festival de Cannes: “un certamen que es muy importante para el futuro del cine”. “Vivimos una época –ha dicho Ken Loach en su discurso- en la que el proyecto de austeridad neoliberal que nos amenaza puede conducirnos a una catástrofe, como ha sucedido en Grecia o en Portugal, mientras que una minoría se enriquece de manera vergonzosa… “
Ha defendido Ken Loach a continuación la necesidad de “un cine de protesta, en el que el pueblo se alza contra los poderosos… Vivimos –ha añadido- una época de desesperanza, en la que acecha el peligro de la extrema derecha en Europa… pero otro mundo es posible y necesario”. Así es su cine, generoso y necesario.
“Yo, Daniel Blake“ es una espléndida crónica social, en la que Loach denuncia las desastrosas consecuencias del neoliberalismo económico en Gran Bretaña, a través de una historia humana de un viejo carpintero enfermo en lucha contra la burocracia que aplica medidas de austeridad en una sociedad deshumanizada, que pierde poco a poco los valores universales de generosidad y de justicia social.
Bien merecido también me parece el premio de mejor guión para la película iraní “El cliente” de Asghar Farhani, que se lleva al mismo tiempo el de mejor actor para el excelente intérprete masculino, el iraní Shahab Hosseini. Un doble premio que excluye sin embargo a otras películas que hubiesen podido figurar en el palmarés, y que han sido olvidadas por el jurado, pienso por ejemplo en “Paterson” de Jim Jarmusch, entre otras.
El premio de mejor actriz se lo lleva Jaclyn Jose en “Ma Rosa” del director filipino Brillante Mendoza, por su papel de una madre de familia en un barrio miserable de Manila, detenida por una brigada de policías corruptos por trafico de drogas. La estética miserabilista de este director que ha venido a menudo al festival de Cannes, con películas muy parecidas a esta, sobre la violencia y la corrupción en su país, no me ha convencido.
El premio me parece aun más desmesurado en la medida en que tenían en esta selección varias y excelentes actrices para postular a ese galardón. Entre ellas la brasileña Sonia Braga en “Aquarius” de Kleber Mendonça Filho, que era mi favorita para una Palma de Oro.
Celebro el premio de la mejor puesta en escena para la excelente película rumana “Baccalaureat” de Cristian Mungiu, pero es lamentable que haya sido compartido ex aequo con la decepcionante “Personnal Shopper” del francés Olivier Assayas, que fue pitada en sesión de prensa. Probablemente uno de esos premios de compromiso, después de una airada discusión entre los nueve miembros del jurado.
Discutible también el gran premio del jurado para el joven canadiense Xavier Dolan, quien nos ha sorprendido y entusiasmado menos esta vez con “Juste la fin du monde”, que con “Momy” dos años atrás. El premio del jurado ha sido para la cineasta inglesa Andrea Arnold, quien firma su primera película norteamericana con “Honey moon” interesante mirada sobre la otra cara del sueño americano, pero que excluye del palmarés algunos grandes olvidados como la brasileña “Aquarius” , o la alemana “Toni Erdmann” de la realizadora Maren Aden, cuya calidad ha sido reconocida con el premio de la Fipresci, Federación de la critica internacional.
El premio Cámara de Oro al mejor primer largometraje del festival, todas secciones confundidas, ha ido a parar a la Quincena de Realizadores, para la película francesa “Divines” de Houda Benyamina, quien en sus palabras de agradecimiento ha hecho un vibrante llamamiento en defensa de la condición de la mujer.
Una muy buena noticia para Edouard Waintrop, director de la Quincena, quien prueba una vez más su intuición y sus gustos de buen y apasionado cinéfilo.
Cerrando esta crónica del Palmares 2016 de Cannes, recordemos que la palma de oro del cortometraje ha sido para la película española “Time code” de Juanjo Jiménez, y una mención especial para la brasileña “La chica que bailaba con el diablo” de Joao Paulo Miranda María. Un consuelo al menos para el cine brasileño y español que se van de vacío en la competición de largometrajes.
Señalemos también que en la sección paralela Semana de la crítica los dos premios principales han sido para la producción española “Mimosas” de Oliver Laxe, un viaje iniciático en las montañas del atlas marroquí, con espléndidas imágenes, pero que brilla más por su excelente dirección de fotografía y su factura que por su guión. Y para “Album de familia” de Can Mertoglu, irónica comedia turca en torno al tema de la adopción en una familia de clase media cargada de prejuicios y buen reflejo de la sociedad turca actual.
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