Fernando Marías, catedrático de Historia del Arte de la UAM y miembro de la Real Academia de Historia, ha dirigido uno de los eventos culturales más relevantes organizados con motivo de la celebración del cuarto centenario de la muerte del Greco, el Simposio Internacional El Greco 2014 que ha teniendo lugar en el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid.
En el Simposio han participado como ponentes María Constantoudaki-Kitromilides, directora del Museo de Arqueología e Historia del Arte de Atenas, Angeliki Lymberopoulou, profesora de arte y cultura bizantinas en la Open University del Reino Unido, Jeongho Park, conservador de la Frick Collection de Nueva York, Elena de Laurentiis, investigadora independiente y doctora en Historia del Arte, Andrew R. Casper, profesor en la Miami University de Oxford, Ohio, Felipe Pereda de la John Hopkins University de Baltimore, Almudena Pérez de Tudela, conservadora del Real Monasterio de El Escorial, Johannes Ramharter, investigador independiente de Viena, Benito Navarrete titular de Historia del Arte de la Universidad de Alcalá, Nicos Hadjinicolau catedrático de Historia del Arte de la universidad de Creta, Francisco José Aranda, catedrático de Historia Moderna de la universidad Castilla la Mancha, Howard Burns, profesor de Historia de la Arquitectura de la Scuola Normale Superiore de Pisa, Joaquín Bérchez, Cristiano Tessari, José Riello, Richard L. Kagan, etc.
Las etapas cretense e italiana comienzan con una referencia a un joven Greco confrontado con una espinosa etapa en Venecia. Creta, que forma parte de la República de Venecia, de la que es pieza capital por su estratégica situación geográfica en las relaciones comerciales de la Serenissima con el lejano oriente, es también el lugar que aglutina los dos lenguajes artísticos, el cretense oriental y el latino tradicional. El Greco llega a Venecia hacia 1566 con veinticinco años, ya famoso pintor de iconos, erudito de la tradición griega y conocedor del lenguaje latino presente en Creta. Emigra porque quiere ampliar este conocimiento en Venecia, una de las capitales del Renacimiento en Europa. Y en Venecia va a aprender a pintar a la manera clásica veneciana, va a estudiar a los grandes, Tiziano, Tintoretto, Bassano, va a iniciarse en otra forma de color y de plasticidad. El Greco en Venecia es un extranjero ambicioso, trabaja, asimila y aprende pero se encuentra con el problema que arrastrará a lo largo de toda su itinerancia vital: competir con los bien establecidos artistas locales, conocidos y patrocinados por mecenas internacionales como Felipe II en el caso de Tiziano, papas, doggi, señores de Milán, etc. Es un recién llegado, un advenedizo que va abriéndose camino interesándose en la exploración del espacio, las arquitecturas, y lo que le hará más que famoso, único al final de su trayecto: la incursión en la pintura de lo invisible.
Algunas de las pinturas que ilustran esta trayectoria cretense – veneciana serían El Triptico de Módena, ejemplo de cómo se pintaba en Creta, hoy en la Galleria Estense de esta ciudad, y la superación en la tradición veneciana con una Pietà hoy en Filadelfia, la Expulsión de los mercaderes, (Galería Nacional de Washington), el San Francisco de Nápoles, y la extraña Adoración de los Magos. De esta época es el autorretrato, que va a ser su carta de presentación al cardenal romano Alejandro Farnesio, carta escrita por su amigo el miniaturista Giulio Clovio al cardenal, pidiéndole que le aloje en su palacio sin más estipendio que residir allí. El Autorretrato se presenta como algo che fa stupire. Al cabo de dos años el cardenal le despide, por razones nunca aclaradas y el Greco hasta su viaje a España tiene que sobrevivir en Roma adhiriéndose a alguna de sus numerosas academias.
¿Es el Greco un pintor cretense?
Formado en la Candía veneciana (hoy Heraklion), por lo que hoy es famoso no tiene que ver ni con Creta ni con la influencia veneciana, pero tampoco hubiera llegado a pintar en sus últimos años como lo hizo sin este bagage. En toda la vida del Greco estará presente esta fusión de culturas, como no podía ser de otra forma. Los antecedentes del Greco se encuentran tanto en los frescos bizantinos desde el siglo XIII, como en las influencias occidentales. El número de iglesias bizantinas en Creta dan buen testimonio de este desarrollo artístico. El icono, que aparece a finales del siglo XV se convierte en el leit motif bizantino, que se extiende a Constantinopla y Venecia, que hacía enormes pedidos para abastecer a todo el occidente bajo su influencia. Así Creta es la receptora de todas estas influencias artísticas, por lo que sus pintores saben pintar tanto a la maniera greca como a la maniera latina.
¿Razones para el cambio?
Creta se le había quedado pequeña, tanto por razones de desarrollo artístico como crematísticas y de la fama que ansiaba. Pero es siempre fiel a su origen identificándose por medio de su firma. En Italia firma en los dos idiomas, en España siempre en griego. La firma es su objetivo, su marca. Es cierto que su fama se debe a sus creaciones españolas. Si se hubiese quedado en Creta o Venecia, hoy no estaríamos aquí, Pero ¿estaríamos aquí sin ese background cretense y veneciano? ¿podemos encontrar dinámicas entre un Cristo de Angelos en la Constantinopla de 1323 y el San Pedro Apóstol de 1610 de El Escorial? ¿Y entre El tránsito de la Virgen anterior a 1563 y el Señor de Orgaz de 1586?. La esencia de lo bizantino es una ventana al mundo inmaterial. La imagen participa de la naturaleza divina. En San Lucas pintando a la Virgen del Museo Benakis de Atenas, está pintando a la Virgen como una “Fama”, habitual incorporación de elementos paganos por el arte bizantino. En España desarrolla un lenguaje nuevo a partir de sus vírgenes, un lenguaje adaptado al público de una cultura distinta.
San Lucas pintando a la Virgen, el Tránsito y la Adoración de los Magos están firmados. No está acreditado que los pintara en Creta, únicamente sabemos que se había ido distanciando de la tradición bizantina, conservando algunos trazos hasta el final de su vida. No hay certezas ni documentos fehacientes de San Lucas, Dormición o Adoración de los Magos, de ahí el ‘antes de 1563’. Aún queda mucho por decir. Por ejemplo si fue un pintor cretense en sus orígenes que voló hacia otros conceptos del arte antes de abandonar Creta, que por eso abandonó Creta, pero conservó una fidelidad a sus principios hasta el final.
En el simposio se hizo un estudio de la evolución del Greco desde todos los ángulos posibles, entre los que no podía faltar algo tan consistente y continuado en el tiempo como el retrato.
Sorprende en alguien procedente del icono bizantino, la verosimilitud de los retratos y su pasión por ellos. La primera ya está manifiesta en ese autorretrato con el que Giulio Clovio le presenta al Cardenal Farnese y que hasta el 14 de junio tenemos la suerte de ver en Santa Cruz. La segunda por dos razones: conseguir clientes y expresar ideas de pintura a través del retrato. Esto último queda bien patente en el Retrato de Giulio Clovio, un hombre mayor, visible en los ojos, piel y arrugas de la mano. Un fondo neutro y un paisaje visto a través de una ventana como homenaje a sus maestros venecianos. Bajo el paisaje, un libro de horas identificado como de los Farnese que Clovio casi toca con el dedo.
En 1572 pinta Cristo sanando a un ciego, en el que retrata a Farnese y es un ejemplo de la exploración de espacios, tanto como el Cristo limpiando el Templo de ladrones de 1571, en el que retrata en el ángulo bajo derecho a Tiziano, Miguel Angel, Giulio Clovio y aquí la polémica no totalmente resuelta, ¿a Rafael o a sí mismo señalándose con la mano derecha? Hay parecido con Rafael, pero esa nariz curvada, ¿es la de Doménikos? ¿Se autorretrata en homenaje a estos artistas de los que se siente heredero?.
Por cierto, los retrata por orden de preferencia, por eso Miguel Angel aparece detrás de Tiziano y Clovio. Parece que Miguel Angel como pintor no fue santo de la devoción de El Greco. Se dice que en 1611, en una conversación con el pintor sevillano Pacheco llegó a decirle que “Miguel Angel era un buen hombre, pero no sabía pintar”. Antes de abandonar el Palacio Farnese en Roma, pintará el excelente Retrato de desconocido inspirado en el Retrato de Pietro Bembo de Tiziano.
Una vez fuera del palacio del cardenal, el Greco busca la forma de llamar la atención de los poderosos y una muestra de ello es el Retrato de Vincenzo Anastagi, caballero de Malta, enfundado en una armadura plateada y vistiendo amplios pantalones de terciopelo verde y medias blancas, mientras que en el suelo se contempla el casco y la firma del pintor en la pared. La pincelada da veracidad a los materiales, terciopelos, armadura. El estilo recuerda a Tiziano. Anastagi transmite su personalidad a través de sus ojos, su gesto y sus brazos en jarras.
Tampoco consiguió ascender, quizá de nuevo por demasiada excelente competencia local, por su extranjería. Cuando continua su carrera en España seguirá experimentando con los retratos hasta el final.
El norteamericano Andrew R. Casper desata la polémica en el coloquio final por su introducción al ‘mestizaje’ del Greco según aportes del historiador británico Peter Burke. Mestizaje como muestra de su multiculturalidad mediterránea. ¿Se ve la misma mano en la Dormición de la Virgen y en la Asunción de Santo Domingo el Antiguo? ¿Resultado de su nomadismo artístico en busca de la fama hasta llegar a Toledo, donde se queda para siempre? ¿Su Jesús curando al ciego resume su aprendizaje veneciano y romano?. La arquitectura viene de un grabado de 1568 anclado en la óptica de la figura central de la obra, en referencia a la antigüedad clásica.
Veamos sus primeras obras en España: El San Sebastián de la catedral de Palencia y la Trinidad de Santo Domingo el Antiguo son una referencia a Miguel Angel.
Los retablos de Dª María de Aragón (Prado) son una referencia a la distorsión del mundo mediante sus figuras alargadas, Anunciación, Adoración de los pastores, Crucifixión, Resurrección… ¿encontramos su comienzo en el Expolio y su culmen en el paraíso de El Señor de Orgaz? Está más claro su pasado cretense que el italiano, pero clarísima su independencia de estilo. En un entorno global consideramos la iluminación nocturna, el misticismo o profundo sentido religioso, su personalidad épica. Vinculado a todos y a ningún lugar, su identidad mestiza es irreconocible para los coetáneos del Greco. Mestiza las diversas influencias a título individual a diferencia de los artistas de toda Europa que se sintieron atraídos por Italia.
En el mestizaje español del Greco hay interferencias cretenses e italianas que va dejando de lado para crear un estilo propio único e inconfundible, que interpreta los distintos lenguajes de los lugares en que vive, lenguajes no mensajes, en los que está muy presente el Concilio de Trento. España es el resultado de los lenguajes anteriores, ¿es único, excéntrico? Italia le lleva a una rápida metamorfosis, la larga metamorfosis española es producto de sus treinta y siete años de vida en una Toledo que ya no es capital de España, feudo por antonomasia de una Iglesia fiel a los dictados de Trento.
Polemiza Casper sobre La dama del armiño y se pregunta si es del Greco, o consecuencia de su movilidad geográfica, o de su personal experimentación, o del mestizaje. ¿Es un retrato de Jerónima de las Cuevas?
Fernando Marías regala un coloquio estimulante a propósito del concepto de Burke sobre el mestizaje cultural, arguyendo que el concepto encaja a un nivel global, nunca individual y mucho menos si hablamos de un artista, que estuvo buscando su camino, su estilo propio, viviendo su propia vida, no la de otros.
Casper se defiende afirmando que no ha querido forzar sobre el auditorio en ningún momento el concepto de Burke. Admite que este concepto quizá no encaje porque es mucho más amplio.
El simposio armoniza con la obra del Greco expuesta hasta el 14 de junio en el Museo de Santa Cruz de Toledo y todos los Espacios Greco, así como con la exposición para bibliófilos del Museo del Prado La Biblioteca del Greco. Excelentemente organizado, ofrece un aprendizaje de lo más estimulante.