El neologismo pedofrastia está bien formado y se considera válido en español para hacer referencia a la estrategia de recurrir a niños en un discurso o debate con el fin de conmover a la audiencia, de modo que se deje llevar más por las emociones que por la razón.
Esta palabra empieza a verse en los medios de comunicación en frases como «Taleb nos recuerda quiénes son más proclives a caer en la pedofrastia» o «Es un claro ejemplo de pedofrastia».
Pedofrastia es un calco del anglicismo pedophrasty, formado con las voces del griego παῖς, παιδός (paîs, paidós) ‘niño’, y φραστήρ, ῆρoς (frastér, frastêros) ‘guía, informador, ilustrador’.
Este nuevo término se atribuye al ensayista libanés Nassim Nicholas Taleb, quien lo explica como «la argumentación en la que se recurre a niños para dejar en evidencia al oponente, ya que ante niños que sufren todo el mundo se queda indefenso y desaparece el escepticismo; nadie es capaz de dudar de la autenticidad del argumento o de la fuente de información. Se trata de una estrategia que se apoya a menudo en fotografías. Puede asimismo aludir a la explotación de bebés por parte de sus padres, que los alquilan a mendigos».
Por tanto, el uso de esta palabra en los ejemplos anteriores es adecuado. Asimismo, para referirse a la persona que incurre en la pedofrastia, es adecuado el empleo de pedofrasta, como en «El pedofrasta usa a los niños para satisfacer sus deseos ideológicos».