Naciones Unidas advierte que para 2050, hasta diez millones de personas podrían perder la vida cada año a causa de la resistencia antimicrobiana, con el riesgo añadido del hundimiento “catastrófico” de la economía, que empujaría a veinticuatro millones de ciudadanos a la pobreza extrema.
Según un último informe de la ONU, al menos 700 000 personas mueren anualmente por infecciones farmacoresistentes, entre ellas 230 000 por una tuberculosis que no reacciona a los medicamentos. Mientras tanto, cada vez más y más enfermedades que eran “comunes” tales como infecciones respiratorias, urinarias y de transmisión sexual se están convirtiendo en imposibles de tratar.
Al mismo tiempo, procedimientos médicos que salvan vidas presentan cada vez más riesgos y los sistemas de alimentación son más precarios.
“La resistencia a los antimicrobianos es una de las mayores amenazas que enfrentamos como comunidad global. Este informe refleja la profundidad y el alcance de la respuesta necesaria para frenar su aumento y proteger un siglo de progreso en salud”, asegura la vicesecretaria general de la ONU Amina Mohammed.
Mohammed enfatiza que «no hay tiempo para esperar”, e insta a todas las partes interesadas a que sigan las recomendaciones del informe y trabajen urgentemente para proteger a la gente y asegurar un futuro sostenible para todos.
La salud humana, animal y alimentaria interconectadas
Según el informe el mundo ya está sintiendo las consecuencias tanto económicas como de salud debido a las medicinas quepierden su efectividad, y si los países no invierten en todos los niveles de la sociedad, las futuras generaciones tendrán que enfrentar un impacto desastroso por la resistencia antimicrobiana.
Reconociendo que la salud humana, animal y alimentaria están estrechamente interconectadas, el informe pide un enfoque coordinado y multisectorial y recomienda a los países:
- Dar prioridad a los planes de acción nacionales para ampliar la financiación y los esfuerzos de creación de capacidad;
- Implementar sistemas regulatorios más sólidos y programas de concientización de apoyo para el uso responsable y prudente de los antimicrobianos por parte de profesionales en humanos, animales y sanidad vegetal;
- Invertir en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías que combatan la resistencia antimicrobiana;
- Eliminar gradualmente el uso de antimicrobianos de importancia crítica en la agricultura.
Las recomendaciones necesitan ser implementadas inmediatamente por todos los sectores de la sociedad: público, privado, la sociedad civil y la academia.
“Las recomendaciones del informe reconocen que los antimicrobianos son críticas para salvaguardar la producción de alimentos, su seguridad y comercio, la salud humana y la animal», dijo José Graziano da Silva, director general de Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura.
«Estamos en un punto crítico en la lucha para proteger algunos de nuestros medicamentos más esenciales. Este informe hace recomendaciones concretas que podrían salvar miles de vidas cada año», dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud.
Datos importantes
Los antimicrobianos son fundamentales para luchar contra las enfermedades humanas y de los animales, las plantas y los cultivos. Sin embargo, el aumento de la resistencia a estos fármacos está poniendo en riesgo un siglo de avances en materia de salud humana, haciendo mucho más difícil el tratamiento de infecciones comunes y aumentando el riesgo de intervenciones médicas que salvan vidas humanas.
Al mismo tiempo hay una carencia de innovaciones científicas, en gran parte debido a las deficiencias del mercado, y son demasiado pocos los nuevos antimicrobianos, vacunas, pruebas diagnósticas y alternativas a los antimicrobianos para uso humano, animal o vegetal que se encuentran en fase de investigación y desarrollo.
Aunque la resistencia a los antimicrobianos puede aparecer de forma natural, el uso indebido y excesivo de estos fármacos en los humanos, los animales terrestres y acuáticos, las plantas y los cultivos está acelerando mucho su aparición y propagación.
En la salud humana, las malas prácticas de prescripción y la inobservancia de los tratamientos por parte de los pacientes, las deficiencias en la reglamentación y la supervisión, en particular con respecto a la venta sin receta, y la proliferación de antimicrobianos falsificados y de calidad subestándar son factores que contribuyen al problema.
El uso de antimicrobianos para fomentar el crecimiento y prevenir de forma sistemática las enfermedades en animales y cultivos sanos sin indicaciones apropiadas y en ausencia de buenas prácticas agropecuarias para prevenir enfermedades infecciosas en las granjas también está contribuyendo a la aparición y propagación de la resistencia a los antimicrobianos.