El movimiento indigenista en América se puede rastrear hasta el siglo diecinueve, cuando se empezaron a cuestionar las políticas y actitudes coloniales que habían prevalecido desde la conquista de los territorios por diversos países europeos.
Este movimiento buscaba revalorizar las culturas indígenas y enfrentar las injusticias cometidas contra los pueblos originarios.
La evolución del indigenismo pasó de una etapa romántica, que idealizaba el pasado precolombino, a una más activa y política, concentrándose en la defensa de los derechos y el bienestar de los pueblos indígenas.
«El indigenismo no fue simplemente un movimiento cultural, sino también una lucha política que buscó transformar la percepción y las condiciones de los pueblos indígenas en América», explica Carlos Méndez, historiador especializado en movimientos sociales de América Latina.
Diversidad Cultural
Durante el marco temporal de 1800 a 1940, las diferentes naciones de América experimentaron diversas formas de indigenismo que reflejaban sus contextos políticos y sociales particulares:
- México: Después de la Revolución Mexicana (1910-1920), se desarrolló un enfoque indigenista que buscaba integrar a los indígenas dentro de la nación mexicana, no solo a través de reformas agrarias que les devolvieran tierras, sino también mediante la promoción de la educación bilingüe y el respeto a sus culturas tradicionales. Figuras como José Vasconcelos, secretario de Educación, impulsaron una visión del indígena como el verdadero mexicano, lo que llevó a una revalorización de las raíces prehispánicas como fundamento de la identidad nacional. Sin embargo, estas políticas también fueron criticadas por promover una forma de asimilación cultural y no una verdadera autonomía indígena.
- Perú: Influenciado por figuras como José Carlos Mariátegui, el indigenismo peruano adoptó un tono más marxista, enfocándose en la lucha de clases y los derechos territoriales.
- Bolivia: Se destacó por su enfoque en el sindicalismo y los derechos laborales indígenas, especialmente en las áreas mineras.
- Argentina: En este país, el indigenismo tomó una forma particularmente centrada en la cuestión de la «desiertoización» y la campaña del desierto, que fueron políticas de expansión territorial que impactaron profundamente a las comunidades indígenas locales, principalmente mapuches y tehuelches. Durante este tiempo, las políticas estatales oscilaron entre la asimilación cultural y la segregación.
- Chile: La situación de los pueblos indígenas en Chile estuvo marcada por la larga resistencia mapuche contra la expansión chilena, conocida como la «Pacificación de la Araucanía». Durante este período, el gobierno chileno implementó políticas de asimilación forzada y expropiación de tierras, intentando integrar a los mapuches a la sociedad chilena a través de la educación y la reducción de su autonomía territorial.
«La diversidad de enfoques indigenistas refleja las complejidades de cada país en su relación con sus poblaciones indígenas y sus respectivas luchas por la justicia social», señala María López, antropóloga y experta en culturas andinas.
Congreso Indigenista de 1940 en México
El Congreso Indigenista Interamericano, celebrado en Pátzcuaro, Michoacán, México, entre los días 14 y 24 de abril de 1940; fue un hito clave para el movimiento indigenista. Este evento reunió a delegados de varias naciones americanas y marcó un antes y un después en la colaboración y el entendimiento intercultural.
Su objetivo era formular políticas que promovieran la integración efectiva de los pueblos indígenas en las sociedades nacionales, respetando al mismo tiempo su identidad y autonomía.
«El Congreso de Pátzcuaro fue fundamental porque representó un reconocimiento oficial y multilateral de los derechos y culturas indígenas en América», afirma Roberto Sánchez, especialista en derecho indígena.
Expectativas para 2024
Desde el congreso de 1940, el movimiento indigenista ha seguido evolucionando. Ha visto el surgimiento de numerosas organizaciones indígenas que ahora juegan un papel crucial en la política nacional e internacional. Además, las legislaciones de varios países han empezado a reconocer derechos colectivos y territoriales que eran impensables en las décadas anteriores.
Mirando hacia el futuro, el año 2024 representa una oportunidad para reforzar y expandir los logros del movimiento indigenista. Se espera que los pueblos indígenas continúen afianzándose como actores claves en la búsqueda de la equidad, gestionando sus recursos y participando activamente en los procesos políticos.
«La celebración del Día del Indígena Americano no solo es un acto de reconocimiento, sino también un compromiso renovado hacia la justicia social, económica y política para los pueblos indígenas», indica Elena Torres, activista y líder indígena.
Con cada año que pasa, la lucha por los derechos y la representación de los pueblos indígenas se hace más fuerte y más arraigada en la conciencia global, llevando adelante el legado del indigenismo americano hacia nuevos horizontes.