Peter Weiss fue un importante dramaturgo alemán, trasplantado a Suecia. Nació en 1916 y en 1939, huyendo del nazismo, se instaló en Suecia, donde vivió el resto de su vida. Primero debutó como novelista, aunque lo que le haría célebre serían sus grandes obras teatrales; la más famosa de ellas, titulada abreviadamente ‘Marat-Sade’, se estrenó en Alemania en 1964 y en España cuatro años más tarde, en un magnífico montaje dirigido por Adolfo Marsillach.
Francisco J. Uriz es un traductor y escritor aragonés, autor de libros memorias, de poesía y de teatro, y traductor al castellano de numerosas obras, sobre todo del idioma sueco.
En 1974, Weiss se encontraba reuniendo materiales para su monumental obra “La estética de la resistencia”, en la que narra episodios de la lucha de emancipación del movimiento obrero en la primera mitad del siglo XX; uno de ellos fue la guerra civil española, y más en concreto el episodio de las Brigadas Internacionales.
Para la preparación de esta parte de la obra, Weiss contó con la ayuda de Uriz, quien le proporcionó mucho material y le acabó convenciendo de que era necesario que viajaran a España para conocer en vivo algunos escenarios de lo que Weiss quería rememorar y narrar.
Para ello vienen a Barcelona, Valencia y de aquí a Albacete, en busca de la “cueva o casa de la tía Potita”, a unos 20 km. de la capital, que había sido durante la guerra una especie de hospital para brigadistas. Y aquí es donde radica (para los lectores albacetenses y castellano-manchegos) el interés del libro; por sus descripciones, por las personas con las que se entrevistan hasta lograr dar con la ubicación del lugar: el alcalde, Ramón Bello Bañón, fallecido el año pasado; el archivero municipal Francisco Fuster Ruiz; la directora de la Biblioteca Pública, Armanda López Moreno; el director de La Verdad, Ramón Ferrando y varios más; muchos de los cuales les ayudaron con la mayor diligencia hasta que lograron encontrar la ubicación del paraje, y posteriormente pudieron entrar en el mismo.
Posteriormente viajaron hasta Oliva y Denia, en la comunidad valenciana, donde también consiguieron encontrar el otro lugar que buscaban: Villa Cándida, que había sido un lugar de las mismas características que el anterior.
En un momento dado de sus anotaciones sobre el viaje, Weiss escribirá: “Albacete fue un lugar de descaso para las caravanas árabes, en todos los tiempos, una ciudad aparte, muy suya: los árabes, los extranjeros, las Brigadas”.
No obstante yo destacaría que la principal sorpresa se la llevó Weiss por la buena acogida que tuvieron en España, país al que él no quería venir por la pervivencia (todavía en 1974) de la dictadura del general Franco. En otro momento de sus diarios (recogidos en este libro) Weiss destaca: “esa extraordinaria amabilidad humana en España, esta voluntad de ayudar, la facilidad con la que se establecen los contactos. La persona a la que preguntas te escucha, se toma tiempo, se interesa por el problema que le planteas. ¿Cómo ha podido este país estar sometido por el fascismo?”
El libro tienen algunos elementos de interés: primero la narración del viaje vista por los ojos de Weiss y de Uriz, que evidentemente miraban las cosas de forma diferente, aunque buscaran un mismo objetivo y luego las reflexiones políticas de Weiss, en la última parte de sus anotaciones.
El libro se abre con un prólogo de la viuda de Weiss, la escenógrafa Gunilla Plamstierna, y se cierra con otros trabajos de Uriz sobre el montaje del ‘Marat Sade’ en España en 1968/69 y su suspensión por decisión del propio Weiss (a raíz del estado de excepción de enero de ese último año).
- Peter Weiss y Francisco Uriz
- Viaje a la España de Franco
- Ed. Erial, Zaragoza, 2016