Conrado Granado
Se cumplen en este 2014 cien años de una primera Guerra Mundial que sumió a Europa en una barbarie si sentido llevándose por delante a millones de personas, destrozando países, frustrando esperanzas y aniquilando a una sociedad que asistió impotente a lo que se le venía encima. El suplemento “Europa”, editado por seis rotativos del Continente expone en sus páginas lo que fue y significó una guerra que fue locura antes que nada, una contienda de la que todavía quedan algunos rescoldos.
Los periódicos El País (España), Theguardian (Reino Unido), Gazeta (Polonia), La Stampa (Italia) Süddeutsche Zeitung (Alemania) y Le Monde (Francia, analizan en dicho suplemento cómo se transformó Europa durante y tras aquella larga guerra que fue de 1914 a 1918, en aspectos como fueron, entre otros, el reclutamiento forzoso de las tropas, la tecnología aplicada al hecho de matar, las armas químicas, el movimiento obrero, la emancipación de la mujer, los países surgidos tras la guerra, el declive de las clases medias o el pacifismo.
El historiador británico Christopher Clark, profesor de la Universidad de Cambridge, analizando lo que nos quiere contar la historia, sostiene por su parte que “la cultura occidental no es capaz de ver en el pasado más que los ecos de sus preocupaciones”, que estamos inmersos en una cultura obsesionada por los aniversarios y el recuerdo. Pero el profesor británico también advierte que “la historia no se repite, pero, como decía Mark Twain, a veces rima”. Una advertencia para navegantes de un historiador que sabe más de política que muchos políticos juntos.
Por lo que a España respecta, se exponen en el citado suplemento unos datos interesantes, referentes a cómo estábamos hace un siglo y cómo estamos ahora en algunos aspectos, es decir, las diferencias entres los años 1914 y 2013.
Según fuentes del CSIC, INE, OMS y “Mortalidad y modernización en la España contemporánea”, estas son algunas de las diferencias: Esperanza de vida: 1914: 42,8 años; 2013: 82,3 años. Tasa de fecundidad, hijos por madre: 1914: 4,6; 2013: 1,32. Tasa de actividad femenina: 1914: 9,9; 2013: 53,1. Mortalidad materna (por cada 100.000 habitantes: 1914: 43 (estimación); 2013: 6. Población (número de habitantes): 1914: 19.995.686; 2013: 46.609.652.
Podría decirse que cien años después de aquella primera Guerra Mundial, los europeos nos encontramos en una encrucijada de dudoso e incierto futuro: por una parte, somos muchos los que creemos en una Europa que a través de la Unión Europea acabe siendo la nación común de los europeos, para lo que ya se han dado pasos de gigante desde la constitución del Mercado Común en el año 1956 del pasado siglo. Pero frente a esta creencia están también los euroescépticos, los que no creen posible ni deseable una Unión Europea unida, entrelazada de personas, leyes y pareceres. A estos últimos han de unirse los nacionalismos regionales de última hora, de nuevo cuño, de los que en España tenemos algunos exponentes.
La historia nos da lecciones, y cada cual es muy libre de aprenderlas, o al menos prestarles atención. Pero hay hechos irrefutables, que indican las coordenadas de por dónde van los tiros: en aquella Europa de la primera Guerra Mundial solamente existían tres grandes potencias: Alemania, Rusia y el Imperio Austrohúngaro. A la altura del año 2014, y de no unirnos los europeos, es posible que solo quede en el Viejo Continente una gran potencia económica y industrialmente hablando capaz de hacer frente a las otras grandes potencias que marcarán el futuro del mundo desde el punto de vista económico e industrial, como son Estados Unidos, Japón y China. Y esa potencia, observando los datos, se llama Alemania, para bien o para mal.
Interesante,Conrado. Está bien hacer reflexión y comparar.