Al ‘efecto Google’ se le llama menos memoria

Recordando el artículo de Betsy Sparrow, Jenny Liu y Daniel M. Wegner publicado en la revista ‘Science’ sobre el ‘Efecto Google’; esto es, el proceso de discapacitación memorística universal debido al uso del browser… Intuí otro efecto, un tipo de defectos en relación al discurso educativo sobre el uso de la memoria, aparte del verdadero efecto final de aquel artículo, el redescubrimiento de las teorías sobre la ‘memoria transactiva’.

La memoria como cualidad nos remite a cierto modelo de pensamiento acumulativo y no narrativo. Recuerden a los jóvenes aprendices de Rabí recitando la Torá o a los jóvenes aprendices budistas del Himalaya recitando mantras o a los monjes copistas perfeccionándose en la perfecta caligrafía. La memoria adolece de pasado reinterpretado, cuando el memorizador ha integrado como propio una amalgama ordenada, confundiendo identidad con letra. Expresar como se narra cualquiera a sí mismo quizá sea pertinente para quienes aparentan de ese saber en sociedad porque el silencio les da miedo.

La memorización no es un ejercicio tan sofocante, que se lo pregunten al ‘perro de Paulov’ si la recompensa es la golosina. Además este tipo de prácticas mántricas se entienden observando la importancia que adquieren en los rituales, todos, no sólo los litúrgicos. No dejan de ser fórmulas habituadas a creer que tras los ejercicios siempre hay recompensas frente al caos o el desorden. Podrán pensar conmigo que la memorización no es el efecto de competir por lograr recitar más mantras sino el defecto de lo que oculta.

A mí siempre me llamaron la atención aquellos oradores cautelosos, capaces tras observar a sus interlocutores saberse aproximar con su palabra a los ‘puntos de encuentro’ entre quienes comparten un lugar. Si leen a Aristóteles, en su ‘Lógica’ podrán encontrar una exhaustiva referencia a los ‘locus’ referida a los tópicos. Valga la analogía en el caso de los músicos de Jazz que generosamente acaban exaltados y exaltando a su público cuando se entregan en sus improvisaciones, ¿piensan que esto es efecto de la memoria?

El músico es un gran ejercitador del color, tanto del timbre como del efecto de su relación con la tonalidad. Y en su interpretación asume el porqué del uso tonal para comprender qué articulación es necesaria para el gran despliegue del ‘pathos’ colectivo. Quizá, y en este caso, el mantra del músico sea repetir la ejecución de escalas, pero la diferencia del músico y el ejercitador es su entendimiento del timbre y la propagación del sonido lanzado en una sala porque interpreta algo para otros/as. Sino, fíjense que cada sala de conciertos, teatro, etc… tiene una sonoridad distinta, para encontrarnos en un lugar distinto y sobre una partitura distinta. Las artes escénicas suman eso de performativo que nos emociona a todos/as cuando somos el ‘poso’ coral de quien deja su memoria a favor del público.

Quisiera demostrar que tras la obsesión del memorizador sólo se plantea el ejercicio, si éste tiene un propósito más del tránsito de saberse desmemorizar para rememorizar, de nuevo, en cada instante desde el espacio mismo que habite.

La estupidez del recitador de palabras de otros carece del efecto de la actualización de toda la cantidad de los entornos posibles que vivimos. La realidad debe de ser algo ‘multicapa’. Posiblemente como me la imagino. Esta experiencia supone un esfuerzo magnífico en el reto de poder llegar a todo lo próximo. El efecto de la proximidad es mayúsculo por poder interconectar flujos de interacción. Pasamos de ser meros individuos a ser instantes con otros, con quienes hemos invocado para encontrarnos en un relato común al unir las piezas de nuestros ejercicios realizados.

Por esto, si lo pensáramos en una sola capa en una simple memoria, de nuevo carecería de sentido sin poder concentrarnos aún más sobre la instantaneidad. Si instante es comprender el nodo, y captarlo en el momento que une una anacronía, dando forma a la realidad.

La responsabilidad es la responsabilidad del instante, sin y con el llamado ‘efecto Google’.

Kepa Paul Larrañaga
NETólogo, Especializado en Derechos de Infancia. Experto en “Gestión estratégica y liderazgo social”, por el Programa del Departamento de Gestión Pública del IESE. Actualmente (desde enero de 2014 hasta la actualidad en relación a infancia y adolescencia): ➣ Codirector del libro coeditado por UNED, Ministerio de Justicia y Thomson Reuters­Aranzadi "Menores e Internet". ➣ Coordinador del “Diccionario de Política e Intervención Social sobre Infancia y Adolescencia” coeditado por FAPMI (Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil), SENAME (Servicio Nacional de Menores de Chile) y Thomson Reuters­Aranzadi. ➣ Miembro del “Grupo de Trabajo Público­Privado de Menores e Internet” de Red.es para la Agenda Digital española. ➣ Evaluador del II PENIA (Plan Estratégico Nacional de Infancia y Adolescencia). ➣ Vocal Asesor de la Cátedra Santander Derecho y Menores de la Universidad Pontificia Comillas (ICADE) ➣ Miembro de OCTA (Observatorio de Contenidos Televisivos y Audiovisuales)

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