Concentración en Ventimiglia para reclamar el permiso de residencia europeo

Más de seis mil personas de Italia, Francia y de la Caravana Abriendo Fronteras que partió de España el pasado viernes se han manifestado este 14 de julio de 2018 en Ventimiglia, en el día de la solidaridad internacional,  para reclamar el permiso de residencia europeo, informa la portavoz de la Caravana Cristina García de Andoin.

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La primera etapa en Italia elegida por la Caravana, Ventimiglia, es un pueblo situado en la frontera francoitaliana, una de las fronteras internas “más letales de Europa”, según señala Proggeto20K, la red italiana convocante de la marcha a la que han sumado los 300 activistas de la Caravana, que seguirá camino hasta Sicilia.

‘’Si el Mar Mediterráneo es una fosa mortal, Ventimiglia es el símbolo del fracaso de la Europa abierta en su interior, una frontera Schengen de aquellas que ya no deberían existir para las personas, pero que, al contrario, se están multiplicando y militarizando en forma de nuevos muros donde las mercancías pueden pasar, pero se cercenan la vida y los proyectos de las personas’’, se denuncia en el manifiesto leído al final de la manifestación de ocho kilómetros alrededor de esta ciudad fronteriza italiana y en la que han participado unas 6000 personas procedentes de distintas localidades de Italia, Francia y España.

La convocatoria ha servido para denunciar la brutalidad de las políticas nacionales e internacionales de los gobiernos sobre los flujos migratorios, para reivindicar el derecho a la movilidad y a una acogida digna. También ha denunciado la trata, las violencias de género y la explotación de las personas migrantes.

Ventimiglia-ciudad-abierta-14JUL2018-350x197 Concentración en Ventimiglia para reclamar el permiso de residencia europeo

Ventimiglia es otro símbolo del fracaso de la acogida institucional. Como en muchos otros territorios, cientos de personas migrantes prefieren dormir a la  intemperie sin las condiciones higiénico-sanitarias mínimas, que acudir al centro previsto, que se encuentra a cinco kilómetros de la ciudad y en la que la policía les hostiga constantemente.

Como en muchas otras ciudades, estos centros, son una herramienta para disciplinar e inferiorizar a las personas migrantes. “Son espacios de segregación y despersonalización que cuestionan la dignidad humana”, critica la portavoz de la Caravana.

Al menos 16 500 migrantes –una cuarta parte de los cuales son menores- han pasado la frontera por el pueblo italiano en los nueve meses previos a abril de 2018. Menores de tan solo doce años sufren abusos, detenciones y devoluciones ilegales a Italia por parte de la policía francesa, según un reciente informe de Oxfam Intermón.

Otro dato destacable es la muerte de al menos doce personas entre agosto de 2017 y abril de 2018 cuando intentaban cruzar la frontera, según diversas organizaciones que trabajan en la zona.

Caravana Abriendo Fronteras ha tomado la palabra al final del acto para hacer hincapié en la necesidad de dar una respuesta conjunta y organizada de la sociedad europea frente al auge del racismo y el fascismo en la UE.

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Salt abriendo fronteras 13JUL2018

Salt: 37 % de personas sin nacionalidad española

La Caravana Abriendo Fronteras inició el viernes, 13 de julio su trayecto hacia Italia con una salida multitudinaria en Salt, Girona, donde se concentraron cerca de 300 participantes y un centenar de vecinos que mostraron su apoyo a la acción itinerante de denuncia ante la vulneración de los derechos humanos y las políticas de cierre de fronteras en Europa.

El acto empezó con una manifestación con lemas como “Europa, canalla, abre la muralla” o “ninguna persona es ilegal” y recorrió parte de la ciudad para acabar con una cena popular y conciertos. Durante el acto, las portavoces de la Caravana leyeron el manifiesto en diferentes idiomas para denunciar las políticas europeas que provocan el empobrecimiento y el desplazamientos de millones de personas, generan inestabilidad política y deshumanizan a las personas migrantes.

También para denunciar el acoso y la criminalización de personas y organizaciones de personas migrantes y solidarias como la nueva ley de Hungría, demandar vías legales y seguras, el cierre de los CIE y la disolución del Frontex, reclamar políticas de acogida dignas y efectivas y la derogación del Reglamento de Dublín.

Como caravana feminista, quisieron hacer visible la presencia de las mujeres y niñas en los procesos migratorios y denunciar la violencia sexual a las que se enfrentan en origen, en tránsito y en destino, así como la vulnerabilidad específica a la que se enfrentan las personas LGTBI. Finalmente, demandaron procesos de regularización para todas las personas que se encuentran en situación administrativa irregular en los países miembros de la UE y garantizar las reagrupaciones familiares, igual como el cese de la represión y la violencia policial. “No en nuestro nombre, no callaremos”, concluyeron.

La salida de Salt no es casual. Esta ciudad de casi 30 000 habitantes cuenta con un 37 % de personas sin nacionalidad española y sus derechos se ven frecuentemente vulnerados. Desde el Espai Antirracista de Salt y Girona se mostró preocupación por la normalización de los discursos racistas y denunciaron batidas de la policía contra la población migrante, aplicando “una ley de extranjería que no hace más que quitar derechos a las personas migrantes y a sus hijos e hijas”; dificultades en el empadronamiento- primer requisito para obtener permiso de residencia- y restricción del derecho a voto. “Un país que niega un derecho tan básico como el derecho a voto, lo que hace es abrir las vías para que los partidos xenófobos puedan tener discursos como los de Plataforma x Catalunya en Salt”, han resumido.

Antecedentes de la Caravana

En 2016 trescientas personas viajaron a Grecia para denunciar el acuerdo de la vergüenza entre la UE y Turquía y reclamar un pasaje seguro y una acogida digna para quienes huían de la guerra en Siria.

El verano d 2017 ocho autobuses (500 personas) se dirigieron a Melilla para denunciar las devoluciones en caliente, las vallas con concertinas y los centros de internamiento y de estancia temporal para personas extranjeras. También la violencia que enfrentan las mujeres en el tránsito, la explotación laboral de las trabajadoras transfronterizas y los acuerdos de externalización de fronteras con Marruecos.

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