Contra pronóstico, Cuba cierra el 2024 con una contracción en la cantidad de visitantes extranjeros que arribaron al país, lo que aviva la vieja cuestión de si se debería seguir invirtiendo tantos recursos en el sector turístico, informa Dariel Pradas (IPS) desde La Habana.
Según un informe de enero 2025 de la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei), durante el año pasado esta nación insular caribeña recibió 2, 2 millones de visitantes internacionales, 90,4 por ciento de los recibidos en 2023 y la peor cifra desde 2007, sin contar los años de la pandemia de la covid (2020-2022), que afectó el flujo turístico mundial.
Para 2024, el gobierno había trazado como meta llegar a los 3, 2 millones de visitantes, pronóstico que rebajó luego a 2,7 millones, bastante lejos de las cifras reales y más aún del objetivo de recuperar los 4, 2 millones de 2019.
«No se siente como si hubiera ocurrido un cambio sustancial. La cosa (situación) está un poco mejor que en la covid, y peor que en los años anteriores, cuando el negocio estaba en auge. Si acaso ha cambiado el tipo de turista: hay muchos rusos ahora», dijo a IPS el guía turístico Rolando Pérez, quien reside y trabaja en La Habana.
Los indicadores de los nueve principales países emisores de turistas a Cuba disminuyeron en diez por ciento con respecto a 2023, exceptuando a México y Rusia, que subieron muy poco, y a España e Italia, que cayeron en 27,1 por ciento y 15,9 por ciento, respectivamente.
Canadá todavía encabeza la lista con 39 por ciento de las emisiones totales de visitantes, y Rusia la secunda, con 8,4 por ciento.
El segundo semestre sepultó las estadísticas, justo cuando empezó a agudizarse la crisis energética que afronta el país, con frecuentes cortes y tres apagones masivos en un lapso de dos meses, que dejó sin electricidad a los diez millones de habitantes de la isla e inservible cualquier pronóstico precedente.
También la escasez de ofertas gastronómicas, la desigual relación entre calidad y precio de estas, y las sanciones económicas de Estados Unidos hacia Cuba, debilitaron el rendimiento de la industria sin chimeneas, una de las mayores fuentes de divisas del Estado.
En 2023, los ingresos asociados al turismo internacional ascendieron a 1308 millones de dólares, de acuerdo a las últimas cifras publicadas por la Onei.
Al ser considerada Cuba promotora del terrorismo por Washington, los ciudadanos de la Unión Europea y algunos otros países como Japón, que la visiten, pierden el privilegio de la exención de visa de turismo a Estados Unidos, a través del programa Esta.
Cuba perdió más de 5000 millones de dólares entre marzo de 2023 y febrero de 2024, debido a la política hostil estadounidense, según un informe que el gobierno cubano entregó a Naciones Unidas.
A contracorriente
El decrecimiento en el número de visitantes extranjeros ya no se puede adjudicar al proceso de recuperación poscovid, pues se contrapone a los índices mundiales y, en particular, de áreas de América Central y otros países del Caribe.
Según el último Barómetro del Turismo Mundial de ONU Turismo, una agencia especializada del sistema de Naciones Unidas, en 2024 se registraron 1400 millones de llegadas de turistas internacionales, lo que representa la práctica recuperación (99 por ciento) de los niveles anteriores a la pandemia.
A la vez, ha ocurrido un aumento del 11 por ciento con respecto a 2023, o sea, 140 millones más de turistas.
Si bien en las Américas todavía no se han alcanzado los resultados prepandémicos, en el Caribe ya los superaron en siete por ciento, con República Dominicana a la cabeza, con 32 por ciento de diferencia en comparación a 2019; al fin y al cabo, obtuvo su récord histórico de más de once millones de visitantes, de los cuales, 59 por ciento entró por el aeropuerto de Punta Cana.
La ciudad balnearia de Cancún, en México, otro destino playero que compite con los de Cuba, recibió, por su parte, alrededor de dieciséis millones de turistas.
ONU Turismo prevé para 2025 un año de excedentes en el sector, mientras el gobierno cubano planea atraer a 2,6 millones de viajeros, una cifra quizás más terrenal, pero todavía distante del esplendor de años atrás.
¿Inversiones seguras?
Después de seis años de construcción, a principios de febrero se inauguró el hotel cinco estrellas Iberostar Selection La Habana, de 42 pisos y 565 habitaciones, el edificio más alto de Cuba, con 154 metros de altura sobre la superficie. Su costo no se ha hecho público, aunque algunos especialistas especula que pudo estar entre 55 y 60 millones de dólares.
Administrada por la cadena española Iberostar, ese gran proyecto levantó polémicas desde su nacimiento, y más durante su proceso constructivo, que sorteó la etapa paralizante de la covid: sobre todo, por ser una inversión con «capital ciento por ciento cubano», financiada por la Empresa Inmobiliaria Almest, del grupo empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, parte del Ministerio de Defensa cubano.
«Durante la covid, veía que el país estaba parado por completo, pero la Torre K (como se llama popularmente al hotel, por el nombre de la calle K, donde se encuentra) seguía creciendo, sin detenerse. Más de una vez me cuestioné si valía la pena gastar dinero en eso», dijo a IPS la habanera Isabel Velázquez.
Si bien el proyecto comenzó en 2018, cuando la isla recibió sus cifras más altas de visitantes –unos 4,7 millones–, la drástica disminución de turistas a partir de 2020 indispusieron a la ciudadanía contra esta obra arquitectónica y su posible rentabilidad, en medio de una grave crisis económica.
Según los datos más recientes de la Onei, de la inversión en el país entre enero y septiembre de 2024, 10,4 por ciento se empleó en hoteles y restaurantes, superior al 7,2 por ciento de 2023 durante ese mismo periodo.
El monto fue casi similar al que se invirtió en el mejoramiento del suministro de electricidad, gas y agua (11,4 por ciento del total), problemas cruciales para la ciudadanía, y muy por arriba a la inversión en ciencia e innovación tecnológica (0,7 por ciento), cuya industria, en décadas pasadas, era más priorizada como una vía para el desarrollo del país.
Otra razón por la que se critica el empleo de recursos en la construcción de hoteles, se debe a la tasa de ocupación de habitaciones hoteleras, de apenas 24 por ciento entre enero y septiembre de 2024.
Al cierre de 2023, había 340 hoteles, catorce más que en 2019. De estos, 82 eran de categoría cinco estrellas, dieciséis más que antes de la pandemia.
En general, había unos 5000 alojamientos menos entre esos años, pero en cambio, había más de 7000 habitaciones de hoteles cinco estrellas. Al parecer, ha ido ocurriendo una reconversión hacia el turismo de lujo.
Algunos defensores de los proyectos hoteleros afirman que, si no se hacen hoy esas inversiones, cuándo se harán, pues en épocas de mayor flujo turístico, los hoteles de lujo llegaron a saturarse.
La tasa de ocupación media anual llegó a ser crítica antes de la covid, con 61,5 por ciento –la cifra máxima en la última década– en hoteles durante 2016.
En cualquier caso, el gobierno no piensa cambiar el rumbo del dinero invertido.
Para 2025, destinará 2, 8 por ciento del presupuesto de inversiones para el restablecimiento de habitaciones deshabilitadas de veinticinco hoteles, y 5,1 por ciento en diecinueve hoteles del programa hotelero de la estatal empresa turística Gaviota.