El Ayuntamiento de Barruelo de Santullán, municipio minero situado al noreste de la provincia de Palencia, a 1.040 metros de altitud, lleno de vida en los años en que el carbón resultaba imprescindible para multitud de industrias, mantiene una política de no olvidar las señas de identidad de sus gentes, y de sostener iniciativas que favorezcan un flujo permanente de personas interesadas en conocer cómo era la extracción del carbón hace más de 80 años.
Carmen y yo colocamos este destino en una visita a la montaña palentina, atraídos por una llamada de los servicios de Turismo de Barruelo para «sensibilizar y despertar una actitud critica ante los problemas que surgen en este tipo de trabajo, desprendimientos de carbón, explosiones de grisú, bolsas de agua, enfermedades mineras como la silicosis, y cualquier otro tipo de accidente que pueda surgir en el interior o exterior de las minas», así como aportar elementos a la ciudadanía «en memoria del minero y de su labor».
El Centro de Interpretación de la Minería de Barruelo contribuye de forma primordial a este empeño con un complejo museográfico compuesto por el Museo Minero, una mina visitable y un centro cultural en el que no solo se habla de minería, sino también de otras ciencias como la Paleontología, Mineralogía, Historia, Geografía, Ciencias de la naturaleza, Mitología, Botánica o Arte, capítulo éste que nos permite un recorrido visual por una de las zonas más valiosas del románico.
La información municipal explica que el descubrimiento de los yacimientos de carbón, en el año 1838, significó la principal fuente de riqueza, motivo la construcción de una red de ferrocarril por Compañía de Ferrocarriles del Norte de España, empresa que después de la guerra civil se integraría en Renfe, consumidora, y principal demandante del carbón para sus máquinas de vapor.
Colegios e institutos de la región mantienen un flujo constante de visitantes, al que se unen centros universitarios interesados en conocer de cerca las tecnologías que se usaron en la extracción del mineral y su distribución posterior, así como ciudadanos interesados en conocer de cerca las vivencias de los pueblos mineros y tener la suerte de conocer gentes que se han significado como una fuerza importante en las organizaciones obreras y los sindicatos, además de significarse en periodos clave de la historia de España.
Barruelo, además, se significó por albergar uno de los pozos mineros más mortíferos de la cuenca, el Pozo Calero, en explotación desde 1911 por la Compañía de Ferrocarriles del Norte de España, que se significó por la extrema peligrosidad de sus labores causante de numerosos accidentes, entre ellos uno de abril de 1941, con 18 fallecidos por explosión de grisú. En un trabajo de Fernando Cuevas Ruiz se rinde homenaje uno por uno a los mineros fallecidos en accidentes en ese pozo, que no tuvieron la repercusión con que hubieran contado con los medios de comunicación actuales.
A pesar de ello, la determinación de los mineros de no conformarse con sus suerte les llevó en múltiples ocasiones a sostener huelgas y movilizaciones que alarmaron a las autoridades de la época hasta el punto de lanzar fuertes represalias por la guardia civil y el ejército, según escribe Fernando Cuevas en otro de sus trabajos: Ferrocarril, carbón y paternalismo industrial en Barruelo de Santullán.
El Museo Minero
El Museo Minero de Barruelo de Santullán ofrece, con recursos multimedia interactivos, una visión didáctica desde el inicio de la formación de los continentes en la Tierra y de cómo fueron sedimentándose en capas superpuestas restos fósiles y vegetales que formaron el carbón durante millones de años hasta el momento en que el hombre comenzó su explotación.
Cada una de las salas del Museo ofrece un tema relacionado con la minería: geología, litosfera, paleobotánica, mineralogía, y un aula didáctica permite a los visitantes de centros escolares desarrollar una actividad pedagógica.
Un elemento destacado del Museo son diversas maquetas que muestran, a escala reducida pero con realismo, el trabajo en la mina, los diversos oficios mineros, la dependencia entre ellos, el interior de una mina, sistemas de extracción y detalles de construcción y mantenimiento.
Una gran sala nos abre las puertas a la verdadera dimensión del trabajo en la mina, los duros oficios que de esta emanan, las vivencias de los mineros en torno a una autentica cocina de hierro fundido, donde transcurre la vida familiar, o el carbón como fuente potencial de energía, en donde un tren en movimiento, nos muestra el uso más importante de este mineral fósil: la maquina de vapor, el ferrocarril.
Y como aportación relevante, lo que el Museo califica de «una de las obras de ingeniería industrial mas sorprendente e innovadora del siglo pasado» en Europa: El canal subterráneo de Orbo.
Un audiovisual muestra como se aprovechó una corriente subterránea de agua para el transporte interior del carbón, construyendo un canal con casi 2 Km. de longitud, en el que el carbón se depositaba en barcazas en lugar de en vagonetas, para transportarlo hasta el exterior, donde se procedía a cribarlo, lavarlo, clasificarlo por tamaños y por calidad, para enviarlo a su uso final.
Ciencias como la Paleontología, Mineralogía, Historia, Arte, Geografía, Ciencias de la naturaleza, Mitología, Botánica, y en especial Minería, completan los temas del centro, y los guías se encargan de explicar a los visitantes el contenido y funcionamiento en cada caso.
Y antes de abandonar el museo, Fernando Cuevas nos explicó el proceso de recuperación de la memoria sobre aquel mundo a través del testimonio oral de los más mayores del municipio, que acceden a contar delante de una cámara sus experiencias profesionales y cómo se desarrollaba su vida personal y familiar en las viviendas de los mineros, generalmente en torno a una cocina de carbón.
La mina visitable
La Mina Visitable se encuentra a 1 Km. del Museo, en el paraje conocido como «Alto del Tomillo». Hicimos el recorrido guiados por Carmen Aragón, geóloga, quien paso a paso te sitúa en el puesto que ocupaba cada minero según sus especialización en la extracción del carbon, a través de dos galerías situadas a diferente altura y comunicadas entre si por dos talleres que muestran el trabajo en bancadas de los picadores.
Pudimos verificar y tocar cómo las galerías están entibadas mediante ademes de madera y metálicos, con tuberías para la conducción del agua y aire. Ademas se ha instalado una vía para el transporte de las vagonetas con las que se acarrea el carbón, todo ello reproducción de una mina real y con materiales y utensilios de trabajo reales. Además, en momentos determinados se reproduce el sonido real de los martillos perforando, del arrastre del carbón o de la explosión de las cargas de dinamita, aunque a muchos menos decibelios de los que realmente soportaban los mineros en los pozos.
El Centro Cultural
Nosotros no lo vimos, pero el complejo del Centro de Interpretación incluye también un centro cultural que citamos porque, al repasar la documentación que recogimos, descubrimos que se encuentra situado en la antigua Casa del Pueblo, construida por mineros de la UGT e inaugurada en el año 1920 por el propio Pablo Iglesias, quien apadrinó de esta manera la primera agrupación Socialista de Castilla y León, desde la que se distribuían revistas y periódicos tales como «El Socialista» o «La Luz».
Al finalizar la guerra civil, la Casa del Pueblo pasó a ser la sede del sindicato vertical, y con la llegada de la democracia, la casa volvió a manos de la UGT, instalándose de nuevo en ella la sede del sindicato y la del PSOE, hasta que el abandono de las actividades mineras recortó los medios económicos necesarios para su mantenimiento y fue cedida al Ayuntamiento de Barruelo de Santullán.
Finalizada la visita a la mina nos encaminamos al Parador de Cervera de Pisuerga, en el habíamos fijado la la base logística, y dónde teníamos que preparar la ruta a la Tejeda de Tosande, y no olvidar que por la mañana habría que llamar al Monasterio de Santa Clara para confirmar a la hermana María Aurora el encargo de los dulces de arroz que elaboran las monjas clarisas de Aguilar de Campoo, prometidos por Carmen a sus compañeras de trabajo.
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