Extremadura: la amenaza de la fiebre del oro

Movilizaciones en los municipios de Logrosán, Cañamero y Berzocana, integrados en el Geoparque de Las Villuercas, Cáceres, Extremadura

Las multinacionales de la minería confirman que han puesto sus ojos en Extremadura. Así lo declara la página de una de ellas que mira hacia el área de Las Villuercas-Ibores-Jara como uno de sus objetivos inmediatos: «En la primavera de 2013, Mineral Exploration Network inició un nuevo proyecto áureo en la región española de Extremadura. El área seleccionada está a 245 kilómetros de Madrid y tiene fácil acceso utilizando la autopista A-5».

Esta empresa (MEN) añade «Finland» a su nombre en diversas webs, pero el rastro que localizamos sitúa sus oficinas en diversas direcciones de otros países distintos, preferentemente el Reino Unido. También figura en una ficha de Bloomberg (medio de comunicación especializado en información y análisis económicos). No obstante en el registro de una de sus patentes, sólo podemos leer nombres rusos.

Fotografía de los picos del Geoparque Villuercas Ibores Jara en Cáceres, Extremadura

Según el diario HOY (4 de noviembre) hay “en la región 230 nuevos proyectos para extraer a cielo abierto metales que van desde el oro, el hierro, el cobre o el wolframio a otros más empleados para los componentes electrónicos como el coltán o el litio”.

De esos proyectos, unos están en trámite de investigación, otros están a la espera de recibir el permiso correspondiente o bien están en trámite de concesión de explotación.

El proyecto que ha hecho un mayor ruido mediático es el de la controvertida propuesta de explotación (a cielo abierto) de una mina de litio en Valdeflores, la parte posterior de la significativa Montaña de Cáceres. Un lugar emblemático para todos los cacereños porque, desde allí, se percibe la parte antigua de la ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad.

La reacción de cólera ciudadana en Cáceres ha sido inmediata. El proyecto está a una distancia muy corta del corazón histórico de aquella ciudad, internacionalmente reconocida como uno de los conjuntos monumentales mejor conservados de Europa.

Entre esos proyectos descabellados figuran otros dos que también han provocado gran recelo y desconfianza por tratarse de zonas bien conservadas, biológicamente muy ricas y donde el desarrollo sostenible parece haber dado frutos en los últimos años: son la Sierra de Gata, por un lado, y el área del Geoparque de la Unesco Villuercas-Ibores-Jara.

Los ojos de esas multinacionales parecen buscar coltán con niobio, wolframio, estaño y tántalo en la Sierra de Gata. También oro, según otras versiones. En la ciudadanía y las plataformas organizadas para resistir a esas iniciativas, dicen ser muy conscientes de una realidad alejada del lenguaje falsamente aséptico de esos proyectos: “La actividad minera hoy en día está siempre ligada a la destrucción de ecosistemas naturales”.

En la zona de Las Villuercas y los Ibores, la reacción ciudadana es más reciente. Pero la Plataforma Villuercas-Ibores-Jara agrupa ya a centenares de vecinos de los municipios más amenazados por esos proyectos: Berzocana, Cañamero y Logrosán. La inclusión del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara en el programa correspondiente de la Unesco puede estar en peligro y eso afectaría a un total de diecinueve municipios situados en aquella zona, en donde la montaña y los usos agrícolas y agropecuarios tradicionales conviven junto a un desarrollo basado en la ZEPA (Zona Especial de Protección de Pájaros), el senderismo, las rutas geológicas o históricas y el turismo rural. Guadalupe y su monasterio también se sitúan en ese ámbito.

En este tema, el largo silencio informativo (de años) que ha precedido a la explosión del asunto en las redes sociales parece sospechoso a muchos. También el hecho de que en el caso de Las Villuercas-Ibores, el período de alegaciones se publique en el DOE (Diario Oficial de Extremadura) justo antes de las fiestas navideñas. Se trata de un período en el que la ciudadanía está más despistada por la proximidad de las vacaciones, las fiestas diversas y los (casi) obligatorias rituales sociales y familiares.

Al echar un vistazo a la página de Mineral Exploration Network, lo más sorprendente es esta afirmación: “Numerous railways also connect Extremadura with different major towns and cities”. Para cualquier extremeño, esa frase –que borrarán ahora mismo de su web- resulta hilarante.

Y como la del oro que tuvo lugar en el Oeste de Norteamérica (siglo XIX), la fiebra del oro y de otros metales que amenaza hoy diversas áreas de Extremadura parece considerar invisibles a los nativos de aquellos lugares. ¿Tribus, quizá, del siglo XXI?. Otros señalan que tras la fiebre del oro de Norteamérica llevó –al menos- el ferrocarril. Olvidan que la desertificación, la reclusión en reservas de los indígenas supervivientes y la desaparición de los grandes espacios naturales son también componentes de aquella historia.

Movilizaciones en los municipios de Logrosán, Cañamero y Berzocana

salvemos-villuercas-logo Extremadura: la amenaza de la fiebre del oroLos permisos de investigación minera iniciados en los municipios de Logrosán, Cañamero y Berzocana (Las Villuercas, Extremadura) deben respetar siempre el «criterio de sostenibilidad». Y deben hacerlo «en todas las fases de ese proyecto». Y si no fuera evidente ese respeto de los proyectos mineros a la sostenibilidad del Geoparque, esa falta debería ser «determinante para su desestimación». Esa es la conclusión principal del documento asumido por la dirección del Geoparque de la Villuercas-Ibores-Jara, según lo expuesto por José María Barrera (director) y por Javier López Caballero (subdirector), en una reunión celebrada el miércoles 12 de diciembre de 2018 en las oficinas del Geoparque en Cañamero.

Precisamente ese mismo día publicó el Diario Oficial de Extremadura (DOE, miércoles 12 de diciembre) el polémico permiso de investigación (amparado en la predemocrática Ley de Minas de 1973) que autoriza calicatas y sondeos en zonas agrícolas de tres municipios significados del territorio cubierto por el Geoparque.

A la reunión asistieron el alcalde de Cañamero, Felipe Cerro, la alcaldesa de Berzocana, María Ángeles Díaz Benito, y la teniente de alcalde de Logrosán, Ana Abril. También representantes de casi todos los grupos municipales de Cañamero y miembros de la plataforma ciudadana Salvemos Las Villuercas.

El documento «de posición», tal como lo titula la Dirección del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara, es asumido por la Diputación de Cáceres, según lo expresado por José María Barrera, quien pidió disculpas por la tardanza en responder al requerimiento de «diversos ayuntamientos miembros del Geoparque».

En las preguntas y el debate abiertos, varios asistentes cuestionaron la oportunidad de un proyecto basado en una ley anterior incluso a los conceptos actuales de sostenibilidad y defensa del medio ambiente. También se insistió en la necesidad de reaccionar ante un proyecto ajeno por completo a los habitantes del territorio y del que apenas ha habido información pública hasta hace poco.

Lotes de La Colonia, Cañamero, Las Villuercas. Arriba: geoparque villuercas ibores jara extremadura Cañamero

El director del Geoparque hizo un repaso de los valores geográficos, patrimoniales, económicos y culturales que impulsaron la declaración de la Unesco, así como  el mantenimiento de la calificación positiva del Geoparque tanto entre los expertos de la Unesco como entre otros geoparques del planeta.

Alterar de manera seria el paisaje geológico, el tejido económico y los usos tradicionales, puede poner en peligro la calificación internacional actual cuando se aproxima una nueva evaluación del programa de la Unesco en la zona.

José María Barrera estimó que la consideración exterior del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara es «muy alta» también por la fuerte implicación de los habitantes de la zona en su conservación y defensa. Barrera quiso mantenerse en todo momento en su «perspectiva técnica y no política», pero no rechazó tampoco que las autoridades locales, los integrantes de la Plataforma Salvemos Las Villuercas y los simples ciudadanos puedan seguir reaccionando con firmeza ante un proyecto que puede poner en peligro los usos actuales del territorio.

Aceptó también que la cultura y la economía del territorio del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara, basadas en la promoción de sus valores naturales, las peculiaridades agrícolas y ganaderas de la zona -en especial en lo referido a La Colonia de Cañamero (Los Lotes)- son elementos básicos en un tipo de desarrollo que puede ser radicalmente incompatible con la explotación minera que se pretende.

Entre las manifestaciones del documento presentado se dice que «de manera particular, el geoparque resultaría afectado (pudiendo incluso poner en riesgo su condición de geoparque) si esas explotaciones dañaran parte del patrimonio geológico aún en estudio ». Previamente se afirma asimismo « que el geoparque se vería gravemente afectado por cualquier explotación que, de manera no sostenible, afecte al paisaje, a la calidad del suelo y de las aguas o a las explotaciones agrícolas y ganaderas de la población de los municipios señalados».

En el encuentro se recordaron las iniciativas en marcha para dejar clara la oposición de las autoridades locales y de la inmensa mayoría de los habitantes de la zona a unos proyectos que perjudicarían gravemente sus formas de vida actual y las posibilidades actuales de desarrollo basadas en el respeto de los valores naturales de la comarca.

Ante la evidencia de que a partir de la misma fecha de la reunión empezaba a contar el plazo (de veinte días) para presentar alegaciones, los asistentes debatieron los argumentos jurídicos y las vías para hacerlo, tanto por parte de la Mancomunidad y los municipios implicados, como por todas las vías ciudadanas en que sea posible llevarlo a cabo.

Se recordó que el lunes 17 de diciembre habrá una serie de actos en Guadalupe que pueden servir para expresar la preocupación profunda de los habitantes de Berzocana, Cañamero y Logrosán ante unos proyectos mineros surgidos lejos, por intereses ajenos y que pueden alterar de manera grave su forma de vida.

Paco Audije
Periodista. Fue colaborador del diario Hoy (Extremadura, España) en 1975/76. Trabajó en el Departamento Extranjero del Banco Hispano Americano (1972-1980). Hasta 1984, colaboró en varias publicaciones de información general. En Televisión Española (1984-2008), siete años como corresponsal en Francia. Cubrió la actualidad en diversos países europeos, así como varios conflictos internacionales (Argelia, Albania, Kosovo, India e Irlanda del Norte, sobre todo). En la Federación Internacional de Periodistas ha sido miembro del Presidium del Congreso de la FIP/IFJ (Moscú, 2007); Secretario General Adjunto (Bruselas, 2008-2010); consejero del Comité Director de la Federación Europea de Periodistas FEP/EFJ (2013-2016); y del Comité Ejecutivo de la FIP/IFJ (2010-2013 y 2016-2022). Doce años corresponsal del diario francófono belga "La Libre Belgique" (2010-2022).

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