La Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, siglas en francés) que dirige el ruso Arkady Dvorkovich ha anunciado que puede excluir a Irán de participar en torneos internacionales por negarse sus jugadores a enfrentarse a israelíes.
Se trata con esta medida de pagar la deuda que el presidente ruso, Vladimir Putin, tiene con el actual primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, al que aseguró que su país saldría beneficiado si apoyaba con sus votos a su entonces candidato -y hoy presidente- Arkady Dvorkovich para dirigir la FIDE en la asamblea de noviembre de 2018.
Dvorkovich visitó Israel en enero de 2019 y ya adelantó que se jugarían allí importantes torneos, –como así sucedió en Jerusalén, donde se disputó la Gran Serie Mundial en diciembre de 2019- además de expresar todo su apoyo para «erradicar el antisemitismo y asegurarse de que los jugadores israelíes tengan derecho a competir» en todos los torneos oficiales organizados por el organismo que preside.
El pasado mes de junio el presidente de FIDE ya advirtió a Irán que actuaría si mantiene su política antiisraelí. Entonces, el presidente de Federación Iraní de Ajedrez (ICF), Farhad Nikoukhesal, sostuvo que están «trabajando constantemente en cumplimiento de las reglas de FIDE» y que se adhiere a sus estatutos.
Hay que recordar que el director general de la FIDE, Emil Sutovsky, es el primer israelí -casualmente de origen ruso- en ocupar ese cargo y antes ostentaba la presidencia de la Asociación Profesional de Ajedrecistas (ACP).
El vicepresidente de FIDE, Nigel Short, hizo público que Irán será excluido si su Gobierno sigue obligando a sus ajedrecistas a no competir contra israelíes y boicotearlos en los torneos.
«Estamos aumentando la presión sobre Irán y si no cumple, la federación iraní verá las consecuencias», sentenció Short. En una resolución que se presentará a la próxima asamblea general de FIDE el 6 de diciembre 2020, se insta a la Federación Iraní de Ajedrez a que «cualquier boicot futuro por parte de un jugador iraní resultará automáticamente en la suspensión de la ICF de todas las actividades de la FIDE».
Si Irán no proporciona «un argumento convincente», FIDE iniciará los trámites de expulsión de Irán y sus ajedrecistas perderán su clasificación.
Short informó de doce incidentes para abogar por la suspensión de Irán. Casos en los que trebejistas iraníes perdieron el encuentro por no enfrentarse contra israelíes o se retiraron de los torneos que participaban. Hay que aclarar que no es el único, otros jugadores de países árabes no han jugado contra israelíes.
Hay que recordar que fue la misma FIDE, que ahora pide la exclusión de Irán, quien eligió Teherán como sede del Campeonato Mundial femenino de 2017, en el que muchas jugadoras declinaron e hicieron campaña por obligarlas a llevar hiyab (pañuelo que cubre la cabeza). De momento, no hay ni asomo de autocrítica al respecto.
Es más, un apunte español, el entonces y ahora reelegido -veintitrés más cuatro años en el cargo- presidente de la Federación Española de Ajedrez (FEDA), Javier Ochoa de Echagüen, declaró sin ningún pudor: «la prueba fue un éxito y las jugadoras alabaron la organización, sin que hubiera ninguna queja; todas aceptaron el hiyab».
Sin embargo, tiempo después en el campeonato de ajedrez rápido y relámpago, celebrado en Arabia Saudí, muchas ajedrecistas no acudieron y fueron elogiadas, entre ellas la española Sabrina Vega, premiada por este hecho por el Consejo Superior de Deportes.
También entonces no se permitió participar a Israel pero Dvorkovich solucionó la papeleta trasladando al año siguiente la competición a su país, Rusia, eso sí, manteniendo el nombre, Rey Salman, patrocinio y dinero saudí.
Lo cierto es que existe un goteo constante de marcha de ajedrecistas, especialmente mujeres, que abandonan Irán para establecerse en otros países. Así, la última fuga ha sido el pasado junio, la gran maestra Ghazal Hakimifard, de 26 años, ganadora del campeonato femenino iraní en 2010, que ahora defiende a Suiza. El caso más mediático, sin duda, el de la gran promesa Alireza Firouzja, hoy instalado en Francia.
Se da la circunstancia que aunque el ayatolá Ruhollah Jomeini (1902-1989) prohibió el ajedrez en su país desde 1981 a 1988, el milenario juego, tan unido históricamente a Persia, ha ido propagándose en la sociedad ascendiendo sus jugadores en los distintos rankings en las últimas décadas.
