El Museo Reina Sofía de Madrid ofrece una visión panorámica sobre coleccionismo y mecenazgo en el siglo XX en Suiza, con incidencia en los países involucrados en las dos guerras mundiales y la revolución rusa.
El Kunstmuseum en obrasLas exposiciones temporales en curso en el Museo Nacional Reina Sofía, procedentes del Museo de Arte de Basilea, Suiza, (Kunstmuseum Basel) debidas a trabajos de remodelación de la zona destinada a pintura moderna y a su estrecha relación con el fenómeno de coleccionismo y mecenazgo en la Suiza del siglo XX, contiene factores que la diferencian ampliamente del mismo fenómeno en otros países.
El pequeño territorio de Suiza ha producido un número considerable de artistas que adquirieron relieve internacional en las últimas décadas del siglo XIX y sobre todo en el siglo XX. El desarrollo industrial, altamente especializado en sectores como la maquinaria de alta precisión, lácteos, laboratorios farmacéuticos, industria maderera, etc., consolidan una burguesía muy poderosa que va a descubrir la importancia de la inversión en obras de arte en una Europa agitada políticamente. La neutralidad de Suiza es otro factor añadido para convertirse en un lugar de acogida de artistas y sus obras, mientras Europa se desangraba a su alrededor. El caso del arte degenerado en la Alemania nazi va a ser el gran factor de su posicionamiento en Suiza.
Picasso. Femme dans la loge. Col. Im OberstegLas fundaciones de Carl Im Obersteg y de Rudolf Staechelin, protagonistas de la exposición Coleccionismo y Modernidad- Dos casos de estudio,- que puede verse hasta el próximo mes de septiembre en la cuarta planta del edificio Sabatini del Reina Sofía, son solo un ejemplo de lo que fue y es la expansión del coleccionismo y mecenazgo en Suiza. En la gran exposición Fuego Blanco que puede verse alrededor del claustro del Reina Sofía, están presentes varios tipos de mecenazgo como el del coleccionista de arte Raoul La Roche, donante del conjunto de obras cubistas con Picasso, Braque y Juan Gris a la cabeza; Richard Doetsch-Benziger, el mayor coleccionista de obras de Paul Klee o donaciones importantes de los propios artistas, como la de la Fundación Annette y Alberto Giacometti. La inteligente política de adquisiciones de directores del Kunstmuseum Basel, como la colección de arte norteamericano, han convertido a este museo municipal en el más importante de Europa en colecciones de arte moderno.
Las colecciones Im Obersteg y Staechelin en el Kunst Museum de Basilea son la muestra ideal de una situación ampliamente presente en la Suiza del siglo XX. Otro factor favorable para el desarrollo pictórico en el siglo pasado ha sido la proliferación de artistas de rango internacional. Diecinueve pintores importantes en las últimas décadas de XIX con incidencia en el XX, treinta y cinco pintores de relieve internacional, en este último siglo, algunos presentes en los dos casos de estudio en el Reina Sofía: Cuno Amiet, Ferdinand Hodler en ambos casos, sobre todo en la colección Staechelin; en Fuego Blanco además de Ferdinand Hodler, Arnold Böcklin, Alberto Giacometti, Paul Klee, Le Corbusier, Amédée Ozenfant, Jean Tinguely. O Jean Arp, el artista franco-alemán nacido en Estrasburgo, dos veces exiliado en la neutral Suiza, en 1915 y en 1942 y fallecido, precisamente en Basilea en 1966. O el pintor más representado en la colección Im Obersteg, Alexej von Jawlensky, ruso huido primero de Rusia y después de Alemania durante la primera guerra mundial. Conoció a Carl Im Obersteg en 1918 en Ascona, cantón de Ticino, junto al Lago Mayor, donde el primero se recuperaba de una gripe severa. Ahí hicieron una amistad que duró hasta la muerte de von Jawlensky en 1941 en Wiesbaden, Alemania. Esa vez, en lugar de exiliarse de nuevo, prefirió irse definitivamente. Von Jawlenski había sido fundador de Die Blaue Vier (los cuatro azules) junto a Lyonel Feininger, Paul Klee y Vasili Kandinsky. También está presente en la colección Im Obersteg, Marc Chagall, el judío errante, gracias a un primer encuentro en la retrospectiva de éste en Basilea en 1933. Posteriormente la fundación siguió coleccionando obra de Chagall, hasta el punto de convertirse en el gran pilar de la importancia internacional de la colección. Otro judío ruso, Chaïm Soutine, se instaló en París a los veinte años, donde hizo toda su carrera. Murió en 1943, solo con cincuenta años. No pudo huir de Francia a tiempo y la ansiedad que le producía ser judío en el país ocupado por los nazis le llevó tempranamente a la tumba.
Solo hay dieciocho obras de la inmensa colección de Rudolf Staechelin en el Reina Sofía, mayoritariamente francesas: Cézanne, Gauguin, Manet, Monet, Pisarro y un precioso Renoir. El suizo Hodler, un Arlequín con antifaz de Picasso y tres Van Gogh. Y a partir de julio se espera la presencia del cuadro de Paul Gauguin Nafea faa ipaipo, (¿Cuándo te casas?) vendido recientemente por la Fundación Staechelin a la Autoridad Nacional de Museos de Qatar por trescientos millones de dólares, lo que le convierte en el cuadro más caro del mundo. Desde el pasado mes de febrero hasta finales de junio, forma parte de una exposición monográfica dedicada a Gauguin en la Fundación Beyeler de Basilea. A continuación viajará a Madrid.
Ambas colecciones, Im Obersteg y Staechelin, siempre se han nutrido de obras maestras, siempre obras de artistas ya consolidados y siempre con vocación de servicio público.
Los mismos factores han influido fuertemente en el coleccionismo privado suizo del siglo pasado. Hasta los años setenta, la idea predominante en Suiza era la de que el arte debía contar con apoyo privado. Así las cuatro instituciones más grandes inauguradas desde 1992 han sido financiadas con medios privados, entre ellas el museo Paul Klee.
Algunos ejemplos. La colección de Hildy y Ernst Beyeler, creadores de la Fundación Beyeler, también en Basilea, dedicada al modernismo clásico y al arte contemporáneo. Cuenta con obras de Jean Arp, Marc Chagall, Edgar Degas, Wassily Kandinsky, Auguste Rodin, Mark Rothko y Andy Warhol. Cada año organiza tres exposiciones de arte moderno. En este momento está en plena exhibición una monográfica de Gauguin, donde se muestra el famoso cuadro Nafea Faa iPaipo. La exposición cierra el 28 de junio y desde ahí el cuadro recientemente adquirido por la Autoridad Nacional de Museos de Qatar, se unirá a la colección Staechelin presente en el Reina Sofía. Al final de la exposición, el próximo mes de septiembre, el cuadro ya no regresará a Suiza, se instalará en un museo de Qatar.
Jean Planque, creador de una gran colección, con cuadros de Pablo Picasso, Jean Dubuffet, Pierre Bonnard, Edgard Degas, Paul Gauguin, Claude Monet, Auguste Renoir, Vincent van Gogh, Paul Klee, Raoul Dufy, George Braque, Jean Paul Laurens y Paul Cézanne. Ha hecho importantes donaciones al Hermitage de San Petersburgo y desde el otoño de 2010 el Museo Granet de Aix-en-Provence aloja una parte de su obra.
Gottlieb Duttweiler fue el creador del Museo Migros de Arte Contemporáneo de Zurich. A mediados de los años cincuenta comenzó a comprar obras de artistas locales y nacionales. En los años 70, el Museo se concentró en el arte minimalista, la pintura alemana y suiza. En las últimas dos décadas, ha dirigido su interés al arte contemporáneo, por ejemplo a obras de Maurizio Cattelan, Spartacus Chetwynd, Rachel Harrison, Tatiana Trouvé y Christoph Schlingensief.
Coleccionismo realizado por los propios artistas, con notables ejemplos en Suiza, como el Centro Paul Klee de Berna, con un fondo de más de cuatro mil obras, por lo que este museo posee la colección más importante del mundo de cuadros, acuarelas y dibujos de este artista, obra que representa al expresionismo, constructivismo, cubismo, primitivismo y surrealismo.
El Museo fundado por Ernst Ludwig Kirchner en Davos, donde este artista vivió durante veinte años y donde se suicidó en 1938, seguramente afectado por el hecho de que los nazis considerasen su obra como arte degenerado…Fue uno de los líderes del expresionismo alemán, fundador en 1905 de Die Brücke, movimiento inspirado en el fauvismo, junto a otros tres estudiantes de la Escuela Superior de Arte de Dresde. El museo de Davos es el mayor exponente mundial de la obra de Kirchner. El museo Thyssen de Madrid cuenta con siete obras y dos más la colección Carmen Thryssen.
Otras colecciones como la del Museo Segantini en St. Moritz, que reúne buena parte de la obra de este pintor simbolista, Giovanni Segantini, el pintor de los Alpes. Vivió cuarenta y un años entre 1858 y 1899. Se formó en Milán, vivió posteriormente en varias comarcas alpinas, la más importante para su producción la del Engadine. La obra más importante de sus últimos años es el tríptico alpino de grandes dimensiones expuesto en la sala de la cúpula del Museo Segantini, titulado Vida, Naturaleza y Muerte. Murió inesperadamente cerca de la cumbre del Pontresina.
La importantísima Colección Rosengart en Lucerna, se encuentra en el museo de más reciente creación en la ciudad, con Pablo Picasso y Paul Klee como grandes pilares de una colección de más de trescientas obras de arte moderno. La colección de Paul Klee, ciento veinticinco cuadros, acuarelas y dibujos, documenta las diversas fases creativas del artista. La colección Picasso se concentra en la época posterior a 1938 y dibujos de fases anteriores. Picasso y Klee están acompañados de toda la plana mayor de la pintura del siglo XX. Braque, Modigliani, Soutine, Miró, Léger, Matisse, Marini, Laurens, Kandinsky, Cézanne, Monet, Bonnard, Chagall, Renoir, Utrillo, Pisarro, Seurat, Signac, Dufy, Rouault, Vuillard…
La Fundación Oskar Reinhart tiene raíces familiares. Su padre, Theodor fue mecenas de artistas como Ferdinand Hodler, Karl Hofer y Hermann Haller; su hermano George coleccionó arte europeo y asiático; su hermano Hans se interesó por la literatura y el teatro y el pequeño, Werner, apoyó a compositores como Igor Strawinsky, Arnold Schönberg, Anton Webern, Alban Berg, Paul Hindemith y Richard Strauss, así como al poeta Rainer Maria Rilke.
Cuando las colecciones familiares aumentaron tanto que era imposible albergarlas en una casa, iniciaron conversaciones hacia 1930 con la ciudad de Winterthur sobre la posibilidad de crear un museo adecuado para alojar las obras de arte alemán. Pero la segunda guerra mundial se interpuso y hasta 1951 no pudo inaugurarse en un edificio en Stadtgarten. Ahí nació el primer Museo Oskar Reinhart en Winterthur, Suiza. La segunda colección, con obras que van del siglo XV hasta Picasso, pasó en 1970, después de la muerte del coleccionista, a manos del Estado Suizo. Ello dio lugar a otro museo, el que se encuentra en Römerholz, que contiene obras de Gérard David, Rubens, Poussin, Fragonard, Goya, Courbet, Renoir, Toulouse-Lautrec, Géricault, Ingres, Delacroix, Corot, Millet, Daumier, Sisley, Monet, Pissarro, Gauguin, Manet, Degas, Cézanne, Van Gogh, Vuillard, Utrillo y Picasso…
Entre sus obras renacentistas cuenta con un Greco, Retrato del cardenal inquisidor Niño de Guevara, que el año pasado, Año del Greco, estuvo en la exposición El griego de Toledo en el museo de Santa Cruz de esa ciudad. Este año 2015, desde febrero pasado hasta finales de junio, está en curso una exposición dedicada a Renoir, Cézanne, Monet y Manet.
La Sociedad de Arte, responsable del museo de arte de Zurich, empezó su labor de coleccionismo y mecenazgo a finales del siglo XVIII. Hoy en día es el segundo circuito de arte más importante de Europa. Las colecciones modernas empiezan con el impresionismo, expresionismo, dadaísmo, colección de fotografía con nombres tan relevantes como Beuys, Christo, Polke, Rainer y suizos de la talla de Burckhardt, Danuser, Lüthi, Signer, Stroba, Voita, Wick. Colección de vídeo desde sus comienzos en los años sesenta hasta el boom actual.
La Fundación Hoffmann fue fundada en 1933 por Emmanuel Hoffmann con el propósito de hacer accesible el arte contemporáneo al público en general, bajo el lema “Fe en el Futuro”. Desde 1941 la colección ha estado estrechamente vinculada a la Colección de Arte Público de Basilea, (Offentliche Kunstammlung Basel) mediante acuerdo firmado de ceder sus obras en calidad de préstamo permanente para su exposición en esa colección. Muchas de las obras adquiridas por la Fundación Hoffmann durante los últimos ochenta años, se han convertido en obras maestras absolutas, tales como La Jirafa ardiendo de Salvador Dalí, La Torre Eiffel de Robert Delaunay. Un grupo de obras de Joseph Beuys adquiridas tempranamente y otras de reciente adquisición de otros artistas se exponen regularmente en el Museo de Arte Contemporáneo de Basilea. Pero la Fundación Hoffmann siempre presenta sus obras como colección independiente.
Curiosamente, con motivo del cierre por restauración del Kunstmuseum Basel, la tercera presidenta de la Fundación Hoffmann, Maja Oeri, ha cedido una parte substancial de las obras adquiridas por la fundación a lo largo de las dos últimas décadas, para una exposición magna, en un espacio de arte único, el Schlauger, que no es museo ni almacén, sino un lugar para ver y pensar en arte de manera diferente, en Münchenstein, cerca de Basilea, en lo que va a ser la mayor exposición de su historia. Una colección que comprende pinturas, esculturas, dibujos, instalaciones, fotografías y videos desde el comienzo del arte moderno hasta hoy. La exposición en el Schlauger, supera los 4.300 metros cuadrados de superficie y es testimonio de la intensidad y compromiso en la formación de la colección de la Fundación Emmanuel Hoffmann durante décadas. La exposición se inaugura el próximo 12 de junio.
Parece que la favorable situación económica en el país alpino ha servido de estímulo para la creatividad artística en sus ciudadanos. En poco más de 40.000 kilómetros cuadrados (una extensión menor que la de Extremadura) y unos tres millones y medio de habitantes en los años veinte, -en la actualidad no llegan a ocho millones –Suiza contó entre las últimas décadas del XIX y el siglo XX con artistas tan destacados internacionalmente como Max Bill, Arnold Böcklin, Jean Tinguely, Giovanni y Alberto Giacometti, Le Corbusier, Amédée Ozenfant, Ferdinand Hodler, Cuno Amiet, Félix Vallotton, Paul Klee, Emma Kunz, Eugène Grasset, Meret Oppenheim, Hermann Scherer, Daniel Will, Patrice Stellest, Oskar Lüthy, entre otros. Hay que destacar la consideración como acuarelista consagrado
al famosísimo Premio Nobel de Literatura Hermann Hesse, un alemán nacionalizado suizo en 1924 cuando tenía treinta y siete años. Y en Suiza vivió hasta su muerte, a los ochenta y cinco años, en Montagnola, un pueblo del cantón de Ticino. Empezó a pintar a los cuarenta años, por consejo de su psiquiatra y pintó acuarelas de paisajes y pueblos del Ticino, en las que destaca el naturalismo y el color, hoy en día en su mayor parte, unas tres mil, están instaladas en el museo de su ciudad natal, Calw, Würtemberg.
La panorámica anterior, sin duda incompleta, pone de relieve que la notable expansión del coleccionismo y mecenazgo suizo de arte del siglo XX, se apoya en la serie de factores favorables reseñados: fuerte industrialización, neutralidad en un enclave centroeuropeo rodeado de destrucción en tres ocasiones a lo largo del siglo, pero sobre todo interés y afición por el coleccionismo de arte contemporáneo, propio y ajeno, así como un extraordinario espíritu cívico que revierte en mecenazgo.
En España tenemos el privilegio de contar con una de las mayores colecciones privadas de arte en el mundo, de origen suizo. La colección acumulada por los dos últimos representantes de la familia alemana Thyssen Bornemisza, que durante años fue una colección privada abierta al público en la mansión Villa Favorita en Lugano, llegó a Madrid hace veintidós años, en concepto de préstamo primero y poco más tarde adquirida por el Estado Español, por una suma casi testimonial. Gracias a la colección permanente en Madrid -aún sin contar con el excelente exponente de la colección Carmen Thyssen, por el momento en términos de cesión temporal – tenemos la mejor colección en España de arte de los siglos XIX y XX, con una representación excelente de artistas, escuelas y movimientos.
Un auténtico regalo para nuestra historia de coleccionismo y mecenazgo.