La OMM aporta datos impactantes sobre el cambio climático en América Latina

Glaciares moribundos, huracanes e incendios forestales sin precedentes, sequías devastadoras e inundaciones mortales, todos fenómenos asociados al cambio climático, marcaron el panorama de América Latina y el Caribe en 2024, destaca un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), informa la IPS desde San Salvador.

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Glaciar Perito Moreno entre Argentina y Chile ©Nargiz Shekinskaya/ONU

«Los impactos meteorológicos y climáticos se propagaron en cascada desde los Andes hasta la Amazonia, desde las ciudades superpobladas hasta las comunidades costeras, causando importantes perturbaciones económicas y ambientales», dijo la secretaria general de la OMM, Celeste Saulo.

El informe, «El Estado del Clima para América Latina y el Caribe 2024», publicado este viernes 28 en la reunión de la Asociación Regional de la OMM en la capital salvadoreña, comienza destacando que 2024 fue el año más cálido, o el segundo más cálido jamás registrado en la región, dependiendo del conjunto de datos considerado.

La temperatura media en América Latina y el Caribe en 2024 fue +0,90 grados centígrados (°C) superior a la media de 1991-2020. Un referente es que, según el Acuerdo de París de 2015, se aspira a que la media del planeta no exceda, hacia el año 2050, de 1,5 °C sobre los niveles de la era preindustrial (1850-1900).

Se produjo una sequía generalizada en la Amazonia, y el Pantanal brasileño, y castigados por el fenómeno en 2023 y en donde las precipitaciones fueron entre treinta y cuarenta por ciento inferiores a lo normal.

El río Negro en Manaus (norte de Brasil, a orillas del Amazonas) alcanzó un mínimo histórico, y el río Paraguay en Asunción alcanzó su nivel más bajo en sesenta años.

Los incendios forestales en las regiones del Amazonas y el Pantanal, el centro de Chile, México y Belice se vieron alimentados por la sequía y las olas de calor extremo, batiendo récords en muchos países.

En Chile, los incendios forestales causaron más de 130 muertos, convirtiéndose en la peor catástrofe del país desde el terremoto de 2010.

Por contraste, las inundaciones provocadas por las fuertes lluvias en Rio Grande do Sul (sur brasileño) se convirtieron en la peor catástrofe de Brasil relacionada con el clima, con más de 180 víctimas mortales y pérdidas económicas al sector agrícola de unos 8500 millones de reales (1500 millones de dólares).

Los datos para 2024 de 5500 glaciares de los Andes muestran que las montañas han perdido 25 por ciento de su cobertura de hielo desde finales del siglo diecinueve y los del trópico se están derritiendo diez veces más rápido que la media mundial acumulada.

Los glaciares fueron una víctima muy visible del aumento de las temperaturas. Con la desaparición del Humboldt, su último glaciar, Venezuela se convirtió en el segundo país del mundo en perder todos sus glaciares.

El glaciar Conejeras, enclavado en Sierra Nevada, Colombia, y el glaciar Martial Sur, en el Cordón Martial, Ushuaia, Argentina, fueron declarados extintos en 2024.

Beryl fue, en julio, el huracán más potente y de aparición temprana jamás registrado que tocó tierra en Granada y sus dependencias, y causó estragos en todo el Caribe.

El aumento de la frecuencia e intensidad de las sequías, inundaciones y olas de calor, y la creciente intensidad de los huracanes, demuestran los crecientes riesgos para la agricultura y la seguridad alimentaria en la región, expone el informe.

Las pérdidas de cosechas y ganado y la interrupción de las cadenas de suministro «han afectado significativamente a la disponibilidad de alimentos, los ingresos y la estabilidad de los medios de subsistencia rurales», agrega el documento.

Como aspectos positivos del panorama, la OMM menciona, en primer lugar, que las alertas tempranas y los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales están salvando vidas y aumentando la resiliencia en toda América Latina y el Caribe.

En Costa Rica se desarrolló un producto de previsión de la velocidad del viento a corto plazo basado en inteligencia artificial, y en Chile, un modelo de estimación de la tasa de evaporación para grandes masas de agua con paneles solares flotantes.

Un conjunto de herramientas modulares y operativas de servicios climáticos para la energía se está desarrollando para Chile, Colombia y Ecuador en el marco del proyecto de Mejora de la Capacidad de Adaptación de las Comunidades Andinas a través de los Servicios Climáticos.

También destaca el papel cada vez más importante de las energías renovables, que representan casi 69 por ciento de la matriz energética de la región. La energía solar y eólica experimentaron un notable aumento, de treinta por ciento, en capacidad y generación, en comparación con 2023.

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