El escritor mexicano Laury Leite se encuentra en una gira por universidades americanas invitado por el Instituto Cultural de México, para presentar su primer novela “En la soledad de un cielo muerto”, en la que reflexiona sobre nuestra sociedad, su generación del Milenio y la fuerza existencial que nos domina.
Nacido en México, en 1984, viajó a España para estudiar Dramaturgia en la Universidad Complutense de Madrid donde vivió, publicó artículos e hizo traducciones. Actualmente vive en Toronto, Canadá, donde escribe su segunda novela con el apoyo de Toronto Arts Council.
La generación de los Milenios, nacieron entre el 80 y el 2000, bajo el signo tecnológico: el internet, los celulares, las redes sociales y tiene características particulares, es la generación con mayor desempleo y deudas, sufren inestabilidad laboral frente a los Boomers que tenían trabajos fijos. Sn embargo, son optimistas, competentes y diversos, no hacen del matrimonio su fin, si no el logro de sus objetivos. No viven para trabajar como sus padres sino trabajan para vivir. Son independientes en todo sentido, en política y en religión y son adictos a las redes sociales. Cada generación cumple sus sueños y los Milenios parecen decididos a vivir su vida adaptándose a los cambios y teniendo como patria la tecnología.
Aun no sabemos los alcances de esta generación, pero los artistas y escritores suelen ser proféticos en varios aspectos y ya han despuntado varios intelectuales del Milenio que nos iluminan esta nueva visión del mundo. La joven argentina Samantha Schweblin a quien entrevisté, Dario Jaramillo de Colombia, Mauro Javier Cardenas de Ecuador, Frank Baez de República Dominicana, Laia Jufresa, Breda Lozano, Eugenio Monge de México y Laury Leite, mexicano de padre brasilero y madre Mexicana.
Laury, muy joven se lanzó a viajar y a buscar su destino. De padres separados, no escapa al sindrome de la angustia pero sublimiza en la escritura. Así escribió su primer novela: “En la soledad de un cielo muerto” (verso de Xavier Villaurrutia) y así comenzó nuestra conversación en Miami Beach, sentados en un café ruidoso, viendo el ondular de las palmeras, diciéndole que en su novela se abordan muchos temas: la pérdida, el desarraigo, el exilio y el regreso, la angustia existencial, pero con fondo musical, porque la música esta presente a través de la madre que fue concertista de piano…
Laury Leite: En esta primera novela mia yo quería hacer una sinfonía donde entraran las distintas voces, narrar las distintas perspectivas a través del ritmo del lenguaje…
Adriana Bianco: La novela es un gran monólogo interior tanto del protagonista como de su madre, su vecina, todos son monólogos interiores donde respetas su habla, sus fraseos y modismos, pero donde cada uno expresa su punto de vista, asi se arma este rompecabeza de un joven que triunfa en España pero con la crisis financiera pierde todo y debe volver a México.
LL: La idea era trabajar los monólogos y que me permitieran narrar la historia desde diferentes perspectivas.
AB: ¿Hay aspectos autobiográficos en este libro? ¿Tus recuerdos de México, tu infancia, tu madre?
LL: Hay algunos aspectos autobiográficos, pero no tantos, el personaje del abuelo es importante en la novela y yo casi no conocí a mi abuelo. Es una obra de ficción, claro que hay elementos, la relación de mi generación y sus ideas, la relación madre e hijo. Siempre aparece algo de tu vida pero he trabajado la trama sobre la ficción, no de manera autobiográfica.
AB: Te diste cuenta muy temprano que deseabas ser escritor… cuándo tomas esa decisión…
LL: Siempre me gusto mucho la lectura y siempre estuve escribiendo pero hubo un momento en donde armé mi vida alrededor del proceso de escritura. Esto fue a los 25 años. Cuando estaba en España, escribía bastante pero de manera no organizada, fue después que tomé la decisión de ser escritor.
AB: ¿Por que te fuiste a España? ¿Qué te dió España?
LL: Me fui a España por curiosidad. En ese entonces vivía en Vancouver, estaba sumergido en un mundo anglo, muy interesante, aprendiendo bien el inglés pero deseaba volver a mi lengua, a mis orígenes.
No quería volver a México donde viví toda mi infancia y adolescencia, quería conocer otros mundos y otras realidades. España es mi lengua y de donde surge nuestra cultura hispanoamericana. Por un lado vi muchas similitudes entre España y America Latina y México, por otro, vi diferencias, también vi, que muchos de los problemas sociales son producto de esa conquista y colonización española, de la estructura social de España y de la manera que en que el Imperio español como construcción histórica tuvo relevancia en Latinoamérica: la burocracia, la actitud frente a la vida con coraje, el nepotismo, las relaciones humanas. Es muy interesante ver eso y también muy enriquecedor observar las tradiciones, ese mundo cultural que también heredamos, la literatura, la pintura, la arquitectura, cuando vi la Plaza Mayor, los Goyas, los Velázquez… fue una superposición de planos históricos, en relación con México, la idea de las sociedades conquistadas o colonizadas. Somos, los mexicanos, el producto de una mezcla de españoles y de indígenas, del amo y el esclavo.
AB: Mucho sentimiento encontrado. ¿No te gustaría hacer una novela?
LL: No, porque se me escapa esa realidad, me parece interesante como recontrucción histórica que impregna cada situación de América Latina que esta condicionada por la presencia española pero no es mi objetivo. Aunque de un modo oblicuo penetra éso en mi novela…
AB: Sí, eso se ve en tu libro, las migraciones, la familia del protagonista que llega de España… Cambiando el tema, tu pertences a la Generación del Milenio, cuéntame sobre tu generación.
LL: Somos una generación que nacimos conectadas tecnologicamente, trabajamos permanentemente con el internet. La globalización y el internet nos marca. Mi generación y un poco los que nacieron antes, nacimos bajo este regimen neoliberal, que surgió a finales de los 70, toda nuestra infancia y vida adulta esta condicionada por el pensamiento del Neoliberalismo y estamos condicionados por esas estructuras de poder neoliberal.
No es solo la idea del individualismo de esa ideología sino la idea del modelo empresarial, nosotros somos empresarios de nuestra vida. Compites con los demás, construyes tu destino a través de mercancías que compras y construyes tu vida a través d e un modelo empresarial. Éso esta presente en nuestra generación…
AB: Y el sentido de libertad, porque puedes aceptar o rechazar esa forma de vida…
LL: Sí, ese componente de libertad es muy fuerte. El problema que yo veo sobre todo en la libertad de Mercado, es que no competimos igualmente, no es lo mismo una corporación de Wall Street a una tiendita de vecindario, veo un desequiulibrio muy grande…
AB: Depende como se viva, el propietario de la tiendita es el hacedor de algo suyo, mientras que las grandes corporaciones son un conjunto anónimo…( Y aqui nos reímos bastante). Y ya que hablamos de competencia, como ves la situación del libro, frente a los monopolios editoriales y el surgimiento de editoriales independientes….
LL: Yo lo veo maravilloso. Las editoriales pequeñas que están surgiendo son una respuesta a los grandes grupos que reconstruyen libros que son fórmulas, en cambio, las editoriales independientes, son espacios de reflexión que permiten la experimentación sin estar sujetos a las leyes del Mercado.
AB: Tu libro lo publicó La Pereza, una editorial independiente que en Estados Unidos ya es muy conocida. Volviendo a tu libro, haces una reflexión sobre el amor como un fenómeno de unión, en el “nosotros”, en vez de ser dos seres: “Yo” y “tu” separados pero juntos…
LL: El personaje tiene una relación establecida con una chica y las identidades se vuelven una unidad, pero al disolverse la unión hay que reconstruir tu identidad solitaria nuevamente… Mira, la mercancia de identidad nunca ha estado más presente, vivimos reconstruyendo nuestra identidad porque nuestras raíces no son grandes en un mundo global, hay un desarraigo, Facebook es un expositor de esa reconstrucción permanente de la gente de su imagen, en público.
AB: En las redes entra el componente de la soledad, del vacío de las personas y la necesidad de conectarse, llenando vacíos…
LL: La soledad no es algo malo. En inglés hay esa distinción entre soledad y estar solo. No lo tenemos en español. La soledad es un período de reflexión y de creación. Yo escribo solo…y la soledad es elegir y es tema de nuestra vida…
AB: Con la globalización, los cambios puede que se hayan agudizado, tu generación es dueña del mundo, puede viajar, trabajar en distintos lugares, aunque sufra el desarraigo…
LL: La globalización es una experiencia enriquecedora, la idea de la globalización como producto cultural nada mas donde las mercancias van y vienen, no lo es para mí. Es la posibilidad de vivir en distitnos lugares, conocer diferentes culturas, contemplar tu sociedad con distancia. Es distinto a la visión de lo nacional que se creó en el siglo XIX. Viviendo en otras sociedades se conoce más, se entienden y se comprenden mejor las situaciones históricas y sociales.
AB: ¿Cómo defines la novela?
LL: Julio Cortázar definía al cuento como un nokaut, mientras que la novela era por puntos. Cortázar era admirador del boxeo, a mi no me gusta el boxeo, soy fanático del fútbol. Para mi, el cuento es como un penal, meter el gol, mientras que la novela es todo el partido de fútbol. La novela permite disgreciones, es una forma hibrida, más abierta. Para mi la novela es una manera de ver el mundo. La literatura es una forma de exploración. El mundo está lleno de historias, en la medida que captas la noción a través del lenguaje, la literatura te permite ver el mundo, explorarlo, indagar las situaciones, ver el relato del mundo…
AB: ¿Cuál es el desafio para un escritor joven latinoamericano?
LL: El desafio es el trabajo cotidiano, escribir, llevar la exploración hasta donde yo deseo. En España hay mucho interés por la literatura latinoamericana. El mayor desafio es no caer en la vanalización de nuestra cultura, o en el simulacro que se ha hecho de América Latina como un territorio violento y pobre…se ha hecho una especie de sentimentalización, de sensacionalismo en torno a la pobreza. No quiero convertir a Latinoamérica en una mercancia para satifacer lo que quieren ver de nosotros, los europeos.
AB: Tu novela es una novela urbana, el tema de cómo construir una sociedad, que también escribe Ray Loriga en Rendición. ¿Tienes intención de indagar el México profundo?
LL: No lo había pensado pero yo soy de ciudad, crecí en la ciudad de México, soy un producto de ciudad, estoy ajeno al mundo rural. Tengo una relación ambivalente con las grandes ciudades pero me gustan. La ciudad es mi casa. México es una ciudad muy vibrante aunque te chupa. Las ciudades son los lugares de la locura pero tambien del despojo y la explotación…
AB: ¿Cuál es el rol del escritor en esta sociedad y cuáles son tus proyectos?
LL: La principal tarea del escritor es escribir bien. Hay, sin duda, un papel social al estar reformulando la realidad através del lenguaje. La tarea del escritor es crear una narrativa que reflexione alrededor del gran relato del mundo.
Mi próxima novela se llama “La gran demencia”, trata de una familia en los 60, los padres eran hippies, vivieron en la playa pero a finales de los 70 se adaptaron y compraron casa y tuvieron tres hijos con distintos puntos de vista: un arquitecto exitoso, un fotógrafo que capta la realidad y la hija que es nihilista. Tres visiones de ver el mundo. El éxito, la observación y la violencia. Estoy escribiendo con mucho entusiasmo.