Manuel Robles: el alcalde que se fue en silencio

“Tengo tres pasiones: mi familia, mi ciudad y mi partido. A mi familia le debo muchas horas, y ha llegado el momento de devolvérselas”

“El socialista Manuel Robles anunció ayer que deja la alcaldía de Fuenlabrada `por motivos personales’ tras 15 años en el cargo. `Quiero dedicar más tiempo a mi familia´, señaló el regidor en rueda de prensa el día que cumplía 65 años”… 

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Manuel Robles informa de su renuncia a la alcaldía el día 17 de enero de 2018

Así rezaba el comienzo de una información aparecida en el diario El País el día 17 de enero de 2018, en la que se anunciaba la renuncia de dicho alcalde después de tres lustros como regidor de uno de los pueblos, Fuenlabrada (194 000 habitantes), que durante años formó parte de lo que entonces era conocido como “el cinturón rojo de Madrid”. Es decir una serie de pueblos de la corona metropolitana donde la mayoría de los votos eran socialistas o comunistas…

Ha pasado ahora un año de aquella renuncia y he querido dejar pasar este tiempo, esperar para que un político, hombre que durante mucho tiempo estuvo casi a diario en los medios de comunicación, forme parte hoy del anonimato, sea un ciudadano más de a pie, para contar algo que forma parte de nuestra historia en común. En contra de tanta algarabía como algunos políticos montan, los hay que se van en silencio, sin molestar…

Por mi parte, y a modo de despedida tardía, tengo que decir que Manolo Robles, aquel excelente alcalde que tanto hizo por Fuenlabrada, que tantas elecciones consecutivas ganó en las urnas, y el que suscribe, fuimos durante años compañeros de trabajo y amigos, además de otras afinidades ideológicas… allá por finales de los años setenta del siglo pasado, quiero recordar.

Efectivamente, los dos éramos por entonces tipógrafos y trabajábamos en una empresa de artes gráficas situada por el sur de Madrid, en el mítico barrio de Legazpi, un lugar, una zona industrial donde por entonces existían muchas empresas y en el que hoy los pisos se venden a millón… Era la empresa Hauser y Menet, de reminiscencias alemanas-catalanas, una empresa reivindicativa en el sector, la que de alguna manera venía a marcar la pauta a la hora de firmar el Convenio Colectivo de Artes Gráficas.

Tiempos aquellos en los que el nuevo sindicalismo, el de clase, intentaba sacudirse como podía la roña dejada por del antiguo Sindicato Vertical al que durante cuarenta años pertenecimos obligatoriamente todos los trabajadores españoles. Manolo y un servidor sabemos mucho de aquellos años en los que se forjaron la lucha de unos rebeldes con causa, porque nadie nos regaló nada, los sindicalistas, principalmente de UGT y CCOO,  tenían que ganar el día a día en las empresas, en las asambleas, a pie de tajo.

Llegó un momento en el que ambos pusimos fin a aquella etapa y emprendimos caminos diferentes. El futuro alcalde socialista y entonces joven promesa en la política decidió dedicarse cien por cien a la política, llegando a concejal de Educación en el año 1984 en el ayuntamiento de Fuenlabrada. Por mi parte, también decidí dedicarme cien por cien al periodismo, dejando las artes gráficas para el recuerdo, si bien hoy y siempre seguirán formando parte de mi existencia.

Tengo que decir que durante estos casi cuarenta años de lejanía nos hemos encontrado algunas veces pero, eso sí, estando cada uno en su cometido: él como alcalde y un servidor como periodista. Lógicamente la alegría de vernos salía a flote, pero teniendo en cuenta ambos que un alcalde siempre es un alcalde, y un periodista también debe serlo…

Al cabo de tantos años, debo confesar que solamente una vez coincidimos como aquellos viejos amigos, como aquellos antiguos compañeros de trabajo que un día fuimos. Él seguía siendo alcalde y yo había estado durante años metido de lleno en el ambiente de la llamada “movida madrileña”, un tiempo en el que durante años hice humor en diferentes medios a través de mis “collages”, por lo que presenté un proyecto de humor al ayuntamiento. En esta ocasión, la única que tuvimos, hablamos de lo que un día fuimos, como aquellos viejos tipógrafos de la abuela Hauser…

La grandeza de ese hombre, del alcalde que se fue en silencio, Manuel Roles, queda reflejada en esta frase de despedida: “Tengo tres pasiones: mi familia, mi ciudad y mi partido. A mi familia le debo muchas horas, y ha llegado el momento de devolvérselas”. El día que la pronunció cumplía 65 años…

Sí, Manolo, compañero, amigo, coincidimos en que la vida es como un libro en el que hay que cerrar unas páginas y abrir otras. Por mi parte, me he permitido abrir esta de nuestro pasado en común recordando el día que te fuiste en un a modo de homenaje a un hombre honesto que se fue en silencio. Porque el periodista, como el cura, lo será siempre, no tiene fecha de caducidad. Aunque tú te fuiste, algunos quedamos para contarlo.

Conrado Granado
@conradogranado. Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. He trabajado en la Secretaría de Comunicación e Imagen de UGT-Confederal. He colaborado en diversos medios de comunicación, como El País Semanal, Tiempo, Unión, Interviú, Sal y Pimienta, Madriz, Hoy, Diario 16 y otros. Tengo escritos hasta la fecha seis libros: «Memorias de un internado», «Todo sobre el tabaco: de Cristóbal Colón a Terenci Moix», «Lenguaje y comunicación», «Y los españoles emigraron», «Carne de casting: la vida de los otros actores», y «Memoria Histórica. Para que no se olvide». Soy actor. Pertenezco a la Unión de Actores y Actrices de Madrid, así como a AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión).

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