La Unesco proclamó en París, en 1999, el 21 de marzo como el Día Mundial de la Poesía, el evento se celebra en todos los rincones del planeta de distintas maneras.
Aunque ya hemos escrito de esta relación[1], bueno es volver a citar que poesía y ajedrez han coincidido durante más de 1500 años, sin duda el arte de la poesía es más antiguo pero hay partidas que son auténtica poesía.
Los poemas más conocidos del tema ya han sido desarrollados pero siempre, afortunadamente, quedan muchos por mencionar.
Desde la Edad Media el ajedrez ha estado vinculado a la literatura y el amor. El poeta del Renacimiento en Polonia Jan Kochanowski (1530-1584) escribió en Cracovia su obra Szachy (Ajedrez) en 1560. Inspirado por Scacchia Ludus de Marco Girolamo Vida (1485-1566), es un trabajo de poesía narrativa que describe un juego de ajedrez entre dos hombres, Fiedor y Borzuj, quienes luchan por el derecho a casarse con Anna, princesa de Dinamarca.
La poeta rusa Marina Tsvietáieva (1877-1941) cita al hablar de uno de sus poetas predilectos, Alexander Pushkin (1799-1837): “El poeta es lo opuesto al jugador de ajedrez. No sólo las piezas, no sólo el tablero — no ver siquiera su propia mano, que quizá no existe.”
También menciona en su Poema del Fin, -¿Primero yo? ¿He de ser yo la primera? /
¿Cómo en el ajedrez? / Aunque también/ las primeras nos llaman/ al cadalso…
Y posteriormente: Así esperan los condenados/ su ejecución al alba, /
jugando al ajedrez. Risa/ burlona el ojo del vigilante. / Somos los peones de un tablero/
y alguien va jugando con nosotros en él. / ¿Dioses buenos? ¿Malignos? ¿Quién? / Todo el horizonte es el ojo del vigilante. /Ruido metálico. Pasillo sangriento. /
Ya se ha acabado el juego. / Un cigarrillo por última vez / Y escupir –ah vida, vida. /
Escupir. Al borde del tablero,…..
Precisamente Pushkin jugaba al ajedrez y lo incluye en su novela en verso ‘Eugenio Oneguin‘ (1832) en el que uno de sus protagonistas, el poeta Vladimir Lensky disputa una partida con su novia, Olga Larina: Tan lejos como pudieron / de todo el mundo, se sentaron y / reflexionaron profundamente en el tablero / de ajedrez, durante horas, con los codos sobre la mesa / luego Lensky movió su peón y tomó, / profundamente distraído, su propia torre.
Con el título ‘Ajedrez’ el rumano Marin Surescu (1936-1996) escribe: Yo juego un día blanco, / El juega un día negro. / Yo avanzo con un sueño, / El me lleva a la guerra. /El me ataca los pulmones, / Yo pienso un año en el hospital, / Hago una combinación brillante / Y le gano un día negro.
El laureado poeta serboestadounidense Charles Simic de 80 años rememora en su poema ‘Prodigio’ cuando jugaba al ajedrez de niño en Belgrado en plena Segunda Guerra Mundial: Crecí inclinado sobre / un tablero de ajedrez. /Me gustaba la expresión ‘jaque mate’ y termina: El profesor me dijo que en el ajedrez / los maestros también juegan a ciegas / los mejores, varias partidas / a la vez…
En su libro ‘Hotel Insomnio’ de 1992 tiene un breve poema titulado ‘Ajedrez nocturno’ con tan solo dos versos: La reina negra se levantó/ en la mano enojada de mi padre.
Además ha declarado, “cuando juegas al ajedrez siempre es solo tu movimiento” añadiendo, “cuando perdía jugando al ajedrez me pasaba las noches dando vueltas a las jugadas” haciendo una analogía que le pasa lo mismo con los poemas.
El escritor y poeta chileno Miguel Arteche (1926-2012) tiene un poema titulado ‘Canción a una muchacha ajedrecista muerta’ que se inicia: Llueve sobre el verano del tablero. / En blanco y negro llueve sobre ti. / Nadie controla tu reloj te espero/ Para jugar allí.
También el poeta argentino Daniel Cézare cita en un poema dedicado a la clase media el ajedrez. Este poema se ha atribuido equivocadamente a Mario Benedetti (1920-2009). En un momento del mismo cita: …A veces, solo a veces, / se da cuenta (medio tarde) /
que la usaron de peón/ en un ajedrez que no comprende/ y que nunca la convierte en Reina.
El peruano Rodolfo Hinostroza (1941-2016) escribió el largo poema ‘Gambito de rey’ que se inicia con un guiño a la llamada partida inmortal: Y continué P4R/ “Jugada peligrosa” dijo el maestro de la escuela romántica /Andersen sale así en la inmortal….
Otros poetas latinoamericanos más recientes y menos conocidos que escribieron al ajedrez son la brasileña Jussara Neves Resende, de 54 años, con un poema titulado ‘Xadrez’ de 2001; y el colombiano Jairo Tangarife Cardona, de 66 años, quien ha dedicado parte de su obra al ajedrez, de la que podemos citar su poema ‘Ajedrecistas’; y finalmente el chileno Fernando Rivera Lutz, de 64 años, en su poema ’18 de julio’ menciona unos objetos en la mesa de su casa… y me he quedado/ mirando esos objetos/ por largo rato/ como si estuviera jugando ajedrez/ y me tocara mover a mí.
Otro amante del ajedrez fue el escritor mexicano Juan José Arreola (1918-2001) quien además de practicarlo fundó clubes y apoyó su inclusión en las escuelas reconociendo que le dedico más tiempo al juego que a la propia literatura. Además, el ajedrez aparece en sus relatos ‘Tres días y un cenicero’, ‘Las focas’ y sobre todo ‘El rey negro’.
Efectivamente, hay poetas que aunque no tienen un poema referido específicamente al ajedrez sí han escrito reflexiones sobre el juego, citemos al español Rafael Argullol cuando en ‘El sueño’ dice: “El sueño es como una partida de ajedrez conmigo mismo, pero sin reglas. El alfil hace de torre, el caballo avanza verticalmente, e incluso los peones pueden declararse reyes.”
También el gallego Manuel Rivas, en su libro de poemas bilingüe A boca da terra/ La boca de la tierra, tiene un poema llamado Corpo de xadrez/ Cuerpo de ajedrez.
Asimismo el poeta cordobés Antonio Agudelo tiene un libro editado en 2016 y titulado de forma muy bella ‘El cielo ajedrez’, si bien su contenido no hace referencia al juego.
[…] de la antigua Yugoslavia, y precisamente entre sus recuerdos de entonces rememora en su poema ‘Prodigio’ (1969) las palabras que hace referencia en este discurso, cuando jugaba al ajedrez de niño, en […]
[…] de la antigua Yugoslavia, y precisamente entre sus recuerdos de entonces rememora en su poema ‘Prodigio’ (1969) las palabras que hace referencia en este discurso, cuando jugaba al ajedrez de niño, en […]