La doctora Lola Cabezudo Ibáñez fue la segunda mujer catedrática de la Universidad de Castilla La Mancha, química, experta en Tecnología de los Alimentos, vicerectora en esa Universidad, de la que ahora está ya jubilada. Aunque madrileña, reside desde hace tiempo en Almagro, donde ha presidido, entre otras, la asociación El Ateneo, de fecunda actividad cultural.
Excelente investigadora, organizadora y divulgadora, una de sus múltiples preocupaciones ha sido la defender la no discriminación de las mujeres en todos los ámbitos (también en el universitario), y la de recuperar la historia de la política científica en España, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX.
Esto es lo que hace en el libro que ahora nos presenta, en el que nos ofrece recuerdos, semblanzas y nexos sobre figuras de la investigación científica española, y aspectos de la política científica de los sucesivos gobiernos, del franquismo y de la democracia. En muchos casos arranca de vivencias propias y sobre todo maneja muchas de la doctora Concepción Llaguno Marchena (1925-2010), quien fue una de sus primeras responsables en diversos centros de investigación del CSIC, y con la que ha mantenido luego una amistad entrañable.
El libro arranca con breves biografías de los primeros grandes científicos españoles de la modernidad (Isaac Peral, Torres Quevedo y Ramón y Cajal) para centrarse luego en el entorno de la Institución Libre de Enseñanza y su influencia en la renovación pedagógica española a finales del XIX y comienzos del XX.
Ya en este siglo analiza nuevas instituciones pedagógicas y se centra en las peripecias personales de dos familias que van a confluir en la vida de la doctora antes citada, verdadero eje del libro.
Basándose en las memorias de Concepción Llaguno, recuerda la República, la Guerra
Civil y la dura postguerra en muchos de sus aspectos, de los cuales los más interesantes (por menos conocidos) son las peripecias de la citada investigadora y sus avatares personales y familiares.
Nos habla luego de científicos españoles pioneros en la Edad de Plata y de los que tuvieron que exiliarse tras la Guerra Civil, para pasar a centrarse en la carrera de Ciencias Químicas en la Universidad de Madrid en los años 40. Aquí vuelve a la experiencia de la doctora Llaguno que primero tuvo que trabajar en Correos, para poder pagarse sus estudios y luego pasaría ya a dedicarse sólo a la Química en sus aspectos docentes e investigadores.
La propia autora insiste en alguna ocasión en su texto en que “este no es un libro de Historia sino un libro en el que se cuentan hechos que son verdad”. Pese a ello, el libro está lleno de datos históricos, reproducción de documentos, semblanzas de personas y narración de situaciones que nos permiten adentrarnos en el mapa de la política española en el último siglo y sobre todo en lo relativo a sus científicos y las políticas públicas en estas materias.
Creo que son de mucho interés las narraciones de la etapa del CSIC (años 60 en adelante) porque estos ya los vivió la autora directamente y podemos ver muchas claves de la debilidad de la política científica en nuestro país, de los altibajos que ésta ha sufrido y de cómo la mayor parte de los responsables políticos (no todos) no ha querido ver el enorme potencial de contar con una buena base investigadora para el desarrollo de la sociedad.
Estamos ante un libro muy sincero, muy directo, de alguien que conoce muy bien el tema tratado y que se basa, además, en la vida y los testimonios, de otra muy destacada mujer investigadora, la doctora Llaguno, cuyas peripecias, inquietudes, esfuerzos y capacidades son la novedad más relevante de esta publicación.
- Lola Cabezudo Ibáñez:
El siglo XX español contado poco a poco. Protagonistas para recordar.
Edición de la autora; Ciudad Real, 2016;
306 pags.