En un amplio informe sobre la salud de la tierra y de su biodiversidad titulado “Planeta vivo”, elaborado por onceavo año consecutivo por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), se asegura que más de la mitad de los vertebrados han desaparecido en los últimos cuarenta años, según cuenta Audrey Garric, adjunta a la sección Planeta/Ciencias del Mundo del diario francés Le Monde. El estudio no se ha ocupado de los invertebrados.
WWF: Planeta Vivo, informe 2016, portada«En todas partes los ecosistemas están amenazados y nada parece poder detener la tendencia. Las presiones humanas sobre el medio ambiente no cesan de agravarse… El estudio, llevado a cabo durante dos años en colaboración con la sociedad Zoological Society of London y la ONG Global Footprint Network se basa principalmente en dos indicadores”, ambos en rojo.
El primero de esos indicadores mide la abundancia de la biodiversidad a partir del seguimiento de 14 152 poblaciones (grupo de animales en un territorio determinado) pertenecientes a 3706 especies vertebradas de mamíferos, aves, reptiles anfibios y peces, y se centra en la evolución de sus efectivos a lo largo del tiempo. Y hay que decir que existe una neta tendencia a la regresión. La población de vertebrados ha caído en un 58 % entre 1970 y 2012, siendo los más afectados los animales que viven en agua dulce, con una caída del 81 % en el mismo período, frente a las especies terrestres (38 %) y a las marinas (36 %). “Si nada cambia, para 2020 esas poblaciones podrían haber disminuido en dos tercios (67 %), en el espacio de tan solo medio siglo”.
Unas cifras que para Pascal Confin, director general de WWF Francia, “materializan la sexta extinción de las especies: una desaparición de vida en el planeta de la que, en parte, todos somos responsables”, debida principalmente a la degradación del hábitat, la explotación forestal, la agricultura intensiva, la urbanización y las extracciones mineras, aunque también a la sobreexplotación de las especies (caza, furtivos), la contaminación, las especies invasivas, las enfermedades y, en último lugar, el cambio climático.
“La agricultura, que sigue ocupando un tercio de la superficie total de la tierra, es la causa del 80 % de la deforestación mundial y consume el 70 % del agua”, según Arnaud Gauffier, responsable del programa de agricultura de WWF Francia.
El segundo indicador en que se basa el informe “Planeta vivo” es la “huella ecológica”, que mide la presión que ejerce el hombre sobre la naturaleza, calculando las superficies terrestres y marítimas necesarias para producir cada año los bienes y servicios que consumimos (alimentos, combustibles, construcciones) y absorber la basura que generamos (en especial las emisiones de CO2), comparándolas después con la biocapacidad de la tierra, es decir la superficie disponible.
«En 2012, la huella ecológica de la humanidad alcanzaba 20,1 miles de millones de hectáreas globales, excediendo ampliamente (en un 61 %) la biocapacidad de la tierra (…) Al final de aquel año, la humanidad había utilizado el equivalente a 1,6 planeta para vivir, gastando su ‘capital natural” (…) la mayor parte de este sobreconsumo hay que imputarlo a las emisiones de CO2, en su mayor parte a la combustión de energías fósiles (carbón, petróleo y gas natural)”.
La autora del artícuo explica que esta «desviación ecológica», que se está produciendo desde el comienzo de la década de 1970, se debe a que cortamos árboles a un ritmo superior al de su crecimiento, pescamos más peces en los océanos de los que nacen cada año y arrojamos a la atmósfera más carbono del que los bosques y los mares pueden absorber.
El “día de la desviación”, fecha en que la humanidad ha consumido todos los recursos que la tierra produce en un año, cada vez se adelanta más: en 2016 ha sido el 8 de agosto, mientras que en 1992 fue el 14 de octubre y, en 1986, el 1 de noviembre. “A este ritmo, en 2050, con una población mundial que rozará los diez mil millones de personas, necesitaremos 2 planetas”.
Globalmente, los países que ejercen mayor presión sobre los ecosistemas son los que emiten más CO2: China, Estados Unidos, India, Rusia y Japón; entre los cinco alcanzan la mitad de la huella ecológica mundial. Pero, si el índice se establece por habitante, los países con rentas más elevadas son los que más incumplen con Luxemburgo a la cabeza, seguido de Australia, Estados Unidos, Canadá y Singapur (sin tener en cuenta a los países del Golfo, considerados entre los más contaminantes, cuyas cifras no figuran en el informe).