Trump solo dijo lo que todos ya sabíamos.
Y que usted, como corcholata heredera del criminal que durante seis años repartió a los narcotraficantes apoyo y abrazos en lugar de confrontación y balazos, conocía más que nadie.
Insistió en que creía, no habría aranceles; su mantra no le funcionó y ahora se envuelve en frases hechas para destacar su patriotismo en defensa de una soberanía que ustedes mismos entregaron a los narcos en el treinta por ciento de nuestro territorio.
Me alegra que Trump, otro criminal orate semejante al que se fue a la Chingada y que ha contagiado su cara de matón y el gesto de me las pagas a todo el gabinete gringo, haya pospuesto por un mes la imposición de aranceles a México.
Es también magnífico que Justin Trudeau haya logrado el mismo plazo; aunque seguramente le enojó a usted saber que Canadá incluirá a los cárteles mexicanos en su lista de terroristas.
Y que «lanzará junto con EEUU una fuerza de ataque conjunta contra el crimen organizado y el tráfico de fentanilo y lavado de dinero», actividades en las que están implicados centenas de sus colaboradores.
Un mes se pasa rapidísimo y ya veremos si cuando esos treinta días terminen, pudo usted detener y entregar a EEUU a los políticos narcos que abundan entre sus conocidos y en su gobierno.
Y si como usted sugirió, EEUU logró cuidar a sus jóvenes; ojalá lo haga mejor que nosotros a los nuestros, porque decenas de miles son narcos y otros más, sueñan con serlo.
Advirtió usted, que no quiere con Trump confrontación sino colaboración y para eso aceptó todo lo que pidió, que incluye paralizar la entrada de migrantes.
A los que, dale otra vez con los abrazos, los invitó a regresar tranquilos porque acá «los abrazaremos»; como si se hubieran marchado por falta de abrazos y no de trabajos para dar de comer a sus familias.
Los que vuelvan deberán enfrentar como lo hemos hecho nosotros, el pago de aranceles a los narcos.
Así es como podríamos llamar, a los derechos de piso que nos cobran como resultado de la ineficiencia y complicidad de sucesivos gobiernos, que nos tienen viviendo con miedo por extorsiones y balaceras y alterando nuestras rutinas por la inseguridad que causan los que usted llama crimen organizado y manejan la economía, el comercio y la política, de pueblos chicos y ciudades grandes.
Y ¡aguas¡, porque no acaba ahí todo.
Trump ya nos tomó la medida y hay quienes ven en el cambio de nombre del Golfo de México a Golfo de América, un plan con implicaciones políticas, diplomáticas, económicas y legales para hacerse de su gas y su petróleo.
El historiador estadounidense Douglas Brinkley ha advertido que el golfo de México ha sido cuna de la expansión económica y militar de EEUU y que la propuesta de Trump envía un mensaje claro al resto del mundo, sobre su intención de controlar áreas estratégicas.
Datos publicados esta semana por El Universal indican que México tiene jurisdicción sobre 829.000 kilómetros cuadrados de la superficie del golfo de México y EEUU sobre 662.000, delimitaciones claramente definidas y respaldadas por el derecho internacional y que el diecisiete por ciento de la producción de petróleo de EEUU, proviene del golfo de México.
Y el mismo diario publicó declaraciones de la exembajadora de México en ese país, Marta Bárcena, alertando que el cambio de nombre podría ser un primer paso para empezar a reclamar territorio donde hay tanta riqueza.
Además que facilita la influencia y relaciones comerciales, militares y políticas con países de América Latina, porque más del sesenta por ciento de las exportaciones gringas de granos, equivalentes a treinta millones de toneladas, salen de puertos ubicados en ese golfo.
Muy diferente del tono empleado con México, es el que ha usado Trump con Venezuela.
A donde este viernes 31 de enero envió a Richard Grenell, exembajador de Estados Unidos en Alemania y director interino de inteligencia nacional durante su primer mandato, con la misión específica de negociar con Nicolás Maduro asuntos petroleros.
Las exportaciones del petróleo venezolano a EEUU fueron el año pasado, de cerca de 222 mil billones de dólares.
Y el Financial Times explicó que la petrolera Chevron está tratando de proteger su operación en Venezuela; porque si Maduro la obliga a salir, China y Rusia ganarán influencia en detrimento de EEUU.
Por lo pronto, en Europa se toman medidas y se forman pactos para evitar que Trump se anexe lo que quiera y sus economías se vean perjudicadas por la política gringa y su gran garrote.