La llamada hipertrofia benigna de próstata es una enfermedad común en los varones a partir de los 60 años. Su prevalencia ha aumentado notablemente por el crecimiento demográfico, el incremento de la expectativa de vida y el estilo de la misma.
Síntomas que se van notando desde los cuarenta años van aumetando a lo largo de los meses; polaquiuria, disuria, retención de orina, sensación de pesadez, dolor en la región perineal, cistitis, erecciones, impotencia y meteorismo son algunos de los datos que refieren los pacientes que saben que algo no va bien.
De igual forma hay que resaltar que la prevalencia de los síntomas del tracto urinario inferior en Europa varían con la edad así como los nódulos a nivel microscópico que puede incrementarse a partir de los 60 años y hasta en un 90 % a los 70 años. Esta enfermedad frecuente es una de las que más altera la vida del varón y por tanto, repercute enormemente en su calidad de vida.
Según las recomendaciones de la Asociación Europea de Urología, si nota dos o más síntomas de los anteriormente descritos debe acudir con urgencia al urólogo para descartar otras enfermedades. Prevenir complicaciones y hacer un seguimiento de la evolución de la enfermedad evitará el cáncer u otras patologías asociadas. La hiperplasia prostática y el cáncer de próstata poseen algunas similitudes en sus elementos causales: ambos están relacionados con la inflamación y con la exposición a andrógenos. No en todos, pero en muchos estudios epidemiológicos, en los que se estudian a muchos pacientes, se ha visto que los pacientes con hiperplasia prostática han sido diagnosticados con más frecuencia de cáncer de próstata.
El 40 % de los pacientes con prostatismo moderado mejoran sin ningún tipo de tratamiento siempre y cuando exista un seguimiento médico, mientras que los que no acuden nunca al urólogo pueden empeorar en un 15 %. Asentar las bases y medidas higiénico-dietéticas, evitar la inmovilidad prolongada, la exposición al frío, la ingesta de alcohol, café y líquidos tras las diez de la noche, fármacos diuréticos, anticatarrales, mejorará notablemente la calidad de vida del paciente.
En otro orden de cosas, el tratamiento médico abordará la enfermedad con una terapia antiandrogénica, bloqueantes alfa-adrenérgicos para relajar el tono muscular y un tratamiento combinado con fitoterapia con licopenos, zinc y vitamina D, además de inhibidores de a fosfodieterasa 5 o la 5-alfa reductasa. En todo caso, la prostatectomía podrá practicarse de modo poco invasivo y que tenga lugar o no depende del tipo de afectación, de la edad del paciente y de las características del mismo. Es cierto que actualmente se puede valorar con una primera visita y una analítica qué pacientes van a ver progresar la enfermedad y cuáles no. La decisión terapéutica dependerá de cómo haya evolucionado. No acudir al médico, evitar ver los síntomas y no descartar otras patologías puede tener un pronóstico reservado si no se atiende al paciente cuando comienzan.
La próstata es una glándula del sistema de reproducción masculina con forma y tamaño de castaña con el vértice hacia abajo que se sitúa en la línea media de la pelvis, por detrás del pubis e inferior a la vejiga. La parte posterior de la próstata se sitúa justo por delante de la cara anterior del recto. La primera parte de la uretra que recibe la orina de la vejiga y el semen de los conductillos espermáticos atraviesa la uretra prostática desde la cara superior hasta la punta. Este conjunto de células glandulares envueltas en una cápsula de tejido conjuntivo tiene una parte central que es la que drena en la pared posterior de la uretra, una transicional que rodea a la central (donde se asientan la mayor parte de las hiperplasias de próstata), y una periférica, que es la más grande (donde se producen la mayor parte de los tumores malignos).
Las células lo vierten a unos «tumulillos», que a su vez lo vierten en la uretra, al mismo sitio que se vierten los espermatozoides del conducto espermático que proceden de los testículos. El líquido es clave para el funcionamiento correcto de los espermatozoides, ya que funciona como nutriente, conteniendo minerales como el zinc y el magnesio, ácido cítrico, espermina y enzimas importantes para que el espermatozoide entre vivo en la vagina, para activarlos y para contrarrestar con su alcalinidad el ambiente ácido de la vagina, que podría dañarlos. Es un órgano que está muy inervado (rico en terminaciones nerviosas) y juega también un papel importante en el orgasmo masculino.