Líderes mundiales están reuniendo apoyos para revertir la pérdida de tierras saludables, en apoyo a los esfuerzos globales para recuperarse de la pandemia de la COVID-19 y para hacer frente a las crisis relacionadas con el cambio climático y la pérdida de la diversidad biológica, informa la CNULD¹.
En el Foro de Alto Nivel virtual, organizado el 17 de junio 2021 por el Presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado Quesada, altos funcionarios del gobierno y de la ONU reforzaron las perspectivas compartidas en el Diálogo de Alto Nivel, convocado tres días antes por la Presidencia de la Asamblea General de la ONU.
Carlos Alvarado Quesada afirmó que la desertificación y la sequía, el clima y la biodiversidad forman parte de la misma ecuación y, por ello, es necesario actuar en esta década y de forma decidida. Entre otras medidas, subrayó la necesidad de restaurar los ecosistemas y de encontrar y perseguir nuevas formas de producción que sean sostenibles.
El presidente Quesada señaló que existe un consenso entre los líderes para actuar, al igual que varias soluciones tecnológicas y basadas en la naturaleza. Destacó que es necesaria la voluntad política y la financiación para actuar. Asimismo, recalcó que la inversión en la tierra no es una inversión intangible, sino tangible para toda la población, incluso en las ciudades.
Quesada organizó el Foro de Alto Nivel en conmemoración del Día de la Desertificación y la Sequía, que se celebra en todo el mundo el 17 de junio de cada año. Este año, Costa Rica es el país anfitrión de esta celebración mundial.
Los líderes denunciaron el deterioro de la salud de la tierra por sus impactos sobre las personas y la naturaleza, y subrayaron que la protección y la restauración de la tierra pueden ayudar a impulsar una recuperación verde, al mismo tiempo que previenen futuras pandemias.
«La humanidad está librando una guerra implacable y autodestructiva contra la naturaleza…. Debemos hacer las paces con la naturaleza. La tierra puede ser nuestro mejor aliado. Pero la tierra está sufriendo», declaró António Guterres, secretario general de la ONU, en su mensaje al Foro.
«Restaurar la tierra degradada eliminaría el carbono de la atmósfera, ayudaría a las comunidades vulnerables a adaptarse al cambio climático y podría generar 1,4 billones de dólares más de producción agrícola cada año. Lo mejor es que la restauración de la tierra es sencilla, barata y accesible para todos», añadió.
«Invertir en soluciones basadas en la naturaleza, concretamente en la restauración de la tierra, nos permitirá construir hacia adelante de mejor forma, más verde, más sana, más fuerte y más sostenible… cada dólar gastado en la restauración de los ecosistemas genera entre siete y treinta dólares en la economía», además de aportar los otros muchos beneficios señalados, aseguró en el Foro Ibrahim Thiaw, máximo asesor de la ONU en materia de gestión sostenible de la tierra y secretario ejecutivo de la CNULD.
La pandemia nos ha dado la oportunidad de repensar el futuro que podemos crear, dijo, y añadió que tenemos las herramientas para conseguir el éxito, para cumplir y aumentar la ambición, pero solo si conseguimos la financiación adecuada -empezando por los paquetes de estímulo de la COVID-19- y aplicamos las herramientas que tenemos con determinación, vigor y visión estratégica.
El presidente de la Asamblea General, Volkan Bozir, aseguró que la degradación de la tierra «es un problema que requiere la atención urgente y focalizada de las comunidades internacionales. Nuestra capacidad de prosperar depende de cómo reconstruyamos nuestra relación con la naturaleza, incluida la salud de nuestra tierra. Hago un llamamiento a los líderes mundiales para que inviertan en la restauración de la tierra, como parte de las estrategias de recuperación tras la pandemia y para que se asocien con las partes interesadas a todos los niveles».
Bozir agradeció al Presidente Quesada el llamamiento a una alianza de alto nivel para elevar la ambición en torno a esta cuestión, que el Presidente hizo durante su intervención en el Diálogo de Alto Nivel celebrado el lunes por la Presidencia de la Asamblea General de la ONU. Los ministros de Argelia, Botsuana, Islandia, Perú, República de Corea y Senegal también intervinieron en el Foro.
«Restauración.Tierra.Recuperación», es el lema de la celebración de este año se eligió para impulsar las acciones de protección y restauración de los ecosistemas naturales, a medida que nos recuperamos de la COVID-19, demostrando, con Costa Rica como ejemplo principal, que invertir en tierras sanas, como parte de una recuperación verde, puede crear puestos de trabajo, reconstruir los medios de vida y aislar las economías de futuras crisis, causadas por el cambio climático y la pérdida de la naturaleza, y acelerar el progreso de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Christiana Figures, ex secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y fundadora de Global Optimism, quien moderó la sesión, aseguró que la humanidad se encuentra en un punto de inflexión y resumió las cuatro acciones necesarias para restablecer nuestra relación con la naturaleza:
- Revertir las pérdidas que hemos sufrido.
- Restaurar las tierras degradadas.
- Regenerar el suelo, el agua y el aire.
- Recuperar la productividad
En la presentación del Informe Especial sobre la Sequía del GAR, el Secretario Ejecutivo declaró que las conclusiones muestran que «debemos actuar ahora para evitar que las futuras sequías destruyan los logros del desarrollo».
Asimismo, subrayó que ningún país es inmune a la sequía y más aún «cuando más de 1700 millones de personas ya se enfrentan a la escasez de agua».
El Informe afirma que la prevención de la sequía tiene un coste humano, financiero y medioambiental mucho menor que la reacción y la respuesta a la misma. Un mecanismo de gestión de la sequía a nivel internacional y nacional podría ayudar a abordar la naturaleza más compleja y en cascada del riesgo de sequía.
- La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) es un acuerdo internacional sobre la buena gestión de la tierra. A través de asociaciones, las 197 Partes de la Convención establecen sistemas sólidos, para gestionar la degradación de la tierra y la sequía de forma rápida y eficaz.
La buena gestión de la tierra, basada en una política y una ciencia sólidas, ayuda a integrar y acelerar la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aumenta la resiliencia al cambio climático y evita la pérdida de biodiversidad.
La tierra también desempeña un papel fundamental en las fases de prevención, preparación, respuesta y recuperación de la pandemia de la COVID-19, asegurando los medios de vida rurales y creando empleos verdes, apoyando la resiliencia de las comunidades y manteniendo la prestación sostenible de los servicios de los ecosistemas.