La salud mental de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ) es especialmente vulnerable en momentos de crisis y, la evaluación y la atención temprana son clave para reducir los efectos psicológicos y prevenir problemas futuros.
La salud mental de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ) es especialmente vulnerable en momentos de crisis y, la evaluación y la atención temprana son clave para reducir los efectos psicológicos y prevenir problemas futuros. Actualmente todavía se padecen las secuelas de la pandemia en la salud mental. En ese periodo se duplicaron los casos de urgencias psiquiátricas infantiles, los trastornos de conducta alimentaria, los casos de ansiedad, depresión y las autolesiones e intentos de suicido adolescente (AEP), especialmente entre quienes perdieron el cuidado parental, tanto de forma temporal como definitiva, a causa de las experiencias traumáticas vividas.
En Aldeas Infantiles trabajan para que el derecho a la salud mental infantil sea una realidad para esos niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad, y para ello se facilita desde todos sus programas atención psicológica individual, que se complementa con servicios de terapia familiar y de terapias de intervención asistida con animales.
Aldeas sostiene que la salud mental infantil es la gran olvidada del sistema sanitario español, y reclama un incremento de los presupuestos destinados a salud mental, la incorporación de la especialidad de Psiquiatría Infantil y la creación de equipos especializados en el diagnóstico y el tratamiento de los efectos derivados del maltrato en la infancia.
Y para no limitarse a esta reclamación, forma también a profesionales para prevenir en esas circunstancias, identificar los problemas y saber cómo actuar en cada situación, con la experiencia que aporta el haber estudiado el impacto psicológico del confinamiento y la pandemia en los niños, adolescentes y jóvenes que han atendido.
Sin salud mental, no hay salud
Muchos de los más de cincuenta mil niños, niñas y adolescentes que crecen privados del cuidado de sus padres en España han vivido experiencias traumáticas y casi la mitad recibe algún tratamiento de salud mental.
Muchos de estos chicos han sufrido desde negligencias hasta maltrato físico o psicológico, o incluso abuso. Cuando un niño o niña está expuesto a este tipo de situaciones durante un tiempo prolongado es mucho más fácil que llegue a desarrollar algún tipo de enfermedad mental, y lo urgente es la detección precoz de los posibles trastornos y la intervención terapéutica adecuada.
Entre las secuelas identificadas por Aldeas está el aislamiento social, las quejas somáticas, la ansiedad, la depresión, los problemas de atención o la conducta disruptiva.
Aldeas intenta ir más allá de la atención especializada, porque considera fundamental que los menores cuenten con un entorno seguro y protector, con una figura de referencia estable que les aporte la atención y el cariño que necesitan, y que les hagan sentir que está ahí de forma incondicional y con entera disponibilidad, algo que es básico para un correcto desarrollo emocional.
Estas han sido las líneas de trabajo con las que Aldeas Infantiles de España ha protegido durante el último año la salud mental de 29.850 niños, niñas y jóvenes, con el apoyo de personas que como socios, padrinos o donantes deciden colaborar y apoyar los programas que la organización tiene en funcionamiento y con los que el pasado año atendieron a 36.867 niños, niñas, jóvenes y familias.