La industria del vidrio tiene, como tantas otras, diferentes riesgos laborales a los que hay que atender.
No obstante, en los últimos años, tanto esta industria como otras afines se han visto expuestas a un riesgo añadido, que ha desembocado en una enfermedad pulmonar que no tiene cura actualmente, la silicosis.
En el caso de la fabricación de vidrio el peligro se encuentra en los polvos que se crean al utilizar las diferentes materias primas en el proceso de producción.
Es una combinación formada por distintos tipos de productos químicos y una considerable cantidad de sílice cristalina. El polvo generado por la fusión de ambos es muy fino, por lo que es relativamente fácil que se extienda por el aire del espacio de trabajo.
Si se trata de una instalación en la que no hay suficiente ventilación, filtración del aire o sistemas similares, los polvos generados pueden moverse por toda su superficie y, por tanto, afectar a cualquier profesional sin la protección adecuada.
El polvo de sílice no es un hallazgo reciente. De hecho, científicamente el sílice es muy conocido, es una sustancia benigna que representa el 12 por ciento de la corteza terrestre.
El problema deriva cuando un profesional que trabaja en la industria del vidrio está expuesto a este polvo de sílice y lo inhala durante mucho tiempo.
Poco a poco, la inhalación de polvo de sílice va llegando a los pulmones. A su paso, crea daños por las zonas del organismo en las que está presente.
Al cabo del tiempo, este polvo afecta al sistema respiratorio, puede provocar bronquitis crónica y otras enfermedades relacionadas tanto con este sistema como también con otros órganos como los riñones.
Regulaciones en la industria del vidrio sobre la silicosis
La calidad del aire en la industria del vidrio también ha sido algo que ha preocupado desde hace mucho tiempo. Sin embargo, una nueva regulación de 2016 enfatizaba el riesgo que presenta en concreto el polvo de sílice.
Esta nueva normativa era mucho más estricta, con el objetivo principal de terminar con los casos de silicosis en esta industria lo antes posible.
Las normas expuestas están identificadas por la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA por sus siglas en inglés) y desde junio de 2016 están vigentes. Se daba a las empresas hasta 2018 para la adecuación de todas las medidas que ayudarán a frenar los casos de silicosis.
Algunas instituciones especializadas publicaban información complementaria, con la que ayudar a establecer estas medidas y otras acciones en el lugar de trabajo.
Por ejemplo, se concretaba el límite de cantidad de sílice que puede haber en el aire respirable a 50 microgramos por metro cúbico en turnos laborales de ocho horas. En caso de una concentración superior, se debe reducir la cantidad de polvo en el aire, para lo que existen diferentes herramientas.
Más adelante, en el año 2021, se publicó la Orden TED/723/2021, de 1 de julio. En ella se concretaba con mucho más detalle y con acciones más precisas la «Protección de los trabajadores contra el riesgo por inhalación de polvo y sílice cristalina respirables» que debía garantizarse en cualquier empresa.
Es un conjunto extenso de medidas con el fin de prevenir la silicosis y de notificar cualquier posible caso de riesgo de exposición.
Tal es su complejidad, que desde el INS (Instituto Nacional de Silicosis) se consideró apropiado publicar el 13 de diciembre de 2022 una documentación explicativa, llamada «Guía Técnica para la prevención del riesgo por exposición a la sílice cristalina respirable en el ámbito laboral».
Las medidas preventivas que se detallan en estos documentos abarcan las siguientes acciones, tanto para una empresa cuyo trabajo esté vinculado a la industria del vidrio, como para cualquier otra en la que exista riesgo de producir polvo de sílice respirable:
- Es necesario identificar cualquier caso de riesgo de silicosis y aplicar análisis oficiales para establecer su gravedad.
- La empresa debe adoptar las medidas que hagan falta para prevenir o, si es el caso, reducir la exposición existente al polvo de sílice.
- De forma complementaria, también son necesarias medidas de higiene, de protección personal y en caso de que se produzca una exposición accidental ocasionalmente.
- Periódicamente es necesario hacer exámenes de salud y evaluaciones de riesgo.
- Todos los análisis que se efectúen deben estar debidamente documentados.
- Estos datos recopilados deben ponerse a disposición de las instituciones correspondientes como las Autoridades Mineras y el Instituto Nacional de Silicosis (INS).
- Además, se indica la necesidad de mantener la formación entre los profesionales de la empresa y una información transparente.
El INS detalla aún más las medidas en cada punto y, además, también expone el planteamiento para aquellas empresas que puedan aplicarlo, de sustituir o buscar alternativas al uso de sílice cristalina en su trabajo.
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