‘Sáhara Occidental 40 años después’, es un trabajo colectivo editado por Libros de la Catarata que recuerda las cuatro décadas desde que España dejó el territorio hoy en disputa, coordinado por el profesor de Relaciones Internacionales, Isaías Barreñada y la también profesora Raquel Ojeda.
El conjunto de 27 colaboradores que aportan su visión del contencioso está formado por profesores, investigadores e incluso un economista.
También hay quien firma con un bello seudónimo, Violeta Trasosmontes, haciendo referencia a esa zona de Portugal tan olvidada pero tan cercana y que uno conoce tan bien.
Se desarrolla esta investigación universitaria desde disciplinas diferentes, derecho, economía, ciencia política, antropología y relaciones internacionales. No es un libro para los que desconocen el contencioso sino para los ya iniciados.
Varios de los autores forman parte del equipo investigador ‘Políticas territoriales y proceso de colonización/descolonización en el Sahara Occidental’ financiado por la Consejería de Economía y Conocimiento de la Junta de Andalucía que también colabora en la edición de esta obra colectiva.
La visión del libro es básicamente académica, aunque no todos, sí la mayoría, han estado en el territorio ya sea la zona controlada por el Polisario, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) o la parte mayoritaria del Sáhara que domina Marruecos. Hay que aclarar que existen profesores y expertos universitarios que llevan años estudiando y publicando sobre el contencioso que no figuran en este libro mientras sí lo hacen otros que, en algún caso, es la primera vez que abordan la situación concreta del Sahara.
Unos datos previos muy importantes a tener en cuenta, la diplomacia española en el norte de África ha dejado una gran parte de sus trabajos con el tema del Sáhara, cualquiera que conozca el Ministerio de Asuntos Exteriores puede corroborarlo. A pesar de haber dejado el territorio hace cuatro décadas, España ya sea de forma indirecta o, a veces, directa, sigue siendo protagonista.
Otra importante observación, el Sáhara es el tema durante los últimos 40 años en que ha existido un divorcio más importante entre Gobierno y opinión pública española. No existe ningún otro referido a nuestra política exterior en que el sentir popular diga una cosa y los gobernantes hagan otra. A los hechos y encuestas me remito.
Todas las colaboraciones abordan el contencioso aportando algo, en general, con una muy buena documentación y aunque seguro que uno peca de injusto sí querría destacar algunas de ellas por la claridad de posicionamiento y por los argumentos irrefutables desde el punto de vista académico y del derecho internacional que se exponen. En este sentido, muchas de las aportaciones llevan unas conclusiones o epílogos que son muy de agradecer por los lectores de esta obra colectiva. También citaré otros, los menos, que poco aportan.
Así, mencionaré en el lado positivo los del profesor de Derecho Internacional, Juan F. Soroeta, en el capítulo 2 totalmente clarificador sobre todo en sus conclusiones, en especial lo que significa la Minurso y las continuas cesiones que ha ido haciendo el Polisario y como el propio Gobierno marroquí no se fía de sus propios colonos. Soroeta encabezó un manifiesto en 2011 junto a otros 71 profesores de Derecho Internacional de 32 universidades españolas titulado ‘Sahara y Derecho Internacional’.
De igual manera destacar la aportación de Miguel Hernando de Larramendi en el capítulo 20 que refleja muy bien la evolución de la política exterior española sobre el Sahara. A este respecto citar unos datos muy claros, citados pero no desarrollados en su aportación, últimos datos del Real Instituto Elcano, abril de 2015, se preguntaba por la posición de España respecto al conflicto del Sáhara, un 58 % manifestaba apoyar la independencia, un 15 % que sea una región de Marruecos y un 27 % no sabe/ no contesta. Diez años atrás, un 72 % a la independencia, un 16 % región marroquí y un 12 % no sabe/ no contesta.
Otra aportación valiosa en el capítulo 9 ‘Marruecos, reforma política y cuestión del Sáhara’ es la del profesor Bernabé López, amplio conocedor de Marruecos y que en su línea defiende el argumento de la autonomía más amplia posible y que se democratice profundamente todo el país, argumentos compartidos hace poco también por el periodista marroquí Jalid Jamai, -al que cita en la página 124- que critica la alianza con los notables saharauis promarroquíes, “sólo si concedemos una verdadera autonomía que distribuya la riqueza de manera justa y con la democratización de nuestro país a partir de cero, vamos a ser capaces de ganar los corazones de los saharauis”.
El profesor Bernabé López asume que hay que pactar realidades sin prohibir sueños, en referencia al referéndum de autodeterminación. Su posición es cercana a otro investigador que no participa en el libro, Vicenç Fisas y también se refleja en el informe del Instituto Elcano de octubre de 2015 sobre las relaciones España-Marruecos, páginas 121 a 128, donde participa el propio López junto, entre otros, al profesor y coordinador del libro, Isaías Barreñada.
El capítulo 13, elaborado por el citado profesor Barreñada sobre los territorios bajo control marroquí, es clarificador y utiliza claramente el término ocupación, que tanta polémica ha causado recientemente –detalle que se incluye-. Eso sí, se echa en falta al hablar de la cultura el tema del idioma castellano (el papel que debería jugar en ambas partes el Instituto Cervantes), al igual que toda la huella arquitectónica española abandonada o desaparecida, en una zona donde hasta 1975 sólo se oía español y hassaní, el dialecto saharaui, pero jamás el francés y el dariya, idiomas hoy dominantes.
Precisamente, hay detalles erróneos de bulto que corregir, pie en la página 183, no es Dakhla, sino Dajla, -antigua Villa Cisneros- increíble que critique al ocupante marroquí y utilice su lenguaje, desconociendo los nombres de las ciudades saharauis en español, siendo además coordinador del libro. En cuanto al detalle del partido de fútbol, sé algo del tema, el equipo no era ‘del norte’ sino del sur marroquí, baste ver donde está Mohamedia dentro de Marruecos.
En todo caso el profesor debe tener algún problema con la geografía y los puntos cardinales, ya que dos páginas antes, en la 181, al abordar la vuelta de saharauis de los campamentos de Tinduf al territorio controlado por Marruecos –se calcula que son entre 5000 y 8000 los aidín, los que vuelven- menciona que han reforzado «una identidad diferenciada del resto de los residentes procedentes del norte de Marruecos». El norte de Marruecos es el antiguo Protectorado español y, desde luego, la mayoría de los colonos, se lo aseguro, son del sur marroquí, no del norte.
Error que se repite en la otra coordinadora, Raquel Ojeda, -con una aportación conjunta con Angela Suárez en el capítulo 10 sobre la nueva regionalización y el Sahara-. En la página 143 aparecen términos como Layún, Boujdour o Dakhla. Y yo, ingenuo de mí, que creía que este era un libro en español y que las ciudades fueron fundadas por españoles. Sonrojante sin duda, esta no traducción del nombre de las ciudades que además otros muchos autores en el libro, y muy acertadamente, sí lo hacen. Y se supone que estos son profesores universitarios españoles y no franceses.
El resto del contenido, correcto, abarcando muchas perspectivas del Sahara y aportando un dato en el capítulo 17 referido a la relación entre Argelia y el Frente Polisario muy clarificador y que muestra, en contra de la propaganda marroquí, que el Polisario no fue creado ni mucho menos por el régimen argelino. Clarificador también el capítulo 4 sobre la RASD, un estado en el exilio, elaborado por dos profesores de México.
Llamativos dos capítulos, el 6 sobre las mujeres saharauis –buena aportación sociológica de Vivian Solana– y el 22, sobre la relación de Canarias con el conflicto saharaui, detalle importante al ser la zona española más cercana al territorio. Su autor es José Abush Tarbush.
A mi juicio, decepcionantes las aportaciones de los capítulos 15 y 19. En el primer caso, la profesora Laura Feliu sobre ‘Estados Unidos y el Sáhara’ no cita los antecedentes con el papel determinante del que ha sido definido como el ‘mayor criminal de guerra que anda suelto’, Henry Kissinger, -verdadero muñidor junto con Hassan II de la invasión del Sáhara y la creación del muro con ayuda estadounidense y, quién lo diría, israelí- y que declaró, “yo no he leído en ningún sitio la necesidad de que surja un nuevo estado sobre el mapa”. Desde 1975, que cuente los nuevos estados creados, alguno de forma artificial por su propio país como es el caso de Kosovo –como se sabe, no reconocido por España-.
Ni una mención de Feliu al centro Robert F. Kennedy y su papel interno y externo en Estados Unidos a favor de los derechos humanos en el Sáhara, ni al fugaz encuentro entre Obama y Abdelaziz e incluso se cambia en la página 208 el nombre del expresidente, Ronald Reagan como Donald (sic). Respecto a que Estados Unidos no acepta la soberanía marroquí en el Sahara y Francia sí, sin comentarios. Como se sabe, ningún país del mundo reconoce esa soberanía, otra cosa son las leyes que se aplican que son las marroquíes.
En el segundo caso, la relación primavera árabe y campamento de Gdeim Izik de Inmaculada Szmolka, argumentos pobres, explicaciones nada claras y pocas aportaciones. En resumen, de lo más flojo del libro.
Otro apunte, en toda la obra se echa de menos varias cuestiones: referencias a los medios de comunicación y al papel del periodismo de una y otra parte. Hay que recordar que la presencia de medios de comunicación extranjeros y observadores de derechos internacionales en el territorio es prácticamente inexistente debido a su prohibición por las autoridades marroquíes. No obstante, Marruecos presenta unas cifras optimistas, 20.000 personas visitaron El Aaiún el año pasado.
Eso sí, todo periodista extranjero favorable al Sáhara marroquí es muy bienvenido y le rinden pleitesía al igual que, por ejemplo, actores o cualquier otro que defienda esta visión ya sea por convicción propia –los menos- o por lazos familiares o estar a sueldo cobrando miles de dírhams –los más. No se olvide la gran aportación monetaria que le supone a Marruecos todo lo referente al Sáhara donde ahora se quiere buscar financiación de los ricos países del Golfo que acaba de visitar el rey Mohamed VI .
Tampoco hay apenas mención a un país vecino importante en el conflicto, Mauritania. Hay que recordar que firmó los Acuerdos de Madrid, que ocupó el territorio y que hoy reconoce a la RASD. Se escribe de Francia, España, Unión Europea, Estados Unidos, Argelia… pero nadie repara en Mauritania de donde son originarios miles de saharauis.
Asimismo nadie menciona en el papel otra posible solución que, sotto voce, siempre se ha citado, la partición del territorio, nadie se escandalice, ya que lleva 40 años dividido, primero por Marruecos y Mauritania siguiendo los acuerdos de Madrid y luego, tras el abandono mauritano en 1979, con el actual muro que separa a los propios saharauis.
Otra ausencia significativa es precisamente un simple mapa que refleje la situación actual del territorio. Si bien hay tablas explicativas en varios de los capítulos, en concreto el 12, ‘Explotación de los recursos naturales del Sáhara’ y los tres últimos que hacen referencia al papel de España y componen la quinta parte, capítulos 20 al 22, no existe un solo mapa que hubiera sido bastante útil para el lector.
Por otra parte, este libro coincide con la campaña de propaganda del ministerio de Comunicación marroquí para reclutar a 5000 jóvenes, entre 20 y 40 años, tanto en Marruecos como en el extranjero, para la defensa en todos los foros y redes digitales del Sáhara marroquí. La inscripción se inició el pasado día 7 y termina el 30 de abril. «Hay que hacer frente a los adversarios de Marruecos en esta área», explica el ministerio incidiendo en que la defensa abarcará todo el mundo e idiomas y que se trata de persuadir con los argumentos a favor del Sáhara marroquí.
En este sentido, fue en el Foro Internacional ‘Entre dos orillas’ celebrado a finales de marzo en la localidad marroquí de Tarfaya, muy cercana al Sáhara, (localidad con la que el puerto del Rosario en Canarias quiere enlazar por vía marítima) donde el ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno marroquí, Mustafa El Jalfi, presentó la obra titulada ‘Sahara marroquí, realidades e ilusiones’. Este libro, explicó, es una guía «para la defensa de la cuestión nacional que expone las ilusiones del discurso separatista hostiles a la unidad territorial, mientras lo refuta con argumentos históricos, jurídicos y prácticos». Ya se está distribuyendo además de en territorio marroquí, entre la colonia inmigrante en Europa.
El libro, presenta más de cien argumentos «para contestar 11 tesis realizadas por los separatistas, incluida la que se alega que el Sahara fue objeto de liquidación cuando este territorio fue abandonado en 1975 o el que dice que el Sáhara no es marroquí, mientras que los convenios internacionales (más de una docena) que data de tiempos precoloniales y vínculos de lealtad refutan estos argumentos», dijo El Jalfi.
El Foro Internacional en Tarfaya también sirvió como «espacio académico para refutar las tesis erróneas realizadas en torno a la historia del Sahara marroquí». Acudieron representantes de la facultad de Letras de la Universidad Mohamed V de Rabat, así como de universidades españolas, Barcelona, Sevilla y Las Palmas. Las ponencias eran ‘Las posiciones de España a la contra de la política de Gran Bretaña con respecto a Marruecos durante la segunda mitad del siglo XIX’, ‘ La marroquinidad del Sahara marroquí: las pruebas extraídas de los archivos’, ‘El Sahara y España 1960-1975’, ‘El idioma español en el Sahara marroquí’ e ‘Influencias de la lengua española en el dialecto hassani: los aspectos lingüísticos y expresiones sociales’.
Llaman la atención las últimas dos ponencias, como es conocido, el idioma español, junto lógicamente el hassania, sirve de resistencia para todos los saharauis tanto en Tinduf como en el territorio controlado por Marruecos, cuya televisión regional apenas emite programas en español.
- ‘Sáhara Occidental 40 años después’ Varios autores
Editorial Libros de la Catarata
Precio: 20 euros
Presentación, Cinco partes con 22 capítulos y referencia sobre los autores.
318 páginas.