El escritor checo Karel Čapek (1890-1938) dramaturgo, periodista y activista político, es uno de los autores que, con metáforas y alusiones en toda su obra, se puede relacionar con lo que la sociedad mundial está viviendo con la pandemia del coronavirus.
El novelista es conocido por ser el inventor justo hace un siglo de la palabra ‘robot’ (según algunos, del término ‘r´b’ del antiguo eslavo y que significa esclavo, o bien del checo ‘robota‘, servidumbre o trabajo pesado y de verbo ‘robit‘, hacer trabajar).
Fundador del teatro Vinohradsky, en Praga, el gran éxito de su obra teatral R.U.R. (Robots Universales de Rossum, 1920, estrenada en 1921) popularizó el nacimiento de la palabra robot. De hecho, los que visitan su tumba en Praga dejan pequeños robots de juguete.
Es una de las obras traducida a numerosos idiomas y que inicia la primera de sus distopías y trata de una historia apocalíptica donde los robots eliminan la existencia humana.
A esta muestra hay que añadir otras que se pueden relacionar con lo que está ocurriendo, como su obra de teatro ‘La peste blanca’ de 1937 (Bilá nemoc, la enfermedad blanca, en su original checo). Su contenido tiene un carácter antifascista, señala a un líder belicoso y nacionalista cuyo plan es invadir un país más pequeño (lo escribe poco antes de la invasión nazi de Checoslovaquia).
Pero aparece una extraña enfermedad llamada ‘la peste blanca’, la piel y los cuerpos se tornan blancos. Detalle muy curioso y actual, la enfermedad proviene de China y afecta a las personas mayores de 45 años. Un médico descubre la cura pero tiene una condición, parar la guerra.
Existe una adaptación cinematográfica con el mismo título, ‘La peste blanca’ en blanco y negro, restaurada hace poco, con subtítulos en inglés, dirigida y protagonizada –es el doctor Galén- por el director checo Hugo Haas (1901-1968). Se estrenó en diciembre de 1937, mismo año que se publicó la obra y tuvo entonces un gran éxito de público.
Pero hay más detalles que relacionan al autor con la actualidad porque en 1931, en una columna para el diario Lidole Novony (Noticias del Pueblo), da una serie de consejos ante la gripe. En este medio posteriormente, de 1935 a 1936, publicaría por entregas su segunda obra distópica, ‘La guerra de las Salamandras’.
Menciona que da consejos “no expertos pero bien intencionados” siendo algunos bastante actuales ante la pandemia que se está viviendo. Entre ellos: “Una vez que tengas fiebre, quédate en casa y acuéstate pero lo más importante es que no estés entre las personas” añadiendo que no hay que “temblar y lamentar” que tienes gripe.
“Cuando ya estés enfermo, coge un buen libro y léelo” aconseja, además de no decirle a nadie lo que es la gripe ni la “publicité innecesariamente” porque esto crea dificultades a todos los hipocondríacos “que aún no tienen tos ni resfriado y tienen miedo de respirar para no inhalar ningún bacilo”.
En cuanto a ‘La Guerra de las Salamandras’ –muy aconsejable la edición ilustrada aparecida justo hace dos años, de la editorial Zorro Rojo-, estos animales se inician como servidores pero al final se hacen, poco a poco, dueños de los mares y cercan al ser humano. También encierra una moraleja contra el nazismo entonces en auge.
Por último como símíl también de la actualidad, señalar que Capek murió de una neumonía, un edema pulmonar en el Día de Navidad de 1938. Sufría desde los veintiún años la enfermedad de Bechterew, un mal con patología inflamatoria crónica que ataca principalmente a la columna vertebral.
Su muerte, producida tres meses antes de la invasión nazi de Checoslovaquia, frenó la distribución de sus libros. Su hermano Josef, pintor y autor de dibujos (ilustró su libro ‘El año del jardinero’ 1929), murió en un campo de concentración en 1945 y fue también quién le ayudó en la búsqueda del término robot.
Las obras de Čapek, antifascista declarado, se tuvieron que ocultar durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial, logrando reimprimirlos en cortos periodos durante la posguerra. En español está traducida la mayoría de su obra.