Cada libro que publica este joven escritor colombiano es un éxito y recibe un premio. Nacido en Medellin en 1962, Jorge Franco estudia literatura en la Universidad Javeriana y luego cine en Londres, y entretanto escribe y recibe premios.
Cuando publica Maldito amor, una selección de cuentos, gana el Concurso Nacional de Narrativa Pedro Gomez Valderrama y con su novela Mala Noche obtiene el primer Premio en el XIV Concurso Nacional de Novela de la Ciudad de Pereira y luego es finalista en el Premio Nacional de novela de Colcultura. La fama llega con su novela Rosario Tijeras, gana la Beca Nacional de novela del Ministerio de Cultura y en España lo galardonan con el Premio Dashiell Hammet 2000. La obra se traduce a 15 idiomas y da el salto al cine y a la televisión.
Rosario Tijeras se estrena como película y como serie televisiva por los canales de Estados Unidos. Esta superprodución bate records y su protagonista, llamada Tijeras, por amputar a su amante con dicho instrumento, cautiva la teleaudiencia. Tambien tiene éxitos con su novela Paraíso Travel, una de las películas más taquilleras de Colombia.
En el 2006, escribe Melodrama y enseguida se adapta al teatro. Con su novela Santa Suerte, publicada en 2010, su carrera se consolida internacionalmente. En 2014, recibe el Premio Alfaguara por su novela El mundo de afuera.
Actualmente, escribe artículos para revistas nacionales y extranjeras, dicta cursos, lo invitan a ferias y universidades de diversos países. Fue, en el marco de la Feria Internacional del libro de Miami, que lo entrevisté. Nos citamos en un escenario perfecto: la libreria Books and Books, que tiene un bello patio, con plantas, café, música y libros. Ni bien nos vimos, nos tratamos como viejos amigos. Hablamos de cine y literatura y aquí esta su testimonio:
Jorge Franco: Yo desde niño tuve una fascinación muy grande por el cine, en el colegio pasaban películas todas las tardes. Y aunque intenté varias cosas en la vida, finalmente conseguí ir a Inglaterra a estudiar cine y allí, curiosamente, descubrí la literatura. Me tocaba escribir bastante, reportes, guiones y me sentía feliz escribiendo, además, era buen lector. Junto con mi pasión por el cine, leía muchísimo, la literatura también estaba conmigo.
Adriana Bianco: Ahora que me cuentas el inicio de tu vocación. Yo encuentro un paralelismo entre tu vida y la del escritor argentino Manuel Puig, de quien fui muy amiga. Puig tenía una obsesión con el cine, estudió en Cinecitta en Italia y terminó siendo un gran escritor. Él como tu, se dio cuenta que la literatura tenía algo que el cine no le daba…
JF: Qué suerte que fuiste su amiga! Yo descubrí al estudiar cine, que la escritura tenía que ver más con mi personalidad. Era algo más reposado, individual, el cine es un mundo de locos…
AB: Asi me decía Manolo. El cine es un arte grupal depende de mucha gente.
JF: Sí, eso se me hacía muy difícil. En cambio el escritor depende de sí mismo. Me descubrí de pronto, escribiendo historias que no eran para un guión, que eran narraciones para cuentos, Vivían por si mismas…
AB: Notaste la diferencia entre un guión cinematográfico y un cuento…
JF: El lenguaje es totalmente diferente. Yo siento que el guión es mas instructivo, cuenta como es el personaje, como esta vestido, todos los detalles, es muy explícito. En cambio, en un cuento, tu puedes jugar, insinuar, dejar ideas a medias y el lector va a redondear esa idea. En un guión no es tan importante el estilo, ni lenguaje es fundamental, en cambio en la literatura lo es todo.
AB: Cómo surgió el personaje de Rosario Tijeras? Cómo te inspiraste, fue alguien que conociste?
JF: Yo nací en Medellin, y viví allí hasta los 28 años. Vi toda la transformación de la ciudad. Vi la ciudad tranquila, apacible, que aparece en mi novela El mundo de afuera, y fui testigo de la violencia, la guerra del narco, vi la ciudad que crece y se deteriora y donde aparece Rosario Tijeras. Todo eso yo lo viví.
El personaje tiene base real, aunque no existió una mujer así, existieron muchas jóvenes comprometidas con la vida de pandilla y el narco, ya como amantes, como sicarias, o como mujeres que participaban en la logística de la droga. Yo creo que fusioné varias jóvenes en una. Tomé de distintas mujeres diferentes aspectos y los uní.
Además, esa novela era un compromiso que yo tenía con mi ciudad, con mi época. Yo escribí Rosario Tijeras cuando vivía en Bogotá, eran recuerdos, experiencias vividas. Yo sabía que en algún momento, como escritor iba a tener que tocar el tema de la violencia, esos años de barbarie que vivió mi país.
Encontré testimonios de chicas que estaban en la cárcel, leí una serie de entrevistas, comencé entonces a elaborar el personaje, y me fui a conocerlas: qué tanto podían parecerse a mi personaje, cuánto me aportaban, hice una búsqueda, una investigación, volví a Medellin con ojos de escritor, recuperando los barrios, el acento, el aroma, el paisaje. Cuando vas a un lugar, con la intención de la escritura vas con otra mirada.
AB: En Rosario Tijeras hay mucha acción, violencia, la narración fluye, pero tambien esta novela El mundo de afuera, evoca la violencia, el secuestro, las pandillas de tu tierra natal. Son recuerdos de tu infancia? Un amor imposible?
JF: Si,es una evocación de una época en Medellín, el secuestro sucedió, fue en 1971. Empiezo a contarlo un poco antes. Yo lo relaciono con una historia de amor en Berlin. Esa historia tiene una base real. El secuestro sucedió, el castillo existe en Medellin, es un edificio increíble, el señor vivía allí, y tuve el privilegio de ser su vecino. Para un niño tener un castillo a dos cuadras de su casa…Imaginate lo que significa! Era una ventana a la imaginación…
AB: Qué fascinante! Es un poco surrealista. Y el señor era wagneriano y amaba la música, como en tu novela?
JF: Era operístico, amante de la música y un poco anacrónico, tenía pajes cuando nadie ya los tenía, se transportaba en la única limusina que había en Medellín. Era una persona muy querida en la sociedad porque era un benefactor, ayudaba, la familia tenía negocios textileros. La novela, por lo tanto, tiene una base real, cuando yo viví en Medellín, la hija Isolda, ya había muerto, pero yo ejerciendo el derecho de la ficción muevo las fechas y la incorporo a la narración y a través de ella puedo desarrollar una línea mas poética, casi de cuento de hadas.
AB: Isolda en la novela representa la pureza, la inocencia, la fuerza de vivir…
JF: Es un poco el contraste entre esos dos mundos que existían en Medellín. Ese mundo de adentro de una ciudad industrializada y civilizada, rural y apacible, y paralelamente una ciudad marginada, violenta, con la aparición del narcotráfico que fue destruyendo todo.
AB: También hay varios planos linguísticos en la novela. Manejas muchos diálogos, la jerga de los pandilleros, el lenguaje coloquial, el habla de los marginados.
JF: Sí, porque el lenguaje es una herramienta para informar al lector y ubicarlo. Por lo tanto tomo muy en cuenta esta cuestión del lenguaje. Me siento cómodo con el diálogo, es por mi costumbre con los guiones. Recurro al diálogo por lo que aporta al lector para que complete la historia. La literatura es un trabajo que se hace en conjunto entre el escritor y el lector, por eso hay que darle indicios al lector, para que participe.
AB: Hay un gran dinamismo en la novela, como si fueras de secuencia en secuencia, supongo que por influencia del cine.
JF: Supongo que si, aunque esa influencia no es consciente, el cine me influye.
AB: Qué es para ti la literatura y qué es para ti el cine?
JF: Yo, siempre los he visto como dos viajes diferentes. Un viaje hacia adentro y un viaje hacia afuera. La literatura te permite hacer un viaje introspectivo, hacia adentro, la literatura te trae los sentimientos de los personajes. Mientras que el cine es un viaje hacia afuera, un trabajo del actor para comunicar esos sentimientos. En el cine tienes el movimiento, el paisaje, el sonido, la imagen, todo junto.
AB: En simultaneidad, mientras que en la literatura hay un desarrollo temporal dictado por la palabra.
JF: Son dos viajes que muchas veces se complementan el uno con el otro, es un matrimonio entre cine y literatura que tiene un propósito: contar historias.
Para que haya una film tiene que haber la génesis de una historia. En el caso de la película Rosario Tijeras, yo conocía a la actriz colombiana, enfrente mío sacó la novela y estaba llena de marcas, entró al personajes a través del libro, que le permitía ese viaje interior para crear su papel y lo logró muy bien.
AB: Participas en los guiones de tus películas?
JF: En algunos casos si, en Rosario Tijeras los mismos productores me pidieron que interviniera, que hiciera una adaptación de los diálogos al habla colombiana, porque el guionista era un argentino, el escritor Marcelo Figueras, pero no toque el guión.
En cambio, en Paraíso Travel trabajé en el guión de esa novela sobre la inmigración que es también una historia de amor, porque a mi me gusta contar historias de amor.
AB: Lo haces en El mundo de afuera, la historia de amor es el centro de la narración, y creo que hay dos historias de amor, hay un paralelismo, entre la historia del padre y la de su hija y el pandillero, son dos enfoques generacionales y dos épocas.
JF: Es verdad, es el amor lo que genera todas esas situaciones, toda esa clase de sentimientos, de acciones, me gusta contar historia de amor.
AB: Observo en tus novelas el cambio de la imágen femenina, de la mujer tradicional a la mujer super liberada.
JF: Fueron unas décadas muy importantes, la década de los 60-70, de grandes cambios, se generaro muchos sueños y utopias…
AB: El Hippismo, el existencialismo, la revolución cubana…
JF: Y los cambios en la mujer, liberada, con sus minifaldas. Yo lo cuento porque cuando yo era niño todo eso aparecía.
AB: Tu nos das testimonio de una Colombia en cambio, desde dentro, como un testigo que vivió los hechos, las pandillas, el narcotráfico.
JF: Vivido y recordado desde la nostalgia, porque es mi infancia, una época muy importante en nuestras vidas. Creo que los escritores tenemos un compromiso con nuestra infancia y en algún libro recuperamos esa edad.
AB: La Edad de Oro de Marti, el Paraíso Perdido de Byron. Cuál sería el rol del escritor en esta sociedad, en esta época?
JF: Es complicado porque nuestra sociedad esta muy impactada por los medios, el internet, los juegos audivisuales que son lo que cautiva a los jóvenes y parece que esto de contar historias, no tendría mayor sentido. Pero nosotros, los escritores, escribimos una historia como testimonio, aunque sea ficción, y la ficción a veces, se vuelve mas contundente que la propia realidad. Recreamos la vida humana desde lo cotidiano, desde el sentimiento. Porque el arte y la literatura, tienen espejos donde el lector se ve. En nuestra vida tuvimos esos momentos reveladores al leer un libro.
Mi propósito es contar una historia bien contada. Hay que ser honesto con su oficio y con el lector y contar lo que uno sabe y contarlo con humildad, a veces esa narración tiene efectos secundarios, positivos, diversos, pero siempre hay un efecto que se produce. El espejo esta ahí y se crea una magia entre el libro y el lector.