David Beorlegui[1]
La transición política en España tuvo lugar en medio de un ingente esfuerzo de movilización por parte de toda una serie de nuevos actores que desempeñaron un papel fundamental como motores del cambio político.
El despertar de toda una serie de movimientos sociales y organizaciones de carácter radical supuso la aparición de nuevos actores políticos que resultaron fundamentales para hacer fracasar las tentativas continuistas esbozadas por parte del poder político franquista. Estos grupos, sin embargo, no consiguieron extender sus movilizaciones hasta el punto de provocar la caída del régimen, por lo que tuvieron que hacer frente a una solución negociada con una parte de la élite dictatorial, que defendida también por algunos opositores, terminó por imponerse con el tiempo.
En 2017 sigue pendiente el reconocimiento de la labor desarrollada por miles de hombres y mujeres, en su mayoría anónimos, para acabar con la dictadura, así como por el intento de llevar a cabo toda una serie de procesos de transformación radical, dirigidos a obtener una mejora cualitativa de la vida social y personal, con un caudal de ilusión desconocido hasta esos momentos.
Se trata de una reivindicación necesaria, como también es necesaria la denuncia de la función legitimadora que ha desempeñado buena parte de la historiografía de la transición con respecto al apuntalamiento del sistema político generado entonces. Tal y como han planteado distintos trabajos, la izquierda radical y los movimientos sociales, situados en el centro de las movilizaciones y acontecimientos que se narran, han ocupado un lugar marginal, cuando no han sido directamente invisibilizados en la mayoría de los relatos sobre la transición.
Más de tres décadas después, nuevos interrogantes se han añadido al estudio de un período que resultó determinante para la configuración del sistema vigente, y se propone en consecuencia una reflexión colectiva sobre los principales hitos y logros de ese tiempo, pero también sobre sus consecuencias indeseadas y las limitaciones del modelo político que vino a sustituir al régimen dictatorial de Franco.
Una iniciativa en este sentido es la organización de un congreso que trate sobre “Las otras protagonistas de la transición: izquierda radical y movimientos sociales”, con el objetivo de aunar la pasión de la militancia y experiencia con el rigor y la profundidad en los análisis, en el convencimiento de que existe una necesidad social de proceder a nuevos abordajes sobre un período fundamental de nuestro pasado más reciente.
La necesidad de adoptar una perspectiva crítica y de hacer un relato más inclusivo ha motivado que se pidan propuestas y textos de tipo testimonial y autobiográfico. El pasado reciente nos pertenece a todos y todas y apostamos por la incorporación de nuevas voces y por el diálogo abierto entre disciplinas como vía más adecuada para construir memoria histórica. El futuro pasa por conocer, recuperar y actualizar una parte del significado del pasado que se ha visto sustraída por sectores políticos y académicos. Esa operación de restitución pasa por el seguimiento un hilo invisible que ha tejido la historia durante los últimos cuarenta años, yendo de lo individual a lo colectivo y siendo capaz de vincular distintas generaciones a partir de un común anhelo de emancipación.
- David Beorlegui es miembro de la comisión organizadora del Congreso “Las otras protagonistas de la transición: izquierda radical y movimientos sociales”.