Investigadores españoles del proyecto DADOS, han realizado un estudio cuyo objetivo es analizar la influencia de la práctica de la actividad física, el bienestar psicológico y el rendimiento académico durante la edad crítica de la adolescencia.
El proyecto DADOS, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y la Universitat Jaume I de Castelló, y llevado a cabo por el grupo de investigación LIFE de la UJI en colaboración con investigadores de la Universidad de Almería, Universidad de Castilla-La Mancha, Universidad de Cádiz y la Universidad de Zaragoza, ha averiguado importantes vinculaciones entre la calidad de vida, el insomnio y la baja actividad física, con un bajo rendimiento académico de los jóvenes adolescentes.
La calidad del sueño, la dieta mediterránea, y la resistencia cardiorrespiratoria influyen y determinan el rendimiento académico y la cognición durante la adolescencia. Los efectos derivados de la práctica regular de ejercicio físico, sumado a la adopción de un nivel de vida saludable; dieta mediterránea, cero alcohol, tabaco y otros tóxicos, determinan la salud física y la cognitiva en la etapa de la ESO y el Bachillerato.
Tras ser practicados varios análisis de sangre, test de condición física de los adolescentes, así como valoraciones antropométricas, otros cuestionarios así como mediciones de acelerómetros que llevaron los chicos durante las pruebas, se pudo medir de manera objetiva la actividad física global, así como los patrones de sueño. Cuando este no es bueno ni continuo, el rendimiento académico baja. A este dato hay que sumar las horas de sueño que los adolescentes le restan al descanso por el abusivo uso de Internet en dispositivos electrónicos: tabletas, móviles u ordenadores.
Estos trabajos que se han publicado en Jornal de Pediatría, Acta Pediátrica, y European Journal of Pediatrics, evidencian que la adherencia a la dieta mediterránea mejora el rendimiento académico y la calidad del sueño, y muestra una relación positiva entre la capacidad de resistencia cardiorrespiratoria y el rendimiento académico de los jóvenes, y sugieren que la composición corporal tiene un efecto mediador clave en esta asociación.
De ser confirmados estos estudios con otros más adelante, podrían tener, desde el punto de vista educacional y de salud pública, un importante impacto que se tendría que considerar para mejorar el desarrollo de los adolescentes y, con ello, prevenir el fracaso escolar mediante la promoción de hábitos de vida saludables. El desarrollo general en la infancia y en la adolescencia, con estas pautas, contribuye a la estabilidad de los jóvenes en la edad adulta, y les permite tener regulado tanto el sueño como la nutrición, para la mejora del rendimiento académico y laboral a lo largo de su vida.