“Me encontré con que había pintado una pared, un muro, lo cual se relacionaba a la vez con mi nombre”, Antoni Tàpies
Es un privilegio visitar la exposición del maestro barcelonés Antoni Tàpies, en el PAMM, Pérez-Museo de Arte de Miami, con su nuevo y bello edificio, creación de los arquitectos suizos Herzog & de Meuron, cuyo programa de actividades incorpora importantes muestras internacionales, como el caso de esta muestra de 50 obras (pinturas, ensamblajes y objetos), que abarca todos los períodos de la larga carrera del artista, hasta su muerte acaecida el 6 de febrero de 2012, en coincidencia con la inauguración, a manera de homenaje.
La Muestra, sin ser exhaustiva, presenta un panorama de los 70 años de la labor artística del maestro. Esta retrospectiva fue organizada por el Museu Nacional d’Art de Catalunya, la Fundació Antoni Tàpies, la experta curaduria de Vicente Todoli y del jefe curador del PAMM, Tobias Ostrander, siguiendo un concepto cronológico que abarca: trabajos tempranos de influencia surrealista, las décadas del 50 y 60 donde se afianza el Informalismo, los 70 con la fuerza de la pintura matérica y ensambles, 80 y 90 con la expresión del “arte pobre” y aspectos del Conceptualismo, hasta terminar con obras del 2000, últimas creaciones donde el artista alcanza a reunir en su estética, las percepciones sensibles con las consideraciones del pensamiento.
Antoni Tàpies, es uno de los máximos representantes del Informalismo y uno de los maestros de la pintura moderna Española, además de ser un teórico del arte, con varios libros entre ellos La practica del’art.
Envoltoria. 1994. Tecnica mixta y ensamblaje s obre madera., Arriba, vista de la sala de la exposición.
Nacido en Barcelona en 1923, vivió y participó en los movimientos de la Vanguardia del siglo XX, dentro de la Abstracción, conjugó elementos simbólicos, innovó con técnicas mixtas y materiales no tradicionales dando textura a sus cuadros y realzando aspectos del color con percepciones cromáticas que agudizan la espiritualidad y las interrogaciones sobre la condición humana. Ha recibido numerosos premios internacionales y su obra se encuentra en museos de Europa, Oriente y Estados Unidos.
“Conocí a Tàpies en Barcelona -recuerda el artista cubano Baruj Salinas– era un hombre reflexivo, callado. Lo vi varias veces en su estudio, lleno de arena porque él trabajaba la arena con resina, escribió a cerca de sus técnicas. Además, él se llamaba Tapies que significa muro y escribió sobre el muro, en autoreflexiones. Esas cruces que aparecen en sus cuadros son en realidad T, la T de Tàpies, el no era religioso pero era un enamorado del Budismo Zen y su obra refleja ese sentimiento filosófico y espiritual. Tàpies era un artista dedicado a su obra, un apasionado del arte.”
Pasión secreta que descubre joven, frente a una enfermedad extrema, que lo lleva a replantear su vocación. Siendo autodidacta encuentra el camino de la transformación visual, se vincula al Surrealismo en sus primeras concepciones artísticas, para llegar a su singular lenguaje donde, dentro de la abstracción, juega elementos figurativos y desarrolla técnicas propias, incluyendo fuerte presencia matérica.
Tobias Ostrander comenta, en la visita guiada, como esta intencionalidad de la materia se ve en los trabajos tempranos, poniendo énfasis en elementos “pobres” o reciclables: telas, maderas, arena, resinas, y como estas visiones texturizadas, influyen en las nuevas generaciones de artistas, creando tendencias y nuevos caminos.
Tàpies pertenece a la época de la Post-Guerra, la Era Atómica y el Existencialismo, se compromete con el nacionalismo catalàn y su terruño. Si bien en la obra de Tàpies hay un entramado filosófico enraizado en el Existencialismo de Jean Paul Sartre, su pensamiento evoluciona bajo la influencia de las religiones orientales y aunque su obra no pierde esa angustia existencial, la paleta baja, se tonaliza y produce un repliegue visual de introspección.
Detalle de Diptico. 1984. Tecnica mixta, con arena.. Arriba, los curadores Tobias Ostrander y Vicente Todoli
“Es maravilloso presentar la obra de Tápies en Miami” -observa Vicente Todoli y uno de los primeros directores del Museo de Arte Moderno de Valencia IVAM- “porque esta ciudad es cruce de caminos entre las Américas y España, y centro multicultural.”
La Fundació Antoni Tàpies estuvo representada por su directora, Laurence Rassel quien nos dijo: “La Fundación fue creada por decisión el artista, en 1984, y se abrieron las puertas en 1990, en Barcelona. Es un edificio histórico porque es una antigua casa editorial. Tàpies quería recuperar el patrimonio histórico, quería dar a Barcelona un espacio donde la gente encontrara la representación de los movimientos artísticos. La biblioteca basada en su propia biblioteca, es muy importante porque contiene libros de arte occidental y de arte orientales, manuscritos, documentos. La Fundación tiene un doble objetivo: Difundir el arte y el pensamiento moderno y por otra parte, exponer los trabajos del maestro, una colección de más de 300 obras, que Tàpies donó de manera muy generosa”.
Esta exposición en el PAMM nos permite gozar de la maestría de este artista y de sentir la extraña sensación del “muro”, símbolo del ser, lo que somos cada uno de nosotros, muros inexplicables, incógnitas, pero también signos de la esencia de la vida y la muerte. Toda obra de arte auténtica nos lleva siempre a reflexionar sobre el sentido de la vida.
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