Según los datos de un estudio recopilado por varias universidades a lo largo de dos décadas, el incremento del cáncer en la sociedad se da en situaciones de crisis de forma exponencial. Esto, junto con los ingresos medio bajos de la población que no puede acceder al sistema sanitario de salud pública, repercute en el incremento de la enfermedad como consecuencia del estrés, la angustia, la ansiedad, el diagnóstico precoz, el retraso del tratamiento y otros factores analizados.
El colapso económico, la burbuja inmobiliaria, el paro continuado de mayores de 45 años y la crisis financiera mundial, han sido factores que han conmovido a los ciudadanos y les han llevado a una pobreza extrema; pobreza trabajando, situaciones familiares complejas, además de un incremento de las enfermedades comunes. Éstas, sumadas a las propias de la edad, además de las generadas por factores inmunológicos, aún no definidos, han sido barajados en el estudio científico publicado en The Lancet, en universidades de Oxford, Harvard y Londres.
La suposición ha dado un resultado verídico al confirmar que el desempleo y el gasto público en salud están directamente asociados a la mortalidad por cáncer, cita el Dr. Maruthappu, investigador del Colegio Imperial de Londres y unos de los autores del estudio.
Los científicos manifiestan que el vínculo causa-efecto subraya que los países sin cobertura sanitaria universal, el acceso a la sanidad y tener un empleo, sugiere que pacientes diagnosticados tarde, reciben o no reciben un tratamiento que va ya con retraso. Eso supone que sean muertes adicionales que no tendríamos que contar en el caso de que no hubiera crisis económica y se tuviera accesibilidad al sistema de salud. La crisis económica mundial así como el desempleo en general, ha supuesto en la mayor parte de la población un golpe tremendo que es directamente proporcional a las tasas de mortalidad por cáncer de próstata y colorrectal en hombres frente al de mama en mujeres.
Los datos obtenidos en el análisis representa una estadística de 2106 billones de personas de 75 países que padecen paro respecto de 79 que representan 2156 billones de ciudadanos que están trabajando. En este sentido, el incremento del cáncer de ciudadanos en paro es directamente proporcional a los que no han encontrado empleo a lo largo de cinco años.
Esos cánceres que no pueden tratarse, que cursan con la muerte en menos de tres años, eran superiores a los cánceres tratables, cuyo índice de mortalidad es ligeramente inferior. Es significativo el incremento de 260.000 pacientes de cáncer a lo largo de los años 2008-10 cuando la depresión por la crisis alcanzó su punto álgido.
Un dato importante en España es el retorno al hábito de fumar por la crisis económica. Las personas que habían conseguido dejar de fumar han vuelto a hacerlo y por tanto, enferman y solamente es atribuible a la crisis económica.