Continuación del acento especial

Quienes siguen con regularidad mis publicaciones en Periodistas-es.com, habrán podido notar que en la entrega anterior debí darle continuación al tema de la acentuación especial, tal como lo había prometido; pero por una omisión involuntaria, producto del estrés que genera la tortura a la que estamos sometidos los venezolanos por la irregularidad en el fluido eléctrico y la Internet, le di cabida a otro asunto, que si bien no guarda relación directa con el acento y la tilde, no es menos importante.

Aclaro que esta no es una publicación de índole política; pero la situación de los servicios públicos en Venezuela es de tal magnitud, que en cualquier espacio y lugar hay que decir algo, a riesgo de ser cuestionado sin razón. ¿Por qué sin razón? Porque en este país está consagrada la libertad de expresión.

Pido disculpas y me dispongo a culminar el tema de la acentuación especial, que es uno de los casos en los que los redactores profesionales y no profesionales encuentran dificultades a la hora de escribir.

Hace dos sábados les hablé de los monosílabos, a los que por regla general no se les coloca la tilde; pero que hay excepciones con aquellos que cumplen más de una función dentro de la oración, como “mi” y “mí” “tu” y “tú”; “si” y “sí”; “mas” y “más”; “de” y “dé”; “se” y “sé”, en función de establecer la diferencia entre una y otra forma, dado que por descuido o en el peor de los casos, por desconocimiento, la mayoría de los mensajes que frecuentemente se publican en grupos de WhatsApp y redes sociales están plagados de impropiedades en ese aspecto. Aparecen tildes en donde no deben ir, y son omitidas en casos en los que son necesarias.

Cabe destacar que a fui, fue, di, dio, vi, vio, ti, bien, fe, son, fin, sin, ya, no se les coloca tilde. Es costumbre que en Venezuela y en otros países de América, se escriba “Fé y Alegría” (con tilde en la “e”), quizás para marcar una diferencia entre la palabra FE cuando forma parte del nombre de la referida institución, y su uso en otros contextos. No cuestiono esa diferenciación; pero la fe es una sola en todo lugar. Con que se escriba con inicial mayúscula bastaría para distinguir entre una y otra.

Antes del año 2010, a la ‘o’ se le colocaba tilde cuando aparecía entre cantidades, para no confundirla con el cero: 30 ó 40 personas. Hoy día no se le coloca en ningún caso. Esa era una regla que considero innecesaria, pues con la excepción de los manuscritos, era difícil confundir la o con el 0 en textos mecanografiados o transcritos en computadoras, pues sus formas están claramente definidas.

Pero no solo los monosílabos tienen una acentuación especial. También hay un grupo de palabras que causan dificultades, como los pronombres demostrativos, que se les colocaba la tilde, y ahora no. Antes se decía, por ejemplo: “El reglamento es exigente; pero éste no incluye sanciones”. Hoy el pronombre este no lleva tilde. Igual criterio se aplica para estos, esta, estas, ese, esos, esa, esas, aquel, aquellos, aquella, aquellas.

Frecuentemente se dan casos en los de personas a las que siempre se las ha estimado como conocedoras de la gramática y la lingüística, incurran en el error de tildar los adjetivos demostrativos. En las redes sociales, que son el medio más usado ante la crisis de los impresos, se leen frases como: “En ésta ciudad no se está respetando el uso del tapaboca”; “Ésta mañana ocurrió un accidente en la Autopista Regional del Centro”; “En éste caso no habrá mayores discusiones”; “Por éstas calles abundan los indigentes”.

En los tres ejemplos el uso de la tilde en las palabras resaltadas en negritas, es incorrecto, porque son adjetivos demostrativos, que nunca han llevado ni llevarán tilde, por ahora.

Hay quienes, sin la mínima noción de lo que es un pronombre demostrativo y un adjetivo demostrativo, escriben, por ejemplo: “En está ciudad no se está respetando el uso del tapaboca”; “Está mañana ocurrió un accidente en la Autopista Regional del Centro”; “En esté caso no habrá mayores discusiones”, lo cual impone la necesidad de seguir insistiendo para que los usuarios habituales del lenguaje oral y escrito conozcan lo básico y lo elemental para una escritura medianamente aceptable.

David Figueroa Díaz
David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito. Mantuvo una publicación semanal por más de veinte años en el diario Última Hora de Acarigua-Araure, estado Portuguesa, y a partir de 2018 en El Impulso de Barquisimeto, dedicada al análisis y corrección de los errores más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana. Es licenciado en Comunicación Social (Cum Laude) por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica) de Maracaibo; docente universitario, director de Comunicación e Información de la Alcaldía del municipio Guanarito. Es corredactor del Manual de Estilo de los Periodistas de la Dirección de Medios Públicos del Gobierno de Portuguesa; facilitador de talleres de ortografía y redacción periodística para medios impresos y digitales; miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Portuguesa (CNP) y de la Asociación de Locutores y Operadores de Radio (Aloer).

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